OTRA VEZ SOPA

 

Santiago Mangoni, aún internado en lenta recuperación luego de la operación a la que fue sometido en el pulmón en el Hospital de Olavarría, debido a las fracturas en cinco o seis costillas, y Mathías Nolesi de regreso en su casa en San Andrés de Giles para continuar la recuperación de la fractura de la tercera vértebra lumbar, sin compromiso neurológico,  que lo obligaba a hacer repaso absoluto.

La angustia aún latente, si el de Arriba sigue empujando como otras veces, los dos van a continuar recuperándose. Eso sí, pasarán varios meses para que vuelvan a estar cero kilómetro. Lo peor estaba pasando, la seria preocupación cedía.

Y como es norma, cada vez que han ocurrido accidentes serios en el automovilismo, acá y en el mundo, surge de una el coro de opiniones, algunas con una pretendida verdad revelada, otras en el caso de algunos medios de prensa, sin conocer de que se trata, pero si hay que hablar, hablamos…

Surgen también en un segundo término, opiniones tendientes a encontrar respuestas acerca de lo sucedido en distintos planos, y se abre un abanico de puntos de vista para todos los gustos.

El automovilismo, obviedad al margen, es un deporte de alto riesgo en sí mismo, al que se agregan factores que lo incrementan o bien, lo pueden atenuar si bien no es lo más frecuente. Los pilotos asumen esos riesgos desde los tiempos de los motores a vapor, una consigna que sin embargo, no debe dejar de considerara el valor de la vida humana.

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Afrontan situaciones muy complejas y a más de 200 km/h, no es joda; y porqué no pueden atemorizarse, hombres de carne y hueso al fin, más allá que Juan María Traverso quien alguna chapa tiene, ha sabido decir, «si tenés miedo, quedate en tu casa…».

La seguridad, el medio mecánico, las condiciones de un circuito y las climatológicas y la capacidad de los corredores, se ponen en juego ante cada carrera de autos, en cualquier lado.

Desde ya, a continuación de la preocupación prioritaria por la salud de los pilotos, aparecen invariablemente aspectos entre otros, como los antes mencionados.

Sin entrar en especificaciones técnicas pormenorizadas, se me ocurre pensar acerca de la concepción de los autos de Turismo Carretera e incluso de los de Top Race.

Verdaderos «tanques de guerra» los TC, por sus armaduras de caños estudiadas que forman la estructura, el «arenero» como se lo conoce en la jerga hechos en función de la performance y de la seguridad. Ahora bien, acaso de tan robustos, ¿no se convierten en rígidos en exceso y a la hora de un «palo», donde primero repercute esa rigidez es el cuerpo del corredor?. No se trata que los que saben, estudien la forma de hacer los autos para que cada vez más protegan a los físicos sino lo descuento, como hacerlo.

Así como los autos modernos, actuales, que ves en las calles, los autos de TC deberían absorver mejor los impactos, ser más «elásticos», aunque luego de un accidente no sirvan ni para chatarra. Podés ver accidentes automovilísticos en rutas o calles, donde los autos se destruyen, en más de un caso con consecuencias fatídidas, pero en otras con pasajeros que no sufren al menos lesiones de gravedad. Mangoni padeció la fractura de seis costillas; una, la que perforó el pulmón izquierdo, en tres partes. El «tanque de guerra» no fue suficiente.

No todo pasa por hacer «tanques de guerra», pasa por aplicar la tecnología actual y la inteligencia de tantos técnicos, para continuar avanzando en la pelea por la seguridad de los coches en las carreras. A los TC luego de accidentes que cortan la respiración, ni hablar aquellos en los que un auto cruzado en una pista y detenido, es impactado de costado y ni hablar del costado del piloto.

Mirá, así quedó el Chevrolet de Mangoni.
Después de la embestida, el Ford de Nolesi.

Recuerdo cuando hace unos años, en ocasión de una carrera de TC en Potrero de los Funes, trajeron desde EE.UU un auto de NASCAR para un exhibición. Más un transeúnte de la calle de boxes y hasta algunos técnicos, se ufanaron y hasta ningunearon a dicho ejemplar. Más simple que un TC, hasta con menos tecnología, sin embargo, pero dotado de elementos de seguridad que marcan diferencias como por ejemplo, la célula de seguridad que alberga al corredor o las butacas de kevlar y el uso de materiales como fibra de carbono. El NASCAR verás, puede correr en ovalos a más de 300 km/h, hasta una treintena de autos separados por milímetros y a fondo. Sin embargo cuando se han producido accidentes, a la espectacularidad ha seguido la visión de los pilotos indemnes, más allá que claro, no podés generalizar.

