LOS MERECIMIENTOS.
En cualquier rubro, son debatibles.
Esa delgada línea en la que, para algunos, una situación es justa y que chocará indefectiblemente contra los que opinan lo contrario. Yendo específicamente al automovilismo, los últimos dos meses de 2020 encendieron la disputa entre los que clamaban por un lugar para Sergio Pérez en la Fórmula 1, y los que opinaban con cierto recelo de las aptitudes del mexicano. Finalmente, sin espacio en Racing Point (reconvertido en Aston Martin), Checo encontró asilo en Red Bull.
¿Merecía Checo esa butaca? Ahí se enciende el debate, que no es parte de la nota que escribo. Sí sorprendió, hasta a los defensores a ultranza del mexicano, que el equipo austríaco decidiera romper con su tradición de promover corredores desde sus inferiores. Los fiascos de Pierre Gasly (de enormes actuaciones en Alpha Tauri, pero con un gran debe en la escudería mayor), y también Alex Albon pueden ser la respuesta. Pero eso, es parte del debate. Ahora sí, hechos fácticos.
¿Qué hace Red Bull? ¿Autos? No. ¿Elementos para motores? No. La empresa del supra millonario Dietrich Mateschitz, produce bebidas energizantes. Ésa es la fuente de alimentación del empresario austríaco.
Ahora bien. El mercado latinoamericano es el que más creció en ese tipo de bebidas en los últimos diez años. En el último lustro, se cuadruplicó. La latita del toro rojo dominó las ventas durante gran parte de ese período. Hasta que… En 2019, por primera vez, Red Bull fue superado en México. Monster (con Coca-Cola como fuerte accionista), se subió al primer escalón del podio en la tierra de Luis Miguel. Pero hay más…
En octubre de 2020, Heineken entró al mercado con el lanzamiento de Solar Power, su versión energizante. ¿Dónde se realizó la presentación? Sí, vos que no te perdés casi nada, lo sabrás: en México, el país con mayor consumo de bebidas azucaradas del mundo. ¿Algo más? Sí, hay más. En los albores de 2021 llegó otro gigante al mercado latino: PepsiCo, con su producto Rockstar. La compañía armó dos bases: Argentina, para subir a Sudamérica. ¿Y? Sí, México.
Arriba del elemento. Los movimientos empresariales, acaso incidieron y mucho para verlo al mexicano en un Red Bull.
La pelea por el dominio del mercado de las bebidas energizantes se puso dura para Red Bull. Justo en el medio, Checo Pérez se suma a su equipo de F-1. ¿Casualidad? ¿Causalidad? Nadie puede aseverar que el mexicano es compañero de equipo de Max Verstappen por ese motivo. Pero sí es fáctica, la complicación en el mercado que abastece la fortuna de la empresa.
¿Merecimientos deportivos? Tema de debate.
Por Alejo Iriart.
Fotos: Red Bull.
Interesante analisis,como acostumbra Alejo,un periodista que no debe faltar en Vision.
Totalmente de acuerdo. Hace decadas que la F1 es un asco en todo sentido, y que no estan todos los mejores pilotos (solo hay algunos) sino los mas convenientes por motivos comerciales/economicos.
Lo mas triste es que sabiendo eso en la que fue una de nuestras principales categorias, seguimos el mismo camino.
Saludos