CERRARON UNA NEGRA LISTA.

Tan incomprensible como doloroso, fue el accidente que hace 26 años se llevó las vidas de Osvaldo Morresi y su acompañante Jorge Marceca, en plena disputa de una carrera de TC en el semipermanente 19 de noviembre, cercano a La Plata.

Por su gran carisma y espectacular estilo conductivo, el Pato Morresi era por entonces una de las figuras de la categoría, y el elegido por los hinchas de Chevrolet para suceder Roberto Mouras. El Toro de Carlos Casares, el otro referente de la marca, desaparecido 16 meses antes en Lobos, en un accidente con circunstancias similares. Corría con un Chevrolet, se despistó yendo en punta y tuvo el golpe fatal contra un talúd.

Morresi marchaba puntero hasta que en la vuelta 10, tuvo el despiste fatal. Así culminó trágicamente su ciclo en el TC, con 157 participaciones y 8 victorias.

Lamentablemente a veces hacen falta nuevos golpes de la desgracia, para tomar decisiones y cambiar rumbos. La tragedia de Morresi fue la desbordante para que la ACTC, comenzase a pensar en dejar atrás a su vieja amiga y origen de su creación: la ruta. Esto sumado al avance de la televisación de las carreras, hizo que desde ese accidente las competencias en ruta tuviesen los días contados, y fuesen cada vez más espaciadas. Así sólo  se corrieron siete en ruta (cuatro en Santa Teresita y tres en Bolívar), de las 46 carreras disputadas hasta que el 16 de febrero de 1997 en Santa Teresita, cuando cayó la bandera de a cuadros sobre la larga vida de la ruta en el TC.

El Museo del Pato en San Pedro. Al lado del Chevrolet, Paula (centro) su hija.

Sin nuevas desgracias, los nombres de Morresi y Marceca quedaron como los últimos de una larga lista de mártires, que ofrendaron sus vidas en las rutas por la pasión del automovilismo.

Una lista que incluyó a pilotos, acompañantes, mecánicos, autoridades, periodistas y público. Una lista que un lejano 12 de diciembre de 1937, inauguró Américo Traba en las Mil Millas y que no supo de excepciones a la hora del llamado de la muerte. No perdonó ni a ese campeonísimo que ostenta el TC, Juan Gálvez, ni al Caballero del Camino Eusebio Marcilla, al por entonces presidente de la ACTC Octavio Suárez, ni a un ídolo como Roberto Mouras, tampoco a un campeón que ni siquiera pudo festejar su título como Nasif Estéfano, de la misma manera que tampoco perdonó a figuras como Ricardo Risatti, Raimundo Caparros, Alberto Logulo, César Malnatti y el propio Morresi. El último, entre los pilotos, de una lista de mártires de las rutas del TC, por suerte, definitivamente cerrada.

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