Si ves las fotos de los autos de Mangoni y Nolesi, los destrozos da la impresión, no parecerían indicar la seriedad de las consecuencias que deparó el golpe en los físicos de ambos. «Suerte que llovió, caso contrario con piso seco, las consecuencias pudieron ser más grave aún», escuché decir y con razón. El agua, el «spray» que deben sortear los que marchan atrás del primero, el funcionamiento de cada auto y las dotes conductivas de los pilotos, hay que poner todo en la balanza a la hora de encontrar explicaciones y soluciones.

Sensible el asunto de los atributos para manejar un auto de carrera, pero necesario afrontarlos a la hora de emitir licencias, luego claro está de superarse los examenes médicos. Cuando ocurrió la nunca debidamente aclarada la muerte de Guido Falaschi en noviembre de 2011 en Balcarce, como tantos hechos que no se aclaran en la Argentina, se habló y acusó que hubo pilotos con Néstor Girolami a la cabeza que no «levantaron el pie», lo que resultó un agravante y en el caso del ahora piloto Volvo en el Mundial de Turismo (WTCC), lo sacó de la categoría para tal vez nunca más volver...

¿Pudo Nolesi evitar dar de lleno justo, justo en la puerta izquierda de Mangoni?; la pregunta quizá nunca encuentre respuesta. Adonde si se puede y deben seguir buscando respuestas de los capacitados técnicos, es en mejoras para los coches en materia de seguridad para proteger a los corredores. Ah!, Nolesi además, se le rompió la pedalera y le golpeó un pie y, si bien, nada que ver con el accidente, a Guillermo Ortelli se le trabó el limpiaparabrisas a poco de largar; sí, al auto del campeón.

Entre otras alternativas, así como una vez se instrumentaron en el TC las defensas laterales, los pontones, las luces laterales encendidas en forma permanente, una podría ser ubicar las butacas más hacia el centro de los habitáculos. Para eso deberían resolverse aspectos técnicos, como la ubicación de la cañonera del diferencial que cuentan como todo auto con tracción trasera y la palanca de cambios.

Aunque suena a verdad de perogrullo, lo sucedido en el lluvioso domingo olavarriense, que terminó por un lado con la primera victoria con Ford de Matías Rossi, y por otro con tamaño piñón, es imperioso que lo padecido sirva para algo.

Olavarría este año no gana para sustos, acordate el caótico y luctuoso recital del Indio Solari hace poco nomás, y esta vez, Mangoni y Nolesi saliendo en ambulancia del autódromo.

 

Por Carlos Saavedra

Fotos: ACTC

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8 COMENTARIOS

  1. Bastante interesante la opinión. Lástima el párrafo final mencionando el recital del Indio. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra?

  2. Tienen que hacer las puertas mas gruesas, en el DTM a los costados en los pontones usan como un cono de carbono que absorve los golpes. Se necesita algo que se rompa pero que absorva los golpes. El caño no es la mejor soluciòn

  3. Habría que pensar,en función de los accidentes de Giudo Falaschi y Guillermo Mangoni, en que los autos tengan tambien una estructura deformable, con capacidad de absorción de energía cinética, en la zona que rodea a los radiadores de agua y aceite
    Actualmente, los coches tienen una «caja» de acuerdo al reglamento, que soporta a los mismos.
    Es cuestión de adecuar esa estructura a la necesidad real de absorción de energía.

  4. Hay que cambiar los autos!!!! basta de estas antiguedades!! Camry , Chevys SS , Fusion y Pontiac… Basta de estas cosas !!!

  5. Pregunto porque no sé: donde está el famoso y sumamente mostrado Centro de Alta Complejidad del Dr Valinotti?
    Debieron llevar los accidentados al Hospital Público de Olavarria?
    Verguenza.

  6. Luis Francisco: tenes razón, recuerdo años atrás q lo mostraban y decía q hasta podían operar de urgencia…

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