UNA LARGA AUSENCIA.

Hubo un tiempo, allá por la década del 50, en el que los pilotos argentinos hacían pata ancha y se lucían en el flamante Campeonato Mundial de Fórmula 1. Juan Manuel Fangio, con sus múltiples triunfos y cinco títulos; Froilán González, con su destacado protagonismo en Ferrari y otros compatriotas (Onofre Marimón, Roberto Mieres y Carlos Menditeguy, Clemar Bucci) con dignos acompañamientos. Si hasta llegaron a verse grillas de Grandes Premios europeos con ¡4 Y 5 argentinos! y una clasificación final en Gran Bretaña 1954 con ¡4! argentinos en los primeros seis lugares. Irrepetible.

Juan Manuel Fangio fue el pionero de los 22 pilotos argentinos que pasaron por la Fórmula 1. También resultó el más exitoso con sus 24 triunfos y 5 títulos mundiales.

Hubo otro tiempo, luego de esa ausencia criolla en la dorada década del 60, de una recuperada presencia a partir de ese gran proyecto bien instrumentado del Automóvil Club Argentino que en los 70 proyectó a Carlos Alberto Reutemann al más alto nivel de la Fórmula 1. Se prolongó durante una década y por un punto no terminó con el título de campeón que Lole merecía. Lamentablemente el proyecto no tuvo continuidad, pero el efecto Reutemann y una economía que ayudaba abrió posibilidades a Ricardo Zunino (1979-81), Miguel Angel Guerra (1981) y ya avanzados los 80 a Oscar Larrauri (1988-89). Por distintos motivos ni de lejos tuvieron la continuidad que había acompañado a Reutemann. Fue una picardía lo de Larrauri.

Hubo un tercer tiempo, ya en la segunda mitad de los 90, en que la fuerza de distintos emprendimientos particulares, acompañados por buenos momentos de la cambiante economía argentina, colocaron nuevamente a la bandera nacional en los Grandes Premios. Norberto Fontana (1997), Esteban Tuero (1998) y Gastón Mazzacane (2000-01) fueron los favorecidos de esas situaciones pero sólo por el tiempo que duró ese interés y sostén privado que económica y deportivamente necesitaba de otros elementos para consolidarlos en la Fórmula 1. Encima  Tuero, el único que tuvo la posibilidad de continuar, pegó el portazo de Minardi por decisión propia y regresó al automovilismo argentino.

Impulsado por el proyecto del ACA, Carlos Alberto Reutemann tuvo su oportunidad internacional y no la desaprovecho. Fue figura de la Formula 1 durante una década y el último gran referente argentino en la Máxima.

Hay un tiempo presente con indefinido y lejano final, nacido aquel 15 de abril de hace 20 años, cuando el abandono de Gastón Mazzacane en el Gran Premio de San Marino le bajó la cortina a la serie de 248 Grandes Premios con presencias argentinas. Dos décadas donde no faltaron ilusiones (José María López, Esteban Guerrieri, Juan Cruz Alvarez, Ricardo Risatti, Facundo Regalía, Marcos Siebert) pero que una a una se fueron derrumbando por el común denominador de falta de apoyo económico y carencia de un programa serio de proyección. Distintos protagonistas e historias que siempre desembocaron en el mismo y frustrante final. Pechito fue el que estuvo más cerca de concretar el sueño hasta que despertó con la dura realidad de la estafa que resulto el fantasmagórico equipo US F 1. Desde entonces, principios del 2010, ningún argentino estuvo el radar de la Fórmula 1.

Decir que pasaron 20 años sin argentinos en la Fórmula 1 es la conocida y lamentable realidad pero no termina con el tema. De cara al futuro la inquietante pregunta es ¿Cuántos años más pasarán para ver otra vez a un piloto argentino en la Máxima? Imposible saberlo con precisión. Si, un lógico cálculo puede estimar en varios años ese tiempo de futura espera. Tres ó cuatro en el mejor de los casos y siempre que aparezca una fulgurante estrella, al estilo Max Verstappen, que no parece insinuarse en un firmamento internacional casi desierto de pretendientes.

Pechito López se ilusionó con llegar a la Fórmula 1 entusiasmado por el proyecto del equipo US F1 de Ken Anderson y Peter Windsor. Nunca se hizo realidad y desde entonces ningún argentino estuvo cerca de la Máxima.
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Duro ¿no?  Pero real. Es que más allá de nuestras esperanzas y ganas de volver a tener un argentino en la Fórmula 1, la realidad marca que estamos lejos de todo ese mundo. Lejos económica, deportiva, organizativa y empresarialmente, como país en el concierto mundial. Factores que cada vez influyen más en el camino a la Fórmula 1 También estamos lejos en el deseo de los jóvenes pilotos, que a diferencia de una década atrás, ya no salen de la Formula Renault o el karting pensando en ir a Europa con el objetivo de la Fórmula 1 sino que apuntan a consolidarse en el automovilismo nacional con la mira mayoritaria puesta en el TC.

