DON JULIO Y OSCAR, EL PUMA

Uno lleva su ya famoso anillo de oro en el dedo meñique, con el «todo pasa» escrito del lado de adentro; comanda el barco del fútbol hacia una estatización que vaya a saber en que puerto anclará; si lo hará, o naufragará en el intento arrastrando a millones de argentinos que bancarán el salvataje y el rompimiento unilateral del contrato con Torneos y Competencia (Televisión Satelital Codificada).

Otro, de clase media su cuna, apoyado en un padre laburador desde chico, fierrero, con sangre 130 octanos en las venas, supo encumbrarse en la vida no sin controversias y etapas turbulentas.

Los une, los emparenta el poder que han sabido construir con rasgos autocráticos y trazos férreos, y que ostentan desde hace muchos años no exentos de señales con pinceladas autoritarias y escasa proclividad a disentir y a hablar de concesiones.

Los rodean dirigentes afines en cada una de sus órbitas que, inducen y conocen de memoria, cuales son los códigos imperturbables, a respetar a rajatablas. Quizá a Aventin en la ACTC, podría aparecerle el vice Hugo Mazzacane como una luz de alerta para sus dominios; pero el platense prefiere el perfil bajo y no avisora el momento de lidiar por el sillón mayor. También, conforman los entornos de JG y OA con menor peso específico, infaltables acólitos, serviles de utilería, de tercer orden que, con tal de pertenecer, hacen de la obsecuencia un falso y degradante estilo de vida.

Foto Prensa ACTC……………………………………………

Juntos somos mas. Aventin y Grondona

Gustan en su fuero íntimo -aunque ni por asomo lo reconocerán-, de sentirse omnipotentes, dioses terrenales; los que deben seguir siendo ungidos como los que conservan indefectiblemente, la última palabra. Siempre.

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Uno, Don Julio, no hace de la voz crispada ni los tonos altisonantes, un estilo de conducción. Otro, Oscar, el Puma, más pulido y tolerante a medida que han transcurrido los «abriles»; aunque le demande una cuota extra de esfuerzo, no llama la atención que le brote su otro yo ante un atisbo de confrontación. Y cuando confronta, navega podría decirse, con placer en esos terrenos que otros esquivan sin miramientos. Cuando es cuestión de toma y daca, reluce el hombre que cree agigantarse, y por ende, inducir de una a la obediencia debida.

Ambos han salido indemnes de los avatares políticos que arrasaron el país, fuera bajo gobiernos militares o democráticos; peronistas, radicales, Alianza, K. Las ideologías no ocupan espacio en la cima del fútbol argentino, tampoco en el TC. Han tenido la suficiente «muñeca» para sobrevivir y, no sólo eso, potenciarse a su vez en sus respectivos pedestales, de los que nadie imagina, cuando y como bajarán.

En la calle Viamonte, su voz silencia al silencio, aunque a veces, el tono sea, además de inconfundible, sereno pero de inenarrable firmeza. En la calle Bogotá, bajo las luces de la nueva y esplendorosa sede que demandó sus buenos millones de pesos, a la cabeza de la inmensa mesa de reuniones, su voz suele alterar el ritmo habitual cuando las cosas no marchan como indica su termómetro, el único que funciona como Dios manda.

Nadie, absolutamente nadie imagina, poder confrontar con ellos, Don Julio y Oscar; tampoco hablar mal de sus personas al menos en voz alta. Y mucho menos soñar con birlarles el sitial que detentan. ¿Será que el confrontase, pasará a ser un enemigo?, más allá que el debate abierto de ideas sea una de las patas que alimenta una sociedad abierta y democrática.

Al frente de la AFA, Julio Grondona supone -con fundamentos, válidos o no, aceptables o no- que su poder le permite avanzar en decisiones que, como voltear de un plumazo un contrato millonario para la controversial televisación del fútbol, hacen tronar al país.

