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Hugo Cuervo y Gabriel Ponce de León. Una unión que tardó pero finalmente llegó. |
PONCE DE LEÓN, ESE VIEJO SUEÑO DEL ESCRIBANO
“¿Qué piloto me gustaría tener en el equipo? Ponce de León.” Era terminante Hugo Cuervo cuando se lo consultaba sobre un piloto para incorporar a su Lincoln Sport Group de TC. Y no hablamos de fines del año pasado cuando le quedó una butaca disponible ante el alejamiento de Rafael Verna. El Escribano ya miraba con buenos ojos a Gabriel desde que éste llegó al TC en el 2002 con su buena fama de ganar y salir campeón con los autos de Oreste Berta en el TC 2000.
“Es rapido y áspero, pero no puede juntar un peso… No sé, hay otros pilotos que no ganaron nada y tienen el auto lleno de publicidades. No sé que pasa con este pibe (por Ponce), tal vez le falte carisma porque andar rápido, anda rápido” se lamentaba Cuervo hace unos cuatro o cinco años. Igual tenía bien cubierta la parte deportiva con Diego Aventín, Emanuel Moriatis y Rafael Verna, y mejor la económica, con los importantes aportes que desembolsaban puntualmente sus pilotos. “Este es un equipo caro pero el mejor” se ufanaba el Escribano, emulando la frase publicitaria de electrodomésticos. Hubo por aquellos días un acercamiento para traer a Ponce que iba en camino de concretarse hasta que alguien le bajó al pulgar. Según se escuchó en esos corrillos que generalmente cantan la justa, en la “selva” del Lincoln Sport Group no podían convivir el León con un Pumita…
“Algun día será…” pensó Cuervo y ese día llego a fines del año pasado, cuando el Lincoln Sport Group dispuso de una butaca ibre y de un piloto como Emanuel Moriatis, que con el uno en el lateral del su Falcon y su particular personalidad no puso condicionamientos para su nuevo compañero. Como en todo acuerdo a que se quiere llegar, cada parte hizo un esfuerzo para acercar pretensiones. Ponce dejó el Top Race y puso sus energías para llegar al presupuesto y Cuervo se flexibilizó como pocas veces antes con tal de tener al piloto deseado durante tanto tiempo. A las primeras carreras fueron sin completar el presupuesto como bien recordó Ponce tras el triunfo en Río Cuarto al contar que “el miércoles anterior a Mar de Ajó teníamos una publicidad y el jueves cerramos otras dos…”. Los buenos resultados ayudaron a que la parte económica dejara ser una preocupación. “Esto también influye en el rendimiento de un piloto” acotó Ponce, el día antes de concretar en la pista cordobesa el esperado primer éxito del año y con el Lincoln, que potenció sus chances al título con el que sueña desde que su padre Roberto lo llevaba a ver carreras de autos cerca de su Junín natal.
Tardó pero consiguió Hugo Cuervo lo que deseaba años atrás. Hoy con Ponce en su equipo, el Escribano espera certificar su segundo título en el TC. Difícil pero no imposible, tal como lo fue su sueño de tener a Gabriel en su equipo.
Ponce, aprovecha ahora que tenes el mejor auto de la categoria. si no salis campeon este año no salis nunca mas. sos un amargo