EL ALEJAMIENTO.
Su salida de la F-1, lo ha llevado a ponerse otras metas que pretende, lo sitúen en un escalón de más preeminencia aún en la historia del automovilismo mundial.
Así se impuso correr y ganar las 24 Horas de Le Mans, y lo consiguió y va camino a consagrarse campeón del Mundial de Resistencia (WEC) con el equipo Toyota Gazoo Racing junto a Sébastien Buemi y Kazuki Nakajima. Afrontó las 500 Millas de Indianápolis hace dos años y la victoria en la celebérrima carrera y coqueteó con la victoria, esta temporada encara en mayo otro intento con ese exclusivo objetivo. Ha ganado dando cátedra una de las pruebas de largo aliento más reconocidas como las 24 Horas de Daytona, hace poco se subió a una Toyota Hilux oficial con las que la marca compite en el Dakar, y hasta algunos especulan con que se lo vea en el NASCAR de Estados Unidos.
Fernando Alonso demuestra que hay vida después de la Fórmula 1 donde conquistó dos títulos mundiales, siendo considerado aún, uno de los top.
En Bahrein, después del gran premio ganado por Lewis Hamilton, ha tomado parte con un McLaren, de los ensayos en los que Mick Schumacher arriba de una Ferrari, acaparó miradas y la atención. De nuevo un Schumacher arriba de un auto rojo…
No conducía Fernando un F-1 desde el GP de Abu Dhabi en noviembre de 2018, y se mandó 64 vueltas como si nada en las pruebas para Pirelli dentro de los test post GP de Bahrein, “siempre es bonito manejar un F1, porque son los más rápidos del mundo, es bonito sentir la velocidad y la adrenalina”, resaltó y después marcó diferencias con el auto que le tocó en suerte hasta el año pasado, “el MCL34 es un paso adelante en cada aspecto, creo que tiene más agarre y es menos lento en las rectas; el motor es un paso grande adelante. En general, como paquete, el coche está en la dirección correcta. Se vio en las dos primeras carreras, que aún hay que dar otro paso más si queremos competir con los tres mejores. Pero creo que el primer paso es consolidarse como el cuarto mejor equipo junto con Haas, y eso he sentido al manejar el auto».
La pregunta surgió por sí sola, ¿volverá a la máxima?, el asturiano ha diluído la posibilidad, «no, realmente no me ha tentado para volver. Lo que tenía que conseguir en la F1 o incluso más de lo que había soñado nunca, ya lo logré. No tengo quejas. Si algún día vuelvo, lo cual dudo, porque mi decisión de dejar la F-1 es firme, es para ganar algún Mundial, terminar 4º, 6º o 7º, no me resulta tentador todavía».
Y que decir acerca de la inédita experiencia de probar un vehículo del Dakar, tan disímil a lo que ha manejado Alonso en su vida. En el desierto sudafricano de Kalahari, el Toyota Gazoo Racing South Africa, organizó la prueba para que Fernando viviera por por primera vez las sensaciones provocadas por un tanque como son los vehículos que corren en Dakar. Junto a Giniel de Villiers, ganador del Dakar 2009, primero en Sudamérica que tuvo gran repercusión en la Argentina, Alonso anduvo en la Hilux ganadora en enero pasado en Perú de la edición 2019, en manos de Nasser Al-Attiyah, empujada por el motor V8, 5 litros con 385 CV, la manejó en dos tramos del desierto, uno de 8 kms y otro de 17 kms.
“He probado diferentes autos de distintas categorías en los últimos años, y esta fue sin dudas una gran oportunidad, fue muy divertido; sin duda diferente a lo que estoy acostumbrado a conducir, pero muy interesante», comentó. «Aumentamos la velocidad lentamente -detalló después-, aprendiendo a cada paso. No es fácil leer los pozos y saber a que velocidad hay que andar, pero cada vez me fui sintiendo más seguro. La Hilux se siente muy bien; tiene buen agarre y equilibrio, mucha potencia y una frenada impresionant, fue increíble manejar ese auto”.
Alonso, un todoterreno.
Fotos: gentileza RTVE.es (portada) y Prensa Toyota Argentina.