TALENTO Y SUERTE DE CAMPEÓN.
A veces es bueno que los ganadores sufran, o pasen algún sobresalto. Sirve para que sean más valorados sus éxitos, y también para que no se sientan inmunes a los problemas.
En el caso específico de la edición 2020 del Gran Premio de Gran Bretaña, el angustioso triunfo de Lewis Hamilton, también sirvió para tirar al residuo del olvido las aburridas 51 vueltas, que tuvo la cuarta fecha del Campeonato Mundial de Fórmula 1. Y a su vez para dejar en el recuerdo esa dramática y emotiva media vuelta final, con el Mercedes Benz número 44 “rengueando”, con el neumático delantero izquierdo pinchado, en busca de la salvadora bandera de a cuadros y con el Red Bull de Max Verstappen cada vez más cerca.
Mirá la agónica última vuelta. Increíble.
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Te hablábamos de Verstappen, al que un giro antes y ya dando por inalcanzables a los Mercedes, su equipo llamó a boxes para calzar gomas blandas en un intento de capturar al menos el punto del récord de vuelta. Allí Hamilton tomó una ventaja de 30 segundos, y ese fue el oxígeno que le salvó la vida ante el inconveniente final. Sólo 5s 856/1000 lo separaron del Red Bull al cruzar la meta. Quedó claro que el inglés no hubiese resistido en punta, ni un cuarto de vuelta más.
“Cuando escuché que Valtteri había pinchado un neumático, miré el mío y todo parecía estar bien. No noté nada porque el auto seguía rodando sin problemas. Igual me pidieron que levantara el ritmo. En eso estaba cuando de pronto veo que se desinfla mi goma delantera izquierda. Noté que la forma de la cubierta había cambiado, y eso definitivamente me hizo sentir que el corazón se me salía por la boca, ya que no estaba seguro de si se había bajado realmente. Al pisar los frenos pude ver que el neumático se estaba cayendo de la llanta», recordó Lewis sobre el primer acto del drama de los Mercedes Benz, que arrancó con la pinchadura del neumático del auto de Valtteri Bottas. A diferencia de Hamilton, ocurrió dos vueltas antes del final, lo que condenó al finlandés a un paso por boxes, retrasándose al 11° puesto que lo dejó sin puntos.
El segundo acto se vivió en esos metros finales que el Mercedes de Hamilton recorrió como pudo, y que pusieron a prueba su temple de gran campeón como así también confirmaron su su alianza con la buena suerte. «Simplemente conduje tratando de mantener la velocidad, porque a veces se despegaba y frenaba el alerón. Fuí rezando para intentar que todo funcionara, y no fuera demasiado lento. Casi no llego a las últimas dos curvas, pero gracias a Dios lo hicimos. Definitivamente nunca he experimentado algo así en la última vuelta, mi corazón casi se detuvo al sentir la goma pinchada”, relató Hamilton más tranquilo y distendido tras su séptimo festejo en el Gran Premio de Gran Bretaña y tercero al hilo en lo que va de la temporada. Un triunfo que no fue uno más, para las habituales características de sus amplias victorias. Eso sí, resultó uno más en su camino para acercarse al récord de Michael Schumacher. Ahora con 87 ha queado a sólo 4 del alemán con al menos 9 carreras (pueden ser 11/12) por delante.
Pocos dudan que Lewis igualará o superará ese récord. También son mayoría los que cree que empardará a Michael Schumacher en el primado de siete coronas mundiales. Con cuatro carreras dejadas atrás, ya le sacó 30 puntos (88 a 58) de diferencia o sea más de una carrera (26) a su coequiper Bottas y 36 a Verstappen.
Además y por encima de los números a su favor, si Hamilton pudo ganar con un auto con una goma pinchada, cómo no va a ganar un nuevo título que, como quedó demostrado en Silverstone, lo tiene servido en bandeja.