EL DRAMA DE JULES BIANCHI, que conmueve a los aficionados del automovilismo del mundo entero, es un triste capítulo en una ya trágica saga familiar.

El abuelo de Jules, Mauro, fue un piloto destacado en Francia durante la década del ’60, aunque no el astro de la familia, un rol que correspondía a su hermano Lucien. Ambos fueron los hijos de un mecánico de Milán que después de trabajar para la Scuderia Ferrari en la preguerra, se mudó a Bélgica a fines de los ’40 para atender los autos del piloto Johnny Claes, un trompetista de jazz que eligió dedicarse a correr coches de Grand Prix y terminó sucumbiendo a la tuberculosis en 1956.

Para entonces, toda la familia Bianchi se había mudado a Bruselas y Luciano había aclimatado su nombre: todos lo conocían como Lucien, nombre con el cual ganó su primera carrera importante, el Tour de France de 1957. Hizo su debut en Fórmula 1 en 1961 mientras Mauro comenzaba a competir.

Las carreras de ambos hermanos tomaron destinos disímiles: Mauro tenía preferencia por los monopostos y llegó a ser piloto de la escuadra oficial Alpine-Renault de Fórmula 3. En esa posición vino a la Argentina a correr en la Temporada Internacional de 1966, en la que tuvo de compañero a un extemporáneo piloto local: Carlos Pairetti, que aprendió en esas cuatro carreras algunos trucos que luego puso en práctica avanzado el año cuando fuera a correr a Europa y se ganara, en Monza, el apodo de Il Matto, superando a sus rivales por la banquina…

 

Jules Bianchi y su abuelo Mauro, sobre un Alpine A220.

 

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Lucien, en cambio, se dedicaba más a los rallies y los coches sport, aunque volvió a incursionar en la Fórmula 1 en 1968, completando una campaña de 19 Grands Prix, cuyo mejor resultado fue un tercer lugar en el GP de Mónaco en esa temporada.

En 1968, risas y lágrimas conmovieron a los Bianchi. Mientras Lucien lograba la victoria en las lluviosas 24 Horas de Le Mans(disputadas por única vez en la historia en el mes de setiembre, a causa de los célebres disturbios del Mayo francés), su hermano Mauro sufría un tremendo accidente a bordo de un Alpine que prácticamente puso fin a su carrera. Alguna vez te contamos esa historia aquí en VA

A Lucien le quedaba escaso hilo en el carretel. En diciembre de 1968, a punto de ganar el extenuante rally Londres-Sydney con un Citroen DS21, sufrió un extraño percance cuando un coche particular lo chocó de frente a pocos kilómetros de la meta. Se rompió una pierna y permaneció dos meses en su casa de Bruselas sin poder manejar.

En marzo, recuperado y cuando Mauro se restablecía con mucho esfuerzo del accidente sufrido seis meses antes, volvió a pilotear. El 30 de marzo de 1969ensayando un Alfa Romeo en el mismo circuito de Le Mans, en la previa de las 24 Horas, Lucien perdió la vida. Ante la brutal noticia, Mauro, ya afincado en Francia, decidió inmediatamente poner fin a su carrera.

 

Una de las últimas fotos de Lucien Bianchi con vida. Sobre el Alfa T33 en Le Mans, dialogando con Carlo Chitti, el mítico director deportivo de la escuadra milanesa.

 

Fue más allá, inclusive. Atormentando por la desgracia de su hermano, desanimó de manera constante a su hijo Philippe a proseguir una campaña en el automovilismo. Este cumplió las recomendaciones lo mejor que pudo. Abrió un restaurant. Pero tocó un extremo como manager de una pista de karting en Antibes. En ella, a los tres años, aprendió a correr su hijo Jules, a través del cual se expresó el reprimido deseo de su padre Philippe.

 

Jules Bianchi y su padre Philippe, en 2006.

 

Jules fue campeón francés de karting en 2006, campeón de Fórmula Renault 2.0 en 2007 y campeón de Fórmula 3 europea en 2009. Para entonces ya había trabado relación con Nicolas Todt, el hijo de Jean (ahora titular de la FIA), quien lo transformó en el primer piloto de la Ferrari Driver Academy. Ferrari lo tuvo como tercer piloto –y Luca Di Montezemolo acaba de revelar que, en caso de que cristalizara el proyecto de tres autos por equipo para la F-1 del 2015, Jules Bianchi habría sido el piloto de ese tercer coche- y paga desde el año pasado su butaca en el equipo Marussia.

Su abuelo Mauro, a los 77 años, lo fue a ver correr en Mónaco, el escenario en el que Lucien, el tío abuelo de Jules, logró su mejor resultado en F-1 46 años atrás y en el que Jules hizo lo propio este año, arribando en el noveno lugar. Ese día, el 25 de mayo pasado, fue uno de gloria pura para los Bianchi.

Difícilmente el abuelo vuelva a ver competir a su nieto.

Por Pablo Vignone

(publicado también en carburando.com)

 

 

 

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