UN ANIVERSARIO ESPECIAL


El 29 de diciembre de 2018, se han cumplido cinco años desde el momento en que Michael Schumacher, el máximo campeón mundial de la historia de la Fórmula 1, se apagó en vida al accidentarse durante una jornada de esquí en Meribel (Francia). El aniversario se produce pocos días antes de que el alemán, que vive recluido en su mansión de Gland (a mitad de camino entre Lausana y Ginebra, en Suiza) cumpla medio siglo de vida.

Ferrari, el equipo para el que ganó cinco títulos mundiales consecutivos –uno de sus records en vigencia- anunció la apertura de una exposición sobre el siete veces monarca. Sus fanáticos podrán disponer, a partir del día del 50° cumpleaños, una aplicación con la cual recorrer de manera virtual la colección de autos y trofeos que la familia del alemán montó en Colonia. Pero a cinco años del accidente, el misterio sigue envolviendo los días corrientes de quien fuera la figura excluyente durante más de una década en Fórmula 1.

La infografía del accidente, cinco años atrás (Fuente: MARCA)

Cinco años después, nadie pudo derribar el secreto que marca el ritmo cotidiano del expiloto. Solo pequeñas informaciones aquí o allá, que abren el juego a múltiples especulaciones, casi ninguna con confirmación plena.

El último parte oficial que la familia brindó sobre la salud de Schumacher data de setiembre de 2014, hace más de 4 años: «Ha logrado avances en las últimas semanas y meses, pero aún le queda un largo y duro camino por delante»

El mensaje es claro y parece provenir del mismo campeón: la vida privada es sagrada. A partir de allí, parece haberse establecido un pacto de silencio entre los amigos: nadie habla. Pueden verlo, pero no detallar en público lo que advirtieron.

Lo puso en palabras su portavoz Sabine Kehm: «Michael siempre trazó una clara distinción entre sus vidas profesional y privada, aún en los momentos más exitosos de su carrera, y su familia quiere honrar esa distinción».

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Con acceso muy parcial a las fuentes, el periodismo ha ido acumulando informaciones que nunca fueron desmentidas ni corroboradas por su familia. Recientemente, el Daily Mail inglés publicó que Schumacher no está postrado ni precisa un respirador artificial para mantenerse con vida.

En ese sentido, calaron hondo las escuetas declaraciones del arzobispo alemán Georg Gänswein, el que fuera secretario personal de Benedicto XVI y ahora trabaja con el Papa Francisco:

«Primero hablé con Corinna Schumacher y la madre de ella. Luego un terapeuta trajo a Michael Schumacher a la sala de estar (…) Lo saludé y tomé sus manos. Eran cálidas. Algunas cosas no pueden traducirse en palabras, pero un toque puede hacerlo. Sostener la mano de una persona enferma es algo profundamente cristiano que provee consuelo e intimidad (…) Su cara es la de siempre, sólo se ha vuelto un poco más rellena. Michael nota que a su alrededor hay gente que le ama, que le cuida y se preocupa por él», dijo a la revista Bunte este año, relatando un encuentro que había tenido lugar en 2016.

Ese mismo año, un abogado alemán del Patrimonio Schumacher, Félix Damm, se vio obligado a confirmar a una corte en Hamburgo que Schumacher no podía caminar.

El presidente de la FIA, Jean Todt, que fue su director deportivo durante casi una década en Ferrari, admitió recientemente que habían visto juntos, por TV, el último Gran Premio de Brasil. Sin embargo, no aclaró cuál es el estado de salud actual de su expiloto.

“QUE VIVA SU VIDA EN PAZ”

Fue en sintonía con lo que dijo en julio del último año, cuando visitó Buenos Aires. En una charla con el periodismo en el edificio del Automóvil Club Argentino, se produjo el siguiente diálogo entre Todt y uno de los periodistas que lo interrogaba:

-Usted suele visitar a Michael Schumacher en su casa, ¿qué puede decirnos de su salud?

-El está rodeado de su familia, sus afectos, yo me siento bendecido por tener acceso frecuente, pero su salud es un tema privado y creo que es momento de que dejemos que Michael que viva su vida en paz.

-¿Pero está mejorando?

-Le reitero: es momento de que dejemos que Michael viva su vida en paz.

Puede leerse entre líneas: Schumacher no mejora. O puede entenderse que Todt adhiere a la teoría de la familia: nada de informaciones en público.

Schumacher era un excelente esquiador; en su campaña deportiva, solo había sufrido la rotura de una pierna.

Otras versiones aseguran que, cuando lo sientan frente a un ventanal de su mansión que da a los Alpes del Jura, las lágrimas ruedan por sus mejillas; o que, en tren de estimulación psicomotora, Schumacher reacciona mínimamente ante el sonido de los motores. Nada comprobable. Como la cifra que, presuntamente, gasta la familia en la rehabilitación: lo que se publica va desde los 50 mil euros semanales a los 155 mil… El Daily Mail aseguró que son más de 50 mil libras (unos 80 mil euros).

SOLO CONJETURAS

«Michael siempre está presente, en mi vida personal y en Mercedes. Todos pensamos en él constantemente. Para mí es el mejor automovilista de todos los tiempos, una gran figura», comentó Toto Wolff, el director deportivo de Mercedes, en una entrevista con el «Bild am Sonntag». «En Mercedes, todos lo echamos de menos, como asesor y como mentor», añadió.

Por su parte, Sebastian Vettel, el actual piloto alemán de Ferrari, afirmó: «Michael pasó muchos años en Maranello y su espíritu sigue en el equipo. Con Michael ahora hablaría el idioma del piloto y no el técnico. Por eso hablar con él sería muy útil para mí. Siempre tuve una gran relación con él, le echo de menos», dijo al diario suizo Blick.

No es exagerado conjeturar que, cinco años después, Schumacher ya no está en coma, pero vive en una silla de ruedas y su reacción a los estímulos es mínima. Probablemente nunca lleguemos a saberlo a ciencia cierta.

La revista alemana «Bravo» reportó recientemente que los médicos que atienden a Schumacher preparaban un traslado a una clínica en Dallas (Texas), especializada en el tratamiento de lesiones cerebrales. El medio citó al director de la clínica: «Tenemos un montón de experiencia con pacientes que sufren esta clase de traumas. Probablemente no hay clínica en Europa que trate tantos casos como nosotros». 

Corinna Schumacher no hizo comentario alguno sobre esta especulación.

Cuando Schumacher sufrió su accidente en Méribel, el 29 de diciembre de 2013, se encontraba esquiando con su hijo Mick, que entonces tenía 14 años. Hoy, el descendiente ya es campeón europeo de Fórmula 3, competirá e en 2019 en la F-2 y apunta a la F-1. Quizás ya estaría allí si su padre hubiera podido guiar su carrera deportiva. Pero seguramente Mick preferiría renunciar a una campaña en la máxima categoría, con tal de tener a su padre de vuelta con él.

No sería la victoria número 92: sería más grande que las 91 juntas…

Fotos: MARCA, Ferrari.

 

 

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