SE DEFINIÓ EN LOS BOXES.
Agustin Canapino no mira con demasiada simpatía las carreras especiales. “Me gusta el automovilismo puro”, suele repetir, cada vez que se le pregunta sobre las distintas modificaciones a los esquemas de carreras para hacerlas más atractivas y competitivas. En cambio, Gastón Mazzacane las ve con mayor agrado desde su debut victorioso el año pasado en el Desafío de las Estrellas, una de las clásicas especiales.
Mirá en imágenes, lo sucedido:
Canapino lideraba la final en Neuquén y el cambio de gomas lo complicó. El arrecifeño terminó 3° 👈 pic.twitter.com/o7VQtj1XP8
— Carburando (@CarburandoTV) March 6, 2022
A partir de lo sucedido en Neuquen, seguramente Agustín las verá con mayor bronca a las citas especiales. Es que en el requisito obligatorio, cambio de los neumáticos del lado derecho, incluído en la segunda fecha del TC, se hundieron sus chances de victoria. Por su lado, Gastón potenciará aún más esa simpatía, tras aprovechar debida y correctamente esa situación especial de carrera con el aceitado trabajo de sus mecánicos del Dole Racing, para concretar, su segunda victoria en TC. Y esta vez un festejo a pleno, que no pudo tener en el anterior éxito, heredado horas después de terminada la carrera el año pasado en el Villicum sanjuanino, por una sanción a Valentín Aguirre.
“Quedé trabado por el auto de Santero y hasta que él no salíó, no pude salir”, contó Canapino con tanta bronca como amargura y frustracion, sobre la situación vivida durante el ingreso a boxes para el obligatorio cambio de neumáticos. La situación no fue la única, ni nueva en este tipo de carreras, y menos con tantos autos (hubo 50), e instalaciones de boxes como las de Neuquen, cuyas dimensiones no son las más recomendables para carreras así. “Los chicos del Dole, hicieron un gran trabajo, y de llegar tercero a los boxes para cambiar los neumáticos, me devolvieron primero a la pista» elogió el ex Formula 1.
Se entendió la bronca el Titán. Hasta la entrada a boxes iba en camino de una cómoda victoria sobre un veloz Chevrolet, cuyo poder de aceleración llamó la atención de un conocedor de los secretos de los fierros como Mariano Werner, una vez que lo vio a la distancia en la serie inicial. De repente todo cambió, y la ventaja de 4s8/10 con la que Agustín llegó primero a boxes, se diluyó con el tiempo perdido agudizado al quedar obstruido por el Ford de Santero. De esa forma retomó quinto a la pista. Pudo recuperar un par de posiciones, pero la victoria ya se le había escapado. Su declarada frustración no la ocultó ni en el podio, como si no entendiese que lo que le pasó forma parte de las carreras.
Mazzacane resultó la otra cara de la moneda, y no ocultó su alegría al festejar. “Cuando ganas de esta forma por el trabajo del equipo, la euforia es controlable”, declaró en su eufórica celebración. Esa forma de ganar comprendió un auto veloz y con buen ritmo, la porción de suerte para dejar en la anécdota el roce con el auto de Cotignola al salir de boxes luego del cambio de neumáticos, una buena demostración conductiva del Rayo para aprovechar la situación en boxes y luego para controlar los ataques de Germán Todino. Y obviamente como quedó dicho, el eficaz y rápido trabajo del equipo en el cambio de gomas. Ese fue punto clave que definió la carrera, y la transformó en atractiva para beneplácito de la gran concurrencia. Al fin de cuentas, provocar estas situaciones que abren la posibilidad de un cambio, es el objetivo de las carreras especiales.
Fotos: Prensa ACTC.