DISFRUTAR EL PRESENTE  no debe hacer olvidar el pasado. No lo olvidó el mexicano  Sergio Pérez al reconocer que “los Hermanos Rodríguez fueron mi inspiración para llegar a la Fórmula 1”.

Los Hermanos Rodríguez que menciona el futuro piloto de McLaren fueron Pedro y Ricardo, los dos pilotos que con el inicio de los 60 comenzaron a hacer conocer a México en el ambiente internacional del automovilismo.

Tal vez escuchaste hablar algo de Pedro, ganador de 2 Grandes Premios de Fórmula 1, imbatible bajo la lluvia y uno de los pocos que pudo dominar al monstruoso Porsche 917 de Sport de principios de los 70. Si nos seguís desde hace tiempo, lo recordamos el año pasado al cumplirse 40 años de su accidente fatal en Nurenberg.

Ricardo es menos conocido para el aficionado común porque apenas se asomó (corrió 5 carreras) a la Fórmula 1. Pero cuentan quienes los vieron, que era más talentoso que su hermano aunque más impulsivo.

Algo que más de una vez también contó Juan Manuel Fangio, a quien supo acercarse Rodríguez en los tiempos que el Chueco impulsaba en Europa la campaña de Juan Manuel Bordeu. Andaba rápido Ricardo sobre los autos y en la vida. A los 10 años fue campeón de ciclismo, a  los 14 de motos, a los 16 ya corría en autos de carrera, a los 18 debutó en Le Mans, a los 19 se casó y además llegó al Mundial de Fórmula 1 y nada menos que con Ferrari. Una muestra de gran precocidad que puede no asombrar tanto en esos tiempos pero que no era común en los 60.

Ricardo no quería estar ausente en el primer Gran Premio de  México, aunque fuera sin puntaje, y por eso ante la ausencia de Ferrari gestionó y consiguió un Lotus 24 del equipo privado de Rob Walker. El 1 de noviembre de hace medio siglo  tenía el mejor tiempo en los entrenamientos en el por entonces Autódromo Magdalena Mixhuca (hoy lleva el nombre de Hermanos Rodríguez) y confiado en que nadie lo superaría se cambió para ir al cóctel de recepción.

De pronto se enteró que John Surtees , su futuro compañero en Ferrari, había bajado ese tiempo. Fue un gran golpe para su alto orgullo competitivo. Por eso volvió a ponerse la ropa de competición para regresar a la pista y mejorar el tiempo del inglés. Ante el enojo de su esposa Sara,  se disculpó con un “lo pruebo una vueltita y vengo, no tardo.... Nunca volvió.  Diez minutos más tarde, el Lotus siguió derecho a 180 K/h.  al encarar la Curva Peraltada, se incrustó contra el guardarail y  lanzó a su piloto contra un poste. Desangrado Ricardo murió en los brazos de su hermano Pedro. Tenía apenas 20 años.

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“Ricardo tenía destino de grande pero nunca de llegar a viejo” destaca Carlos Jalife, el periodista mexicano en un párrafo de su libro “Los Hermanos Rodríguez”, una detallada biografía de los hermanos aztecas. La definición perfecta para lo que fue la corta pero intensa vida de Ricardo Rodríguez.

Por Miguel Sebastián

 

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