DOS TIPOS AUDACES

¿Es casual que, a falta de un solo motivo de especulación, haya dos similares? Todavía no hubo una definición tajante de Michael Schumacher sobre la imposibilidad de su regreso a la Fórmula 1 cuando Juan María Traverso, en otro universo paralelo, sorprende al ambiente automovilístico argentino con la puesta en escena de una chance para volver a competir.

¿Es casual que ambas especulaciones se superpongan? Anotemos un par de paralelismos. El Flaco va a cumplir 59 años el próximo 28 de diciembre y, cinco días después, el 3 de enero, será Schumacher el que sople 41 velitas. La suma da redonda: un siglo para dos sospechas de regreso. El alemán empezó a correr en karting a los 3 años, en 1972, un año después del debut del Flaco en el automovilismo, y entre ambos retiros efectivos (el de Traverso, en agosto de 2005; el de Schumacher, en octubre de 2006) pasó algo menos de un año. Siete veces campeón: Schumi en F-1, Traverso en TC2000 (además de los seis títulos del TC y los dos de Top Race cuando no era V6). Y equipos fuertes detrás de la posibilidad del regreso: para el alemán fue Ferrari y ahora Mercedes; para el ramallense, el poderoso HAZ.

¿Más similitudes? En Mercedes está Norbert Haug, el mismo que negoció infructuosamente para hacer correr al alemán con la marca antes del traspaso de Benetton a Ferrari; en el HAZ abrevan Alberto Scarazzini, Miguel Etchegaray, Luis Belloso y, ahora que el equipo apunta al TC2000, ronda Oreste Berta (h), la crema de aquel equipo oficial Renault con el que Traverso fuera seis veces campeón entre 1986 y 1993 (las últimas cuatro consecutivas).

En Ferrari quedó Felipe Massa, a quien Schumacher considera su sucesor; en el HAZ está Alejandro Masas, un confeso admirador del Flaco que se hizo de la Chevy con la que Traverso dominó el TC en 1995.

Más allá de lo forzado de la comparación, la encrucijada de ambas operaciones mediáticas (lo que son, sinceramente, hasta que ambos regresos se concreten, si es que ese milagro efectivamente se produce) presume una dimensión en la que la promesa, lo aparente, lo virtual, es tan fuerte como lo real, lo consumado, lo eficaz.

Schumacher se niega a desmentir su retorno. No dice sí, pero sobre todo no dice no. Y deja abierta la puerta en una pretemporada excesivamente abierta, en la que la incertidumbre es la regla, y no la excepción: José María López “tarda” en firmar contrato con el USF1 pero tampoco tienen sus dotaciones completas Renault, Virgin Manor, Lotus, Campos o Sauber, sin olvidar a Mercedes, la butaca que todavía tienta a un alemán que cree desde hace rato que se retiró antes de tiempo.

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Cuando Ferrari lo convocó, cifró su aceptación en la deuda de honor que tenía con el equipo italiano. Lo hacía para no abandonar a las huestes que lo sostuvieron durante once temporadas y le permitieron ganar cinco títulos consecutivos. Si había que hacerle caso, era una cuestión más de sangre que de voluntad propia.

Pues bien, ya no es necesario: Ferrari contrató a Fernando Alonso, que se aseguró muy bien de alejar al alemán de todo lo que tenga que ver con la Scuderia. El contrato de Schumi con el Cavallino Rampante sigue vigente… pero solo en la órbita de una asesoría para los modelos de la industria de serie, de los que Ferrari construye apenas 4.000 por año para elevar sus cotizaciones.

El motivo original para pensar en un retorno, si el mundo ha de atenerse a las razones primeras, ha desaparecido. Apareció uno secundario: Mercedes ya perdió a Seb Vettel y quiere un equipo todo alemán. Adentro está Nico Rosberg y ¿por qué contentarse con Nick Heidfeld? Después de todo, fue Mercedes la que pagó 250 mil dólares en 1991 para que su piloto de Sport Prototipo pudiera debutar a bordo de un Jordan-Ford en el Grand Prix de Bélgica de 1991

En la presentación del Desafío del Año, la competencia entre un TC y un auto de serie (equipado con un motor con arquitectura similar al del impulsor de F-1 de la marca, y no un motor de F-1 como se informó erróneamente), el martes 1º de diciembre, Juan María Traverso negó cualquier posibilidad de volver a correr: afirmó que se había sacado las ganas lo suficiente y que no podía volver a las pistas alguien que, a esta altura, prefería irse a dormir a la hora en que los actuales pilotos se levantaban para irse a correr. Para entonces, ya se sabía de un ofrecimiento del HAZ para probar o para correr; aún así, Traverso negaba la posibilidad.

Dos días después, cambió de idea. Y desató la catarata de efectismo que ya se conoce.

Es que, verdaderamente, la fama es puro cuento. Y cuando los dos decidan sincerarse, ya habrán corrido suficientes ríos de tinta.

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