LA CAUTELA HABÍA convivido con su optimismo visceral.

 

Una espléndida imagen. El Monumento al Guardacostas observa el paso de Pechito en Puerto Madero.

Sin embargo, las ganas, los deseos de mostrarse de la mejor forma ante sus compatriotas, estuvieron a punto de naufragar.

José María López, sin embargo, consiguió remontar el adverso comienzo en Puerto Madero cuando la clasificación finalizó en forma abrupta contra una pared del callejero porteño que se convirtió en recuerdo. Sin saber a ciencia cierta lo sucedido, Pecho se vio parado, sin conseguir tiempo y largando último, más allá que el 18º lugar le había correspondido entre los 20 que le entraron al ePrix de Buenos Aires. Un reclamo de los de los equipos Teechetah del chino Ma Qing Hua y del Venturi Formula E Team del alemán Mario Engel, lo mandaron al fondo para largar. Fue considerado que los dos pilotos y López no clasificaron por lo que solicitaron a las autoridades, que les consideraran los tiempos de las prácticas, en esas el chino y el alemán habían sido más veloces que José.

Es harto sabido que largar adelante en un callejero es esencial, no es la excepción en la silenciosa Fórmula E, cuyo espectáculo por tercer año consecutivo, arrojó un aprobado,  seguido por una aceptable cantidad de espectadores que, como era de esperar, no se convirtió en multitud. Es una nueva forma de automovilismo la de los monoplazas eléctricos, que llevará su tiempo para que tras conocerse, sea entendida, aceptada y seguida por aficionados en el mundo. Será más probable que agarre onda entre las nuevas generaciones, porque cambiarle el casete a los fanáticos tradicionales, aparece como un cometido poco probable.

 

El cordobés resaltó el aguante que le hizo la gente, como uno de los hechos más resaltables de su paso por Buenos Aires en la F-Eléctrica.

Pechito afrontó su tercera experiencia con el auto del DS Virgin y, corroboró en los hechos, lo sostenido en su agitada y mediática semana previa, «estoy en un 70%, debo continuar adaptándome, entendiendo al auto y la categoría». Por eso, seguramente, valoró y valoraron los que se pararon para aplaudirlo, el 10º puesto alcanzado después de arrancar desde el fondo.

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“Mil gracias a los argentinos que vinieron a ver la carrera y a los que me apoyaron tanto durante la semana; me puso muy feliz correr de nuevo después de 10 años en un monoplaza y nada menos que en mi país, ante mi gente”, le resaltó el cordobés a Vision en el habitual y muy saludable contacto que luego de cada carrera, sostienen todos los corredores con los medios (una señal en la que se deberían mirar categorías y supuestos pilotos estrellas nacionales, de vuelo bajo y arrogancia alta).

El cordobés sacó a flote una situación muy compleja al quedarse pegado al muro en la clasifica, “¿si me equivoqué?, mirá, no hice nada distinto; de repente el auto se movió y le dí a la pared, deberemos analizar las razones, fue algo que me sorprendió, imprevisto, reitero, no hice ninguna maniobra distinta; es más quería asegurar la vuelta para salir lo más adelante posible pero sin tomar riesgos extras”, aseguró.

Pecho fue superando autos, aprovechó retrasos, arriesgó en unos sobrepasos donde mostró su impronta, su ADN de piloto combativo que invariablemente, le apunta siempre a la punta, aunque esté lejos como por ahora lo está la de la Fórmula E. El 10º lugar le agregó experiencia, conocimiento, kilómetros recorridos, y mayor hermanamiento con el monoplaza del DS Virgin.

Desde atrás el cordobés, redondeó una destacada labor.

Por eso su conformismo a la par de la satisfacción por haber cumplido de la mejor manera posible con la gente, «sí, llegar fue muy importante por lo
deportivo en sí pero, sobretodo porque fue una forma para mí de agradecer el apoyo de los argentinos que fue increíble, estuvo para ver un automovilismo distinto, sin ruido, que no todos entienden aún y sin embargo, le hizo el aguante a la carrera; tengo un gran orgullo de ser argentino, ¡quiero volver a correr en mi país”.

De no haber sido por el toque a la pared en la clasifica apenas comenzada, estimó Pecho que «en carrera pude haberme metido en el top 6 que era mi aspiración; en la última parte una vez que cambié de auto, ataqué todo lo que pude. Eso sí, tarde seis o siete vueltas en comprobar que las baterías eran suficientes para llegar al final, al principio creí que no me iban a alcanzar. Pero bueno, estoy como dije en un período de adaptación al auto, al equipo y a la Fórmula E que es muy dura y donde hay equipos y pilotos de excelente nivel. De todas maneras, estoy convencido que en poco tiempo me meteré más adelante, tengo auto y el DS Virgin tiene un gran potencial».

Pasó su cita más especial, ahora aguarda México. El mundo sigue andando.

 

Por Carlos Saavedra
Fotos: Mónica Paz

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