DECISIÓN ACERTADA.
Tenía razón Jorgito Barrio cuando tras la clasificación sabatina anticipaba que “Lo más divertido del TN en el 12 está por venir con las series y las carreras finales”. Hubo despistes, trompos, golpes, autos rotos, para todos los gustos en las series de la Clase 3 ganadas por los Ford Focus de Gastón Iansa, Manuel Urcera y Facundo Chapur. Por suerte no hubo ningún problema físico para los pilotos, salvo una consecuencia menor que no le iba a impedir correr si le arreglaban el Cruze a Jonatan Castellano tras el fuerte despiste.
También estaban en lo cierto quienes advertían su preocupación por las pronosticadas lluvias. En principio, no tanto pensando en la posibilidad de la suspensión de la carrera, sino en los riesgos de los pilotos transitando a 200 Km/h o más con autos sin carga aerodinámicas y en algunos casos conducidos por corredores poco expertos. Lo visto en las series de la clase mayor, primera competencia sobre piso mojado, demostró que el tema no era para tomar a la ligera, si bien pudieron correrse casi con normalidad.
“Hay sectores rápidos y peligrosos como el Curvón, Ascari y el Ciervo, donde distintas corrientes agua cruzan la pista y modifican la adherencia” comentaron con preocupación varios pilotos tras correr las series. No es un problema nuevo en el Gálvez y frente a su persistencia, vale preguntarse por qué no fue tomado en cuenta en la reciente y promocionada repavimentación de varios circuitos del autódromo porteño
“El TC se salvó porque llovió en los días previos y la zona de desagotó pero el problema está”, se escuchó decir en los boxes mientras avanzaba la mañana y la Clase 2 amagaba concretar su final tomando la precaución de girar con el auto de seguridad. Tardó tres vueltas en comprobarse que ante la mayor intensidad de la lluvia y la menor visibilidad, era un riesgo dar vía libre a la velocidad.
El tiempo pasaba y eran necesarias decisiones. Hubo una convocatoria a una reunión entre pilotos, autoridades de la CDA, representantes de los equipos y de la categoría. Fue un pandemónium, donde cada uno defendió sus intereses y se plantearon distintas pósicionés. La idea mayoritaria de esperar una hora para ver si el clima mejoraba (¿Habrán tenido en cuenta a los escasos y sacrificados hinchas que resistían el agua y el frío en las despobladas tribunas), fue anticipada por la realidad cuando la continuidad de la lluvia convenció a todos que era inútil insistir con correr y se decidió la suspensión de las finales de las clases 2 y 3.
Fue la decisión correcta. No era sencilla de tomarla por los intereses que en juego, pero por sobre ellos debe prevalecer el valor de vida. No falta quien diga que en otros tiempos se corría con mucha lluvia, y la archiconocida frase sobre que «el automovilismo es un deporte de riesgo». De acuerdo, pero esos riesgos deben tener un limite para no padecer slamentos tardíos. Muchos de quienes empujan a correr son los primeros en criticar ante una tragedia…
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Jorge Revello (vicepresidente 2do del Automóvil Club Argentino), junto a «Pepe» Martos (gerente general de APAT), conversaron sobre temas de automovilismo en la lluviosa mañana en el Gálvez (Foto prensa).————————————————————————-
Lo ocurrido no quiere decir que no se pueda correr con lluvia. Se puede en la medida que dentro de los riesgos, estén dadas la mínimas condiciones de seguridad. Según los pilotos la visibilidad en el Gálvez no cumplía ese requisito. “Es buenos correr con lluvia pero hacerlo a ciegas es peligroso” graficó Emanuel Moriatis, piloto casi retirado y presidente de APAT. Dos meses atrás en otro circuito veloz y peligroso, como el belga de Spa Francorhamps, un joven piloto holandés se mató en medio de la lluvia en un múltiple choque causado por la falta de visibilidad. Tarde, pero tomaron la amarga experiencia para modificar los protocolos para carreras bajo la lluvia.
Fotos: Prensa APAT