TEOREMA DE SCHUMACHER

La victoria de Rubens Barrichello en Monza, cortando una racha de seis ganadores distintos en seis Grand Prix consecutivos (Jenson Button en Turquía, Sebastian Vettel en Inglaterra, Mark Webber en Alemania, Lewis Hamilton en Hungría, el propio Barrichello en Valencia y Kimi Raikkonen en Bélgica) tapó lo que, a criterio de este observador, fue la gran revelación del fin de semana italiano, en la que Ferrari no anunció a Fernando Alonso como piloto 2010 porque no sabe quién lo acompañará: ¿Massa? ¿Schumacher? ¿Fisichella?

Como en una demostración matemática, sería ideal echar luz sobre dos aspectos que pasaron un tanto inadvertidos.

(1) Giancarlo Fisichella venía de protagonizar una novela rosa en Spa-Francorchamps. Pole-position con un auto de mitad del pelotón, carrera brillante y con los dientes apretados, segundo puesto final. La novela rosa se hizo roja: invitación concreta para subirse a una Ferrari F60 desde Monza en adelante. Y Giancarlo fue: ¿cómo no ir? Como habría dicho el personaje cordobés de Alberto Olmedo… “E’italiaaaano”. Con más de 200 Grand Priox sobre el lomo, con la experiencia fresquita de la punta dos semanas atrás, Fisi penó con la F60 en Monza, piña incluida en los ensayos del sábado. Largó 14º, terminó 9º sin lustre. No le faltaba conocer los coches del 2009…

(2) Vitantonio Liuzzi no corría en Fórmula 1 desde hacía un año y medio. Por supuesto, tampoco había manejado uno de estos autos modelo 2009 en lo que iba de la temporada. Su contrato de dos años vigente con Force India parecía entrar en rigor recién en el 2010, pero cuando Fisichella mostró la invitación y Ferrari desempolvó las cuentas impagas del equipo indio por la provisión de motores del 2008, a Liuzzi se le hizo un hueco. Sin probar, claro: como Jaime Alguersuari cuando debutó en Hungría, como Romain Grosjean cuando lo hizo en Bélgica. Quizás valga repasar su actuación: 16º en la primera tanda de ensayos del viernes, 12º en la segunda. Séptimo en la tanda del sábado, séptimo en la clasificación, después de haber superado los dos primeros cortes. Entre la vuelta 1 y la 15 del Grand Prix de Italia marcó tiempos más veloces que Fisichella con su F60. Venía sexto, entre Hamilton y Alonso, circulando en la zona de los puntos cuando se quebró un semieje de su Force India.

Lo único que se vio del regreso de Schumacher fueron sus gorritas: hizo 10 mil y se vendían a 20 euros cada una…

Como en un teorema matemático, tomó los enunciados 1 y 2 y digo: no es tan complicado caminar bien en un F-1 modelo 2009 como lo demostró Liuzzi, un piloto de aceptable nivel pero no mucho más; es muy difícil adaptarse a la F60, como lo demostró Fisichella, un piloto de mayor jerarquía, ya ganador de Grand Prix.

Conclusión final: no fue el cuello lo que mantuvo a Michael Schumacher a salvo de su regreso a la Fórmula 1. No fue el cuello.

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