UN GIGANTE DE RODILLAS

Por el equipo de VA

Toyota, el principal fabricante de coches del mundo, en su momento famoso por la calidad de sus vehículos, se enfrenta a una serie de dramas sin parangón. Sus responsables ahora tienen que responder públicamente a cuestiones incómodas: ¿Por qué el grupo reaccionó tan tarde a las quejas de sus clientes? ¿Por qué sólo aportó información limitada al público? ¿Acaso los directivos de Toyota ocultaron la verdad intencionadamente? La compañía se expuso a la opinión pública durante una primera audiencia ante una comisión del Congreso de los Estados Unidos.
«Ha pasado mucho tiempo hasta que hemos podido solucionar una serie de problemas de seguridad poco habituales, pero serios», dijo James Lentz, representante máximo de la automotriz nipona en Estados Unidos. «Reconocemos esas fallas», agregó.
«Todos los vehículos de Toyota llevan mi nombre», escribió el presidente Akio Toyoda en un artículo para el «Wall Street Journal». Cada problema lo afecta también a él de forma directa, afirmó. El nieto del fundador de la firma, sin embargo, admitió que Toyota reaccionó de forma demasiado vacilante ante los problemas y prometió volver a hacer primar la calidad frente a la cantidad.
Algunos expertos consideraron que el rápido ascenso de Toyota al puesto de mayor automotriz del mundo fue el motivo de la serie de defectos. Toyota construyó demasiado rápido plantas de armado en todo el mundo, y el fabricante no exigió a sus trabajadores las máximas condiciones de calidad que engrandecen una empresa.
Entre tanto, no sólo tres comisiones parlamentarias y la Administración estadounidense de Seguridad en el Tráfico estudian el comportamento de Toyota, sino que también la temida Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC) y la fiscalía neoyorquina están investigando el caso.
Toyota les proporcionó más munición. En documentos internos los directivos del fabricante de coches se jactan de limitar al mínimo los reclamos y de haber postergado la introducción de nuevas normas de seguridad por medio de una eficaz presión lobbista.
Aunque todos los grandes grupos se erigen como lobbies, casi ninguna otra compañía extranjera es tan influyente en la capital estadounidense como Toyota, escribió el «Washington Post». A la firma no sólo se le atribuyen estrechos contactos con toda una serie de políticos de alto rango, sino que además de a ex funcionarios del gobierno, emplea también a ex trabajadores de la Administración estadounidense de Seguridad en el Tránsito, que por lo visto le ahorraron varias investigaciones desagradables, según acusaciones de ambos lados.
El grupo japonés gestiona 14 plantas en todos los Estados Unidos. Toyota y sus comerciantes emplean en total unos 170.000 trabajadores estadounidenses. Cuatro gobernadores de estados norteamericanos en los que Toyota tiene fábricas defendieron que la compañía fuera
sometida a audiencias. Exigieron un «trato justo». El gobernador de Kentucky, Steve Beshear, advirtió de que el gobierno en Washington no debe dejarse influenciar por el hecho de que colaboren con competidores de Toyota.
Desde el año pasado el gobierno estadounidense es el principal accionista de General Motors y Chrysler. El Estado rescató a ambos fabricantes de la insolvencia mediante ayudas millonarias. Especialmente General Motors es considerado el principal beneficiario de la debacle de Toyota. Incluso el propio presidente estadounidense, Barack Obama, llegó a criticar al fabricante nipón por su lenta resolución de los problemas provocados por las averías mecánicas.
La propia Toyota se siente tratada injustamente. Sí, dice Lentz, su compañía ha cometido errores. «Pedimos disculpas por ello». Pero ahora al menos se ha hallado las causas de las aceleraciones no deseadas, que son el pedal del acelerador que se queda trabado y la
alfombra que se desliza. Las reparaciones continúan. «Nos tomamos nuestra experiencia muy en serio», dijo el presidente Toyoda.
«Temo que crecimos demasiado rápido», señala Toyoda en alusión a la expansión de la automotriz. Admitió que la gerencia de la compañía dejó de escuchar a los clientes, descuidó la formación de su personal y perdió de vista el desarrollo de la empresa. «Lamento que esto haya llevado a los problemas de seguridad descritos», dijo Toyoda. «Lo lamento por cada conductor de Toyota que sufrió un accidente».
Habló explícitamente a los miembros de la familia Saylor y les expresó sus condolencias. En agosto del año pasado murieron cuatro miembros de esa familia en un accidente con su modelo Lexus porque no pudieron frenar el vehículo, que se estrelló contra una 4×4. «Haré todo lo que esté a mi alcance para que nunca vuelva a ocurrir una tragedia así», afirmó Toyoda. Se teme que sólo en Estados Unidos murieron 34 personas en accidentes similares.
La automotriz se ha visto obligada a retirar unos 8,5 millones de automóviles, la mayoría de ellos de su mercado más importante, el estadounidense, no solo debido a que se movían las alfombras o se trababan los aceleradores, sino también por la falla de los frenos en sus modelos híbridos Prius y por la salida de los semiejes de sus anclajes en algunas furgonetas. Además, se sospecha que en algunos casos falló la dirección asistida en alrededor de medio millón de vehículos de su modelo Corolla. «Ha pasado mucho tiempo hasta que hemos podido solucionar una serie de problemas de seguridad poco habituales, pero serios», dijo Lentz. Los llamados a revisión provocaron un desplome de las ventas en Estados Unidos de más del 15 por ciento en enero.
Los presidentes de la comisión que investiga los problemas de Toyota en Estados Unidos, Henry Waxman y Bart Stupak, reprocharon anteriormente a la multinacional japonesa no haber
hablado de una posible falla electrónica en la aceleración como causa de los problemas.
Según Waxman, investigaciones de expertos ajenos a la compañía determinaron que los «vehículos de Toyota tiene un serio defecto en sus sistemas de control electrónico», que llevarían a la aceleración descontrolada.
«Toyota tiene mucho que explicar a los ciudadanos estadounidenses, a los propietarios de vehículos y los comerciantes», dijo también Stupak al comienzo de la audiencia. «Miles de consumidores, cuyos vehículos no fueron llamados a revisión, reportaron sobre el aceleramiento indeseado», indicó Stupak, y precisó que Toyota debe encontrar una solución también para estos automóviles.

24-02-2010

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