UNA FIESTA PARA RECORDAR Y APROVECHAR

Ya son recuerdo los 1.000 Km. Atrás quedaron las dudas, temores  e incertidumbre, que rodearon la previa eclipsados por una realidad que rozó la perfección. con la mayoría de las expectativas cumplidas con un espectáculo atractivo y una concurrencia multitudinaria.

Por supuesto hubo puntos débiles. La seguridad en la zona de la horquilla, las sanciones tardías y dispares en los casos de Guillermo Ortelli y Esteban Gini por faltas que estaban claritas en el reglamento, las dudas sobre el tanque de combustible del Ford ganador de Juan Manuel Silva y la forma en que Ortelli recuperó las dos vueltas perdidas. Vale para tomar como experiencia.

El público respondió con su masiva prsencia a la propuesta de los 1.000 Km con la que el TC celebró deportivamente sus 80 años.

 

Nada de esto sin embargo opacará la imagen de fiesta que vivió el autódromo porteño, y que quedó como una de las mejores postales de los últimos tiempos. Fue emocionante ver las tribunas colmadas por un público que, integrado no sólo por hinchas y fanáticos sino también por familias, convivió ordenada y pacíficamente desde casi la madrugada hasta bien entrada la tarde. Un gran capital que el automovilismo tiene a favor, sobre ese otro deporte que despierta pasiones como lo es el fútbol. «Y cómo no se iba a llenar si  la entrada era gratis…” , chicanearán algunos sobre esa  multitud que mostró al Gálvez como pocas veces. Cierto, tan cierto como que por más que  sea gratis nadie va, y encima se banca entre 8 y 10 horas como pasó en estos 1.000 Km, si no le gusta o atrae la propuesta.  

Necesitaba el TC esa gran postal de tribunas llenas, que no sólo le sirvió a la popular categoría.  También le vino bien a todo el automovilismo. Percibirla desempolvó esa idea del lugar de privilegio, que sigue teniendo en el gusto de los aficionados, pese al jaqueo vivido en los últimos tiempos desde  sus propias filas, con divisiones y enfrentamientos que como todas divisiones y enfrentamientos debilitan y restan. La famosa grieta, que aunque las partes la nieguen con palabras, se ve en los hechos.¿ O no se reflejó con la inflexible posiciòn de la ACTC  que sólo permitió correr los 1.000 Km a  pilotos que están bajo su fiscaliziación? ¿O no se vió en la actitud de la CDA del ACA que pese a su promesa inicial de que no habría carreras de otras categorías, autorizó para el mismo fin de semana de la fiesta del TC, fechas del TC 2000 y Turismo Pista y del Rally Nacional, que incluso fue, como lo es el Rally de la Manzana, una de la más tradicionaesl del calendario.

El duelo por la victoria mantuvo el interés de los 1.000 Km de TC hasta sus tramos fnales. Fue otro e los puntos altos de la carrera.
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Qué buen punto de partida puede ser este éxito de los 1.000 Km, para empezar a cerrar esa grieta. Claro que sueno iluso, y seguramente lo es, hacer este pedido, ya que lo probable es que la ACTC, envalentonada con su éxito, eleve su soberbia  e infle todavía más el pecho de su condición de categoría más importante y convocante, algo que no se discute, mientras que del otro lado agudizarán su mirada sobre los flancos débiles para minimizar el indiscutible logro. Ninguna de esas cosas serviría para aprovechar realmente lo que se vio el domingo en el Gálvez, con un público que confirmó que  responde con su presencia cuando la propuesta es buena y atractiva.

Y si bien en este caso  fue del TC, bien puede serlo también del Súper TC 2000, el Top Race o Turismo Nacional . Ojalá lo entiendan las partes y busquen esa unión tan necesaria. Sería el primer paso para que lo se vió en los 1.000 Km no resulte la excepción sino que vuelva ser esa buena  costumbre que el automovilismo argentino tuvo y perdió. Si se quiere, se puede.

 

Por Miguel Sebastián

Fotos: Prensa ACTC y AIF.  .

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