LOS DIAS DE REUTEMANN.
Es el título del libro del recordado y prestigioso colega Alfredo Parga, que relata las vivencias de Lole en el mundo de la Fórmula 1.
En esos muchísimos días de Reutemann en la Máxima, hoy tan lejanos como añorados, el mes de marzo se destaca por marcar hitos claves en la exitosa campaña del santafesino, que se extendió durante una década, y que desde entonces no encontró digno sucesor entre sus compatriotas. Una espera que va para largo.
Marzo, y coincidentemente su día 30, entregaron a Lole dos de sus más grandes satisfacciones. Lo fueron sus primeros triunfos en la Fórmula 1. Sorprendió el que obtuvo el jueves previo a las Pascuas de 1972 en la antigua y extensa (7960 metros), versión de circuito brasileño de Interlagos. Lo concretó en una carrera que no otorgó puntos, y que sirvió como obligatorio en aquella época, para que Brasil pudiese organizar al año siguiente su primer Gran Premio puntable.
Con apenas 12 coches en la grilla (no participaron Ferrari, McLaren y Tyrrell), todo estaba dado para la victoria del ídolo local Emerson Fittipaldi, pero la rotura de la suspensión trasera de su Lotus a cinco vueltas del final, le dejó servido el triunfo a Reutemann. Igual no pudo festejarlo mucho, ya que dos días más tarde mientras clasificaba para una carrera de Fórmula 2 Europea en Thruxton, tuvo un accidente y se fracturó un tobillo. Por eso se perdió los grandes premios de España y Mónaco.
Distintas y mejores circunstancias rodearon dos años más tarde el otro 30 de marzo, que vio la imagen triunfal de Reutemann. Es que aquel sábado en Kyalami, sede del Gran Premio de Sudáfrica, estaba lo mejor de la Fórmula 1. Con un implacable andar sobre el Brabham BT 44, Lole dejo atrás a la Ferrari de Niki Lauda y marchó rumbo a su bautismo triunfal en el Campeonato Mundial, luego de 28 grandes premios. Una reivindicación para las frustraciones que arrastraba de las anteriores carreras en Argentina y Brasil.
Marzo, pero el 29 de 1981, trae a la memoria una de las victorias más recordadas de Reutemann en la Fórmula 1. Fue aquella de la famosa e inolvidable desobediencia al cartel Jones-Reut que, como estipulaba el contrato, le ordenaba cederle el triunfo a su coequiper Alan Jones en un Gran Premio de Brasil que, bajo la lluvia y sobre un contundente Williams FW 07, el santafesino dominó de punta a punta. “No ví el cartel”, fue su primera y simple explicación aquel día en medio de su incomodidad. Con el paso de los años reconoció que “ya lo había dejado pasar en Long Beach (carrera anterior), y no iba a aguantarme otra humillación…”. Hay quienes todavía piensan que ese episodio incidió en la pérdida del título al finalizar la temporada. No parece tan simple.
Marzo y Brasil volvieron a unirse al año siguiente, para entregar dos de los últimos hitos del Lole en la Fórmula 1. Un 21 de marzo de 1982, el abandono en la 22da vuelta tras un toque de su Williams FW07 con el Renault de Rene Arnoux, entregó la última imagen de Reutemann como piloto en el campeonato mundial. Ni siquiera esperó el final de la carrera, para irse del hoy desaparecido circuito carioca de Jacarepaguá. Estuvo claro que ya se había instalado en su mente la idea del retiro definitivo. Un retiro que anunció siete días más tarde, un 28 de marzo…