Igual, como para todas las cosas hay que guardarle el lugar a la ilusión. En este caso esa lucecita es la de Franco Colapinto, el pibe de 17 años que con paso firme está escalando en las categorías promocionales. El fin de semana inicia su campaña en la Fórmula Regional Europea by Alpine. En el mismo Imola, donde corre la Fórmula 1 y donde hace 20 años se abrió para los pilotos argentinos un parénesis que duele y cuesta cerrar.

 

 

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9 COMENTARIOS

  1. Estamos cada vez más lejos del mundo y encima acá las categorías de fórmula están pisoteadas. La F4 que se prometió todavía no arranca, y quien sabe si arrancará.
    Igualmente, personalmente no es algo que me inquiete, dado que no veo la F1 desde hace mucho tiempo, no por falta de argentinos sino por falta de espectáculo y seriedad de la categoría.
    Y una muestra de la falta de seriedad es justamente que el último argentino haya sido Mazzacane, que no tuvo ningún mérito para llegar ni para mantenerse.
    Saludos.

  2. Es muy cierto que cada vez estamos más lejos del mundo y en casi todos los aspectos, económico, político, social etc. Además de lejos estamos atrasados y la idiosincrasia mayoritaria nos mantiene en ese estado. Cada día somos más los que nos sentimos extranjeros en nuestra propia tierra. Si alguien cree que el automovilismo puede ser diferente es un iluso. La supuesta máxima categoría local corre con unos vehículos que son una extraña mezcla de prototipos con coches de principios de los 60 que llevan motores 6 en línea y carburador. Además son 4 categorías iguales en escalera……… yo paso de eso, no soy de los que cree que si la mayoría quiere algo, ese algo sea bueno. Como muestra, en 1939 la mayoría de los alemanes apoyaba el nazismo.
    Regresando al tema, como va a haber un argentino siquiera cerca de la F1 si no tenemos pilotos de monopostos, ASÍ IMPOSIBLE. Y tan lejos del mundo más imposible todavía, acá no se fabrican chasis de carbono ni muchos de los demás elementos que necesita ese tipo de coches. El último tipo que estuvo cerca y de hecho trabajó en un equipo de F1 fue pechito López que perdió la butaca a manos de Piquet Jr. porque el brasileño tenía apoyo y el nuestro no.
    Y también hay para la prensa, no toda por supuesto pero sí la que tiene digamos más exposición. Se comportan más como presentadores-representantes que como periodistas críticos. Y no se quieren dar cuenta de que a pesar que momentáneamente su silencio puede beneficiarlos, a la larga matan su propio laburo.

    • Estimado, para tener en cuenta tu análisis. Algo es inocultable, los que deciden en el automov. argentino se han caracterizado en su inmensa mayoría por no mirar para afuera durante décadas y eso persiste. Se invierte para recoger rápidos dividendos, apostar a futuro en proyectos, no es del paladar de los que estan en la mesa de las decisiones a futuro. Saludos

  3. Nunca entendí porque Mazzacane corrió en formula 1, un tipo sin ningún pergamino antes y menos en lo que le queda de carrera.

  4. Mazacane fue, es y será de madera y llegó a la F1 gracias a dineros que la ACTC vaya a saber uno de donde sacó, pruebas al canto, desde que lo echaron de Europa nunca, JAMAS ganó una carrera ( ni de embolsados)

    • Mazzacane corrió en Formula 1 porque Eduardo Ramírez tenía la plata para hacerlo correr con el proyecto que quedó trunco con Tuero y no quiso, no supo o no pudo (vaya a saber) acordar con Norberto Fontana. En ese momento estaba EL piloto por un lado y había presupuesto por otro, pero por esas cosas de los argentinos o los negocios o vaya a saber que, estuvieron separados y no se quisieron juntar (que raro…).

      De la «llenada de cabeza» a Minardi contra Fontana, mejor no ahondar…

      Ramírez prefirió ir a buscar a Mazzacane que ya estaba para pegar la vuelta navegando en la mediocridad europea y lo subió al Minardi y luego al Prost sin tener con que salvo la billetera de papá.

      Por otro lado, apuraron el debut de Tuero en F1 para «ganarle» los sponsor a Norberto y con ello no sólo quemaron un muy buen proyecto de 19 años sino que desarmaron todo el proyecto que venía atrás con Ledesma, Ciprés y compañía que quedaron a pie.

      Si Norberto y Ramírez se hubieran puesto de acuerdo, otra quizás sería la historia.

  5. Creo que, por como venimos, nunca mas vamos a tener un piloto en F1. Larrauri, Fontana, López tenían nivel para quedarse mucho tiempo y dar que hablar.
    Muchos otros pudieron haber llegado y competido dignamente.
    Hoy no tenemos escuela ni nivel, salvo algún hijo de millonario con condiciones que se vaya desde el Kart como Pecho.

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