¿EL VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO?
Es lo que se preguntan algunos entendidos de Ferrari tras lo sucedido el fin de semana pasado en Melbourne, escenario de la tercera fecha del Mundial 2023 de la Fórmula 1. Resultados malos, desarrollo prometedor: ¿hay que lamentarse o celebrar?
Nada es para celebrar en Ferrari en estos momentos, pero la carrera australiana mostró leves signos de recuperación. Carlos Sainz se quedó fuera de los puntos pero demostró que la SF23 puede ser competitiva con cubiertas duras –una enorme carencia evidenciada en las dos pruebas anteriores- y, por lo tanto, el concepto básico del auto no es un fiasco.
Sí, se puede decir que ese es un signo alentador. Pero solo si se acepta ya que la escuadra de Maranello pugna por no quedar cuarta en el torneo, en lugar de pelearlo como ocurría un año atrás. Ferrari se había ido de Melbourne liderando ambos torneos; en esta ocasión, se fue sin puntos, con las manos vacías.
Peor aún: esta SF-23 sumó menos puntos en los tres primeros Grands Prix del año que la fatídica SF-1000 de 2020, la peor temporada de Ferrari en la Fórmula 1 desde 1973…
La proyección puede parece catastrófica. Pero no necesariamente debería ser así.
Charles Leclerc, el delfín, confesó que está manejando mal. Ha caído en una espiral de pérdida de confianza en sus condiciones y en el equipo, que lo deprime. Era el gran rival de Max Verstappen en el karting; una década después, el neerlandés ganó 37 Grandes Premios y dos títulos mundiales; el monegasco languidece con cinco triunfos, la misma cantidad que Sergio Pérez, que –nadie puede dudarlo- conductivamente es inferior a Leclerc.
A partir de la F1-75 del 2022, la SF-23 tenía que resignar downforce para ganar velocidad final. Tal el concepto evolutivo fijado por el proceso que encabezaba Mattia Binotto. Pero el producto final es decepcionante, el coche cayó en el orden general y ni Binotto ni sus lugartenientes están a mano como para echarles la culpa.
Fred Vasseur, el nuevo team principal ferrarista, cree que el concepto no es errado y que a la SF-23 se le puede extraer un rendimiento superior ampliando la ventana de puesta a punto. Esa, probablemente, haya sido la llave que destrabó el comportamiento del coche de Sainz: el español tuvo el segundo mejor ritmo de la carrera (detrás de Verstappen) y salvo por la bandera roja que se puso tras el accidente de Alex Albon (¡una vez que Ferrari había tomado una decisión estratégica acertada!), podría haber escalado hasta el podio.
Basta comparar el ritmo de las Ferrari con gomas duras en Arabia y en Australia para entender el progreso relativo del coche, que no llevaba ninguna pieza o parte nueva en el circuito del Albert Park. Es decir, la mejora pasó forzosamente en algún lugar por la puesta a punto.
Vasseur se aferró a esa esperanza: “Vimos un Ferrari competitivo. Tuvimos un buen ritmo de carrera y luchamos muy cerca de la punta. Está claro que esto no es suficiente, tenemos que seguir trabajando, porque nuestro objetivo no es acabar cuartos».
Luego analizó: “en Australia nuestro ritmo fue mejor, creo que hemos dado un gran paso adelante en cuanto a rendimiento, aunque el resultado no ha sido el esperado y hay cierta frustración. Pero lo que hemos visto nos dará una motivación extra para seguir luchando en el próximo Gran Premio”, dentro de casi cuatro semanas en Baku (Azerbaiján).
¿Es poco? ¿Es mucho? ¿El vaso medio lleno o medio vacío? El drama es que Maranello viene de frustración en frustración y entonces la tolerancia a esas decepciones son mínimas, escasas, prácticamente nulas.
Y todo el mundo –los que están y los que no- se siente con derecho a hablar de la Rossa Nazionale:
«En Ferrari se sienten desconcertados, los resultados en la pista están muy lejos de las promesas y las premisas, ya no tienen certezas. Y ahora tienen que gastar tiempo y dinero, no tanto para progresar sino para entender dónde estás. Ferrari ya no sabe dónde está”, opinó el expiloto de la Scuderia Ivan Capelli.
Lapo Elkann, el hermano extravagante de John, el presidente de la Ferrari, también criticó al equipo, que lleva 14 Grandes Premios (11 en 2022, 3 en 2023) sin un mísero triunfo. ”Ferrari, es hora de despertar”, tuiteó lacónico.
Lapo puede ser una cañita voladora pero no puede decirse lo mismo de Luca Di Montezemolo. El veterano expresidente de la Ferrari admitió que, a su entender, la crisis del Cavallino puede ser duradera.
“Cada vez que me preguntan por Ferrari me meten un cuchillo en la herida. Junto con mi familia, es lo más importante en mi vida. Estuve 25 años en dos periodos. Lamento verla así”, afirmó. “No creo que sea una crisis a corto plazo, es una cuestión de reconstrucción y necesitamos reunir a los mejores técnicos”.
El antiguo dirigente afirmó que «los discursos triunfalistas en la presentación (de la SF-23) me parecieron incorrectos, esperaba un auto que evolucionara del año pasado».
Pero no hubo evolución: la prensa italiana no se privó de recordar que “a partir de Imola, la cuarta carrera de 2022, la que siguió al GP de Australia del año pasado, Ferrari quedó tercero en términos de número de puntos obtenidos, detrás de Mercedes: 476, contra 827 de Red Bull”.
Ferrari fue uno de los tres equipos que no presentaron modificaciones en sus autos para el GP de Australia: los otros fueron los Aston Martin (que acabaron en el Top-10) y los Haas (Nico Hulkenberg arañó el podio tras la tercera largada…). Los primeros desarrollos técnicos están previstos para el GP de España, dentro de dos meses: nueva suspensión trasera y actualizaciones aerodinámicas en el piso y los pontones. Según una infidencia, Ferrari había decidido antes del arranque de la temporada extender su programa de desarrollo hasta el receso de agosto, tras el GP de Hungría.
«Si Vasseur cambia hoy, los resultados podrían llegar en unos meses, pero si confía en lo que le dicen los ingenieros, corre el riesgo de seguir chocando contra una pared”, señala Capelli. “Vasseur se encuentra en un coche diseñado por la dirección de Binotto y, como Toto Wolff en Mercedes, tiene dos caminos por delante: seguir con los mismos proyectos o confiar en un copy-paste de Red Bull. Dentro de un par de meses habrá que pensar también en 2024, eso quiere decir que tendrán que hacer funcionar estos monoplazas y trabajar en los del año que viene, todo al mismo tiempo».
Esta historia continuará. ¡Y cómo!
La tiene muy difícil Ferrari, Red Bull juega en otra liga (no solo tendría que empardarlo, para recién después intentar superarlos) y los «de atrás» han evolucionado hasta emparejarlos. Otra excelente nota, Pablo, gracias