LO QUE OCURRIÓ EN SHANGHAI, una semana después del tremendo accidente de Jules Bianchi, resultó algo sin sentido.

Se disputaba la primera carrera del domingo del WTCC en Shanghai cuando el Seat privado del piloto local Williams Lok se despistó en la recta principal, antes de los boxes, a la salida de la última curva veloz del trazado. El auto del Campos Racing quedó varado sobre la banquina.

En una decisión extremadamente polémica, la dirección de la carrera mandó a rescatarlo ¡a una grúa! Los banderilleros exhibieron la doble bandera amarilla antes del ingreso, como figura en los manuales de seguridad, pero la situación pareció absurda.

 

¡Increíble! Una grúa al borde de la pista mientras la carrera continúa...

 

Es cierto que los coches del WTCC no son tan veloces como los Fórmula 1, que con jaula antivuelco los pilotos pueden estar más protegidos, pero la sensación de deja vu fue espantosa. Tras una semana en la que el automovilismo se mostró tan sensible respecto a la suerte de Jules Bianchi, que la prueba de un Campeonato del Mundo fiscalizado por la FIA repita una decisión como esa, sonó lisa y llanamente, a una aberración.

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Quizás la medida estuvo de acuerdo con lo decidido por la FIA y comunicado públicamente el viernes antes del Grand Prix de Rusia en Sochi. Algo así como “acá no se equivocó nadie”, a lo sumo el piloto, en este caso Bianchi, que no desaceleró. En ese sentido apuntan las medidas pensadas para ensayar en el próximo GP de Estados Unidos, un dispositivo para reducir automáticamente desde el control de la carrera las velocidades de los bólidos en los sectores de doble amarilla.

 

La cámara on board del Honda de Tarquini, persiguiendo a Michelisz: a la derecha, sobre la banquina, pueden verse la grúa y el Seat de Lok.

 

Las imágenes fueron tomadas de la transmisión televisiva del WTCC. La cámara a bordo del Honda de Gabriele Tarquini muestra qué cerca estaba la grúa del asfalto. La toma general de la recta, en la que no se ve la grúa, muestra qué tan próximos pasaban los coches en carrera. No fue para nada una buena sensación.

 

Pasan Michelisz, Tarquini y Monteiro, a la izquierda se ve el Seat detenido. La grúa está detrás. Al final de la recta asoma el Chevrolet de Coronel.

 

La lógica: neutralizar la carrera (en una pista larga, la vuelta con safety car habría tomado cerca de tres minutos), retirar el auto detenido y despejar el sector sin poner a nadie en peligro. Está claro que la grúa de la imagen no pesa las 4,5 toneladas de la que fue blanco del Marussia de Bianchi, pero el riesgo fue el mismo. E innecesario, una vez más.

Por P.V.

Fotos: capturas de transmisión televisiva de Eurosport.

 

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