Desde su amplio y sofisticado despacho en la ACTC, con la bella escultura de un puma custodiándolo, y con la majestuosa pintura del Ford negro y rojo que lo ungió campeón en 1991 a sus espaldas, Oscar Aventin, mientras avisora que cada vez es más amplio su horizonte, percibe con datos sobre el escritorio que el negocio generado por «su» Turismo Carretera, aún en etapas de crisis terminales como en 2001-2002, o por estos tiempos de pauperización del mundo, marcha viento en popa pese a las pistas patinosas de los últimos meses. Y goza.

Nada, ni nadie se asoma para franquearles el camino, avanzan con decisiones unilaterales, que son asimiladas y entendidas sin chistar. Polémicos, pragmáticos por excelencia, Grondona y Aventin, saben al dedillo como conducir sus respectivas tropas. Tienen calle y un poder que, sienten, los torna invulnerables. ¿Les basta?.

De Grondona no se sabe que haya recibido algunos ofrecimientos para saltar a la politica. Poco lo habrían ocupado, tratándose no sólo del César del fútbol autóctono, sino por si le faltara algo, ser casi dueño del fútbol del mundo, vicepresidencia de la FIFA de por medio. La FIFA todopoderosa no sólo en el planeta fútbol, sino también sobre vaya a saber con cuantos países que caerían rendidos a sus pies. Como será la influencia de JG, que suele agarrar el volante y sentarlo en el asiento de la derecha al mismísimo Joseph Blatter…

A Aventin, en cambio, le han calentado los oidos más de una vez, pero las respuesta siempre ha sido la misma: «no». ¿Cuanto más poder podrían acumular, Don Julio y Oscar si cambiaran a la vereda de los políticos?. Grondona queda patentizado que raya muy, pero muy alto; es la palabra mayor del fútbol y pruebas al canto, puede hacer hablar al país con decisiones sísmicas como las de divorciarse de una de los ahora ex socios de TyC. Hace hablar más que de un gol fantástico o una goleada de Boca o River.

El Puma conduce sin acompañante a la categoría mas portentosa del automovilismo nacional, de primer mundo en un país de tercer mundo. Es el TC que mueve millones y millones, donde se habla de miles de dólares por motores, autos, contratos publicitarios, sueldos de pilotos, con una soltura que no deja de causar asombro y muchas veces con respuestas que no siempre salen a la luz. Seguido en los autódromos el TC por los incondicionales hinchas -si bien en menor cantidad que años atrás- aún con frío, calor o vientos que perforan el alma y condiciones de habitabilidad que pueden rayar lo inaceptable. Y mirado por la tele, al «Tece» lo bancan jugosos puntos de rating que se transforman en dineros sumamente apetecibles. Mediciones que se potencian en caso de considerar al país de punta a punta, como para haber situado a la «caja boba» en un factor escencial y decisivo del negocio.

Ahora bien, ¿que pasaría si Aventin, un buen día se levantase, mirara a través de la ventana de su casa en el country, y decidiera mirando el lago cercano, ir en el mismo camino que Don Julio?. El contrato televisivo del TC guarda ciertas similitudes con el ahora abolido del fútbol, también está rubricado con una productora como TyC. Mire si el conchabo del fútbol con el gobierno y por ende con todos los argentinos, alcanza un éxito que lo hace más millonario aún. ¿Por que no imaginar que, salvando las justas distancias, podría darse lo mismo con el TC que mueve montañas?. Y a su vez, ¿sería extralimitarse pensar en un efecto cascada que vincule a otras categorías, por caso el Top Race que como VISION AUTO ha adelantado, pueda mostrarse por ESPN?.

Grondona lleva 30 años en el trono de la AFA, el Puma avanza en la misma senda. Uno es el Jefe; el otro es Oscar, el Puma. ¿Como dos gotas de agua?…, si hasta estuvieron el mismo día, sentados a la mesa de la Chiqui, ¿que más?.

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