LA GRAN BESTIA, NADA POP

Es la Bugatti Veyron SS, que en la pista de prueba de Volkswagen de Ehra-Lessien, en Alemania, marcó este mes el record de velocidad para autos de producción, andando a 431 km/h.



Esta versión especial del auto con que el Grupo VW rescató a la eterna casa francesa, usa el mismo motor de 16 cilindros en W y de ocho litros que equipa a la serie “normal” de 300 ejemplares programada por el grupo, pero que con cuatro turbocompresores alimentándolo, alcanza los 1.183 HP de potencia, cuando la Veyron standard “solo” llega a los 1.000 HP. Acelera de 0 a 100 km/h en apenas dos segundos y medio, y a los 200 km/h en 7s3.



Es la Gran Bestia, porque pese a sus prestaciones no puede ser preparada como un pura sangre de carrera: solo el conjunto motor-caja pesa 575 kilos… A la Veyron SS le pudieron bajar apenas 50 kilos de los casi 1.900 que pesa la versión standard.

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Con esa potencia, a esa velocidad máxima, la SS consume sus tanques de combustible en apenas 12 minutos. Si te parece poco tiempo, quedate tranquilo porque hay algo que lo para antes: a 400 km/h, las cubiertas le duran -según los ingenieros de la marca- unos 60 kilómetros, es decir unos siete minutos.



Es la Gran Bestia, como cantaba el Indio Solari con los Redonditos de Ricota, pero no la Gran Bestia Pop, porque no es nada popular: cada una de estas Veyron se vende a un precio escasamente accesible: 2,4 millones de dólares. Está destinada al mercado alemán, que no tiene velocidad tope en sus autopistas, y al estadounidense, que puede pagarlos.



El Veyron homenajea a Pierre Veyron, un volante galo de Grand Prix de la década del ’30, que fuera piloto oficial de la marca, y cuya máxima victoria fuera la edición 1939 de las 24 Horas de Le Mans, a bordo de una Bugatti Type 57, en pareja con Jean-Pierre Wimille.

28/7/2010

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