RECONOCIO Hayden Paddo, tener una particular reflexión para cuando las cosas se le ponen difícil. «Si fueran fáciles las harían  todos, y esto le quitaría mérito a lo que estoy tratando de hacer…».

 

El festejo neozelandés a pleno con Paddon y su navegante John Kennard.

 

Las cosas se le habían puesto difíciles a Paddon de cara al tramo final de la 36ª edición del Rally de Argentina organizado por el Automóvil Club Argentino. La diferencia de  29s8/10 con que arrancó la etapa final se había reducido a sólo 2s 6/10 de cara al tramo final El Cóndor-Copina, que como Power Stage (esa vuelta que el rally mundial encontró para  ganar más espacio en la televisión) definiría la carrera. Un problema en el motor de su Hyundai (se paró dos veces en el primer tramo), y el contundente  avance del tricampeón Sebastien Ogier con su Polo R, le dieron al cierre un dramatismo inesperado. Incluso muchos anticiparon la perdición de Paddon, ante quien podía tirarle la chapa de tres títulos mundiales y 34 victorias.

Fue en ese momento supremo, en que el temor pudo quebrarlo todo ante al inmnencia de lo tan deseado, cuando apareció la determinación de este australiano, de 29 años, para incorporarse a la lista de ganadores del Mundial.  Una actitud guiada por su fortaleza mental, construída con el trabajo que  desde hace seis meses  realiza con Gilbert Enoka, el psicólogo de los All Blacks, los exitosos rugbiers que como buen australiano Paddon admira con orgullo.

Esa fortaleza mental ya se vio antes de subir al auto, cuando la presión no le quitó la predisposición para atender los requerimientos de los hombres, mujeres y chicos que se llegaron hasta El Cóndor, pese al intenso frío y la amenaza de lluvia. Y se confirmó un  rato  después cuando “puso todo” sobre el Hyundai, y sentenció la carrera al sacarle 11s 7/10 a Ogier. Los gritos de alegría que partieron de la gente instalada al conocer quién había ganado el rally, dejaron en claro quién era el preferido de la tribuna. El “muchachito” Paddon, por esa simpatía que suele despertar aquel que nunca antes ganó. El “villano“ fue el tricampeón Ogier que una vez más falló en la Argentina en su objetivo de llevarse la bolsa de la victoria.

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Ogier (abajo), Paddon y Mikkelsen comparten el festejo del podio con sus navegantes.

 

“Nunca se puede estar totalmente contento cuando uno es segundo pero al menos me llevo unos cuantos puntos para el campeonato” , dijo Ogier, con la sonrisa forzada de la resignación y el reconocimiento de haber cometido algunos errores en ese decisivo tramo final. “Vendré el año que viene y lo seguiré intentando”,  agregó sobre esa deuda ganadora que tiene con el Rally de  Argentina. Este año al menos se llevó 18 puntos, que lo afianzaron al tope de  campeonato en el camino a su cuarto  título mundial consecutivo. Recién a 39 puntos está su más cercano escolta,  precisamente Paddon.

Qué particular es el destino. El año pasado Paddon se fue de la Argentina con la amargura de ser el involuntario causante, con su despiste y vuelco, del accidente que cerca estuvo de provocar la muerte de cuatro espectadores y puso en alerta a los sistemas de seguridad de la carrera. “Estuve  hablando con algunos, y me alegra que se hayan recuperado”, reveló Hayden sin derrochar expresividad en la amplia y confortable sala de prensa del Portal del Lago.

“Igual corrí sin complejos ni temores, porque este año las medidas de seguridad se cumplieron totalmente. Por eso además de ganarlo, pude disfrutarlo a  este Rally”, agregó Paddon, convertido en el segundo ganador primerizo consecutivo (el año pasado fue Kris Meeke) en Argentina, y el sexto en todo el historial de la carrera. Guy Frequelin (1981), Massimo Biasion (1987),  Jorge Recalde (1988)  y Mickael Ericsson (1989) fueron los restantes.

 

La alegría de Paddon no le impidió reconocer que será dificil pelearle el título a Ogier.

 

Paddon fue el que más festejó en la fría tarde junto al Lago,  pero no el único que disfrutó este Rally de Argentina, que tuvo mucho público en los caminos y montañas, un desarrollo interesante hasta el final, un nuevo ganador, la digna actuación (7º) de Marcos Ligato en el Grupo mayor, y fundamentalmente un público que supo comportarse por encima de pequeños deslices. Un combo como para ir juntando expectativas para el año que viene.

 

Por Miguel Sebastián (Especial desde Carlos Paz)

Fotos: Monica Paz

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