UN DESTINO particular.
No fue campeón mundial. Tampoco ídolo. Ni siquiera ganó un Gran Premio por el Campeonato Mundial. Sin embargo la mención del nombre de Christopher Arthur Amon, o simplemente Chris Amon, se emparenta con uno de los mejores pilotos de mediados de los 60 y principios de los 70. Una época de nombres pesados como Jim Clark, Graham Hill, Jackie Stewart, Jack Brabham, John Surtees, Dan Gurney, Jochen Rindt. Una época de oro de la Fórmula 1.
“Fue el mejor piloto del mundo entre los que nunca ganaron un Gran Premio”, sentenció alguien que no suelta así nomás un elogio como Ron Dennis, sobre este hijo de un granjero, nacido el 20 de julio de 1943, en Bulls, Nueva Zelanda.
Siguiendo el camino de su compatriota Bruce McLaren, a los 17 años. Amon partió a Europa, a los 19 debutó en la Fórmula 1 y con 22 venció en las 24 Horas de Le Mans junto a McLaren. Todos lo veían como un niño prodigio del automovilismo en tiempos donde la mayoría de los consagrados eran treinteañeros. «Tal vez llegar tan rapido me hizo mal, al creer que era fácil…», admitió con el transcurrir de los años.
Desde su debut en Bélgica `63 hasta su retiro voluntario en Alemania 1976, el mismo día del grave accidente de Niki Lauda, Amon largó casi un centenar (exactamente 96) grandes premios. Hizo 5 poles, subió a 11 podios, punteó varias carreras pero nunca, nunca, pudo cruzar antes que nadie la meta en una fecha mundial.Menos mal que en su época había carreras sin puntaje. Ahí encontró el espacio para sus únicos festejos. Primero en el International Trophy en Silverstone 1970, un clásico de la esos años, y luego en el Gran Premio de Argentina, en enero de 1971, aquel que sobre un McLaren privado de Jo Bonnier marcó el debut de Carlos Alberto Reutemnn en una carrera de Fórmula 1 que tambien mezcló unos autos de Fórmula 5000.
Un extraño karma persiguió a Chris durante su campaña sin que esto rozara las dudas de su talento. “Stewart y Amon fueron mis principales rivales” ,reconoció Jochen Rindt, único campeón mundial post mortem. “Chris era un gran piloto y el mejor probador que conocí”, declaró Mauro Forghieri, quien como responsable técnico lo trató durante su paso (1967 a 1969) por Ferrari, una de los principales equipos, los otros fueron March y Matra, por donde pasó Amon.
Ademas de la escasa fortuna contribuyeron para ese destino algunas decisiones equivocadas como el alejamiento de Ferrari rumbo a March en ese 1970 en que los autos rojos comenzaron a ser los grandes rivales del Lotus de Rindt.
El triunfo estuvo muchas veces al alcance de Amon pero nunca pudo atraparlo. En 1968 punteó en España, Bélgica y Canadá pero terminó en abandonos. Llegó en Inglaterra pero ese día se encontró con un inspirado Jo Siffert sobre un Lotus privado. Dos años más tarde en Bélgica, y ya sobre un March, volvió a llegar segundo tras protagonizar con el mexicano Pedro Rodríguez uno de los más espectaculares duelos que se recuerdan en Spa. También pudo ser suya otra recordada carrera, como la de Italia 71, la que se definió por menos margen en la historia. Era puntero hasta que faltando seis vueltas se le soltó la visera del casco…Terminó sexto, lejos del grupo que defino la carrera en los metros finales.
“Sentía que era uno de esos días en que nadie podía ganarme…”, recordaba Amon, ya en el retiro, sobre ese 2 de julio de 1972, que con la pole sobre el flamante Matra MS120D lo tenía como el gran candidato para el Gran Premio de Francia. Rapidamente, los hechos lo confirmaron con esa escapada en punta que lo puso lejos de Stewart y Fittipaldi. Parecía que por fin en el pintoresco circuito de Clermont Ferrand, había llegado el día tan esperado no sólo por Amon, sino por un ambiente que apreciaba su bonhomía y perticular sentido del humor. La nueva trampa del destino apareció en la vuelta 19, justo en mitad de carrera, con una piedra que deterioró el neumático delantero izquierdo. Debió entrar a boxes y al volver estaba octavo. Recuperó mucho pero sólo le alcanzó para terminar tercero. Un pobre consuelo, como también lo fue el “vos sos el verdadero ganador”, que le ofreció Stewart desde el escalón más alto del podio. Quizás pudo consolarlo saber que otra piedra produjo un daño mayor. Fue la que partió del Lotus de Fittipaldi, perforó el visor del austríaco Helmut Marko, y le provocó unas seria lesión en el ojo izquierdo que terminó con la campaña deportiva del actual asesor del Programa de Pilotos Jóvenes de Red Bull.
“Perder esa carrera fue un golpe muy duro. Desde ese día comenzó a disminuir mi interés por las carreras y a resígname a no poder atrapar ese triunfo tan esquivo. Me dije que estaba escrito que no tenía que ser…”, contó Amon sobre una situación que se vi en el declive de su campaña que lo llevó a equipos de menor nivel´(Tecno BRM y Ensign), incluso uno propio de fugaz duración, hasta su retiro definitivo.
A la hora del análisis, Chris estaba lejos de considerarse un desafortunado por no haber ganado un Gran Premio. “Soy muy afortunado porque pude salir vivo de una época en la que murieron muchos colegas”, reflexionó con buena dosis de verdad desde la tranquilidad de su retiro en su Nueva Zelanda natal, donde en sus últimos años compartió comentarios en televisión, con asesoramientos a escuelas de pilotos
Muchos creían en la mala suerte de Amon. “Chris tuvo tanta mala suerte que si ponía una funeraria la gente dejaba de morirse”, ironizó alguna vez Mario Andretti.
La gente se sigue muriendo, como ocurrió con Amon a los 73 años en un hospital de Rotoura, Nueva Zelanda, víctima de un cáncer.
Por encima de ser casi un desconocido para las nuevas generaciones, vale el recuerdo para quien mereció sobradamente estar en la lista de ganadores del Campeonato Mundial de Fórmula 1. Una lista que integran varios colegas que sin su gran talento,tuvieron esa dosis de fortuna que nunca en un Gran Premio se acordó de Chris Amon.
Por Miguel Sebastián
Fotos: diariomotor.com y laf1.es
Excelente nota. Trae un poco de nostalgia pero sin dudas era una época dorada de la Fórmula 1. O era nuestra edad lo que hace que veamos esa época de la F1 o de otras categorías como de oro?? Igualmente felicito a VA. Esas notas de epoca son conmovedoras. Gracias
Comparto plenamente el artículo de VA, (excelente) y al comentario de Marcos.Hubiera querido escribir lo mismo.