NO HABRÁ NINGUNO IGUAL, NO HABRÁ NINGUNO.
En tiempos de tanto vértigo, de tantas carreras, de tantos récords batidos más en cantidad que en calidad, puede sonar algo arriesgada hacer esta afirmación sobre Juan Gálvez y sus por ahora, ¿y por siempre?, inalcanzables récords de 9 campeonatos y 56 triunfos.
Puede parecer arriesgado pero no lo es tanto porque esa marcas ya llevan 60 años desde que quedaron detenidas en Olavarría, en aquel vuelco en la S del Camino de los Chilenos de los Chilenos que convirtió en leyenda y recuerdo permanente a este porteño que había nacido el 14 de febrero de 1916.
“Te dije Juancito que no vengas a correr a la tierra de los Emiliozzi…”, fue la frase que más en tono de desconsuelo que de reproche, su hermano Oscar repitió el llegar a Olavarría y encontrarse ante el inerte cuerpo de Juan. El Aguilucho no entendía como, con 47 años, ya cerca del retiro y colmado de éxitos, su hermano insistía en correr contra una generación que comenzaba a marcar un nuevo tiempo en el TC. La explicación estaba en esa alta motivación ganadora que siempre distinguió a Juan,como también lo caracterizó su bajo perfil, su inteligencia y astucia para encarar las carreras. Un verdadero adelantado.
Acérrimo enemigo de usar el cinturón de seguridad, tras haber visto morir quemado a su colega Francisco Gancedo en las Mil Millas 1950. Paradójicamente ese temor, junto a la mala fortuna, fueron las que armaron su trágico final. Es que el vuelco del Ford número 5, al trabarse la caja, no fue muy fuerte ni prolongado, pero resultó suficiente para que en la cabriola se abriese la puerta y tanto Juan, como su acompañante Raúl Cottet, salieran despedidos. Gálvez cayó de cabeza y murió en el acto. Cottet lo hizo de espalda y sólo recibió golpes.
Pasaron seis décadas de aquel triste domingo 3 de marzo de 1963 en Olavarría, y nadie ha podido alcanzar los 9 títulos ni mucho menos las 56 victorias. Pudo haber sido Roberto Mouras (50) pero también la muerte se interpuso en su camino, Con sus 7 coronas, Guillemo Ortelli, es el que más se le acercó en campeonatos, pero sin mostrar muchas ganas de superarlo. Un Ortelli en quien muchos han rescatado algunos perfiles similares a Gálvez, pese a que transitó una época totalmente distinta respecto a la que compitió Juancito.
Por todo esto Juan Gálvez, sigue siendo el gran referente de la historia del TC que ya lleva 85 años. Por algo la sede de la ACTC lleva su nombre. Un justo homenaje, al igual que la denominación, que junto a su hermano Oscar luce el Autódromo de Buenos Aires. El reconocimiento a uno de los grandes del automovilismo argentino.
Al más campeón y al más ganador del Turismo Carretera.
El mjor de todos,lejos.
En esta coincido. Falta una calle y autopista con el nombre de Juan y Oscar Galvez. Saludos