UN LARGO Y EXITOSO CAMINO.

No cualquier piloto gana 7 títulos de Turismo Carretera. No cualquier piloto tampoco, llega a las 400 carreras y de esa forma, marca un récord de presencias en la categoría más importante, popular y con rica historia en el automovilismo argentino.

Carrera 1. Un joven y feliz Guillermo Ortelli disfruta junto a Fabián Acuña de los laureles de la victoria en Buenos Aires, y sobre un Ford. No imaginaba los 7 títulos que conquistaría con Chevrolet.

No es cualquier piloto Guillermo Javier Ortelli. Es uno de los grandes refererentes del TC en el último cuarto de siglo, y el segundo múltiple campeón, Se ubica sólo por detrás de ese lugar inaccesible que con sus 9 títulos ocupa Juan Gálvez, y por delante de leyendas como Oscar Gálvez, los hermanos Emiliozzi, Juan María Traverso, Héctor Luis Gradassi, Roberto Mouras, Oscar Castellano, Luis Di Palma. Qué campeones ¿no?

Tal vez el bajo perfil que caracteriza al Guille impide tomar en su verdadera dimensión el valor de todo lo hecho y ubicarlo en el lugar que merece en la historia de la categoría. En cambio ese bajo perfil, junto con una bien cuidada imagen, le han permitido constituirse en uno de los ídolos del TC y el que por esa personalidad casi exenta de conflictos mejor le cae a la imagen de la categoría. Por eso lado puede buscarse también el secreto de su vigencia a los 48 años y en tiempos como los actuales en los que sus frondosos laureles están cada vez más marchitos.

Carrera 400. Con 48 años, y sobre un Chevrolet, Ortelli sigue dando batalla en busca de recuperar el protagonismo perdido. No le hace falta para ser considerado un piloto que ha hecho historia en el TC.

Son muchos 27 años y 400 carreras en el Turismo Carretera. Por eso en el largo camino haya quedado en el olvido que Ortelli no nació como un piloto teceísta ni siquiera como un defensor de Chevrolet. Llegó desde el TC 2000, previo paso por la entonces sólida Fórmula Renault. Y ese debut con el plus de triunfos en las 2 Horas de Buenos Aires en1994 lo obtuvo junto a Fabián Acuña sobre un Ford…   Los años provocaron la transformación del Guille al punto de ganarse no solo el amor incondicional de los hinchas chivos, sino el respeto de todos. Un privilegio que tampoco es para cualquiera.

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