Valió la pena el viaje de los tres vehículos del NASCAR de EE.UU a La Argentina, para exhibiirse junto al TC en Potrero de los Funes. Los impresionantes fierros, no salieron baratos para traerlos hasta estas tierras. El costo del operativo rondó los 150 mil dólares, trasladados por vía marítima, también debieron contar con la cobertura de un seguro, por si las moscas. Río Uruguay Seguros fue la empresa encargada de cubrir los riesgos eventuales, eso sí, como si se tratara de las piernas de un famoso jugador o de una vedette abudante por donde se la mire, la póliza de las 3 máquinas se suscribió por un monto de 5 millones de pesos. Ahora

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querés saber quien puso los 150 mil verdes uno sobre otro arriba de la mesa?. ¿La ACTC?, no; la venida de los NASCAR fue bancada por el gobierno de la provincia de San Luis. Atronaron entre los cerros, aunque la exhibición no tuvo el lustre que debió tener. Tanto que no concitó el interés que merecía entre los que estaban en el circuito; por la tele tal vez dio otra imagen. Cada salida a pista estuvo apurada por los tiempos del cronograma del TC y TC Pista y de la televísión. Y de yapa, había la nafta justa, justa para que anduvieran un rato. El «gas» lo proveyó la ACTC y fue el mismo (130 octanos) usado por el TC 2000 en Punta del Este 2008; esa vez la provisión estuvo a cargo de ANCAP. En esta ocasión, «secreto de estado». Como habrá estado de justa la nafta disponible que en su última salida, el domingo por la mañana en Potrero de los Funes, al Guille Ortelli se le silenció el motor del auto de la Nationwide. Eso hizo que debiera ser remolcado a boxes, y apenas llegó salió disparado por la ventanilla porque le acababan de avisar que entraba en la final en el último lugar ya que Maxi Juan se había caído.

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