EN PERGAMINO EMPEZÓ LA LEYENDA.
¿Imaginas por estos días que un piloto pueda desembarcar en el Turismo Carretera sin haber corrido una carrera antes? No te hablamos de antecedentes en el TC Mouras, en TC Pista, en Turismo o en el Karting. ¡En nada! Imposible ¿no? Tampoco en estos tiempos en que los padres impulsan, a veces en exceso, con billeteras generosas las campañas de sus hijos en al automovilismo, pueda entenderse muy bien que hubo un padre que se oponía a que su hijo subiese a un auto de carrera.
Bueno, estas dos circunstancias inadmisibles en la actualidad, marcaron hace 50 años el debut de Juan María Traverso, no sólo en el TC, sino también en el automovilismo. Si, porque aunque te cueste creerlo aquel el 31 de octubre de 1971 en la Vuelta de Pergamino de TC, Juan María Traverso corrió la primer carrera de su vida. Es cierto que no había tantas categorías menores como ahora para empezar, pero Juan María no había corrido en nada y se largó a un TC. Como únicos antecedentes con la velocidad el por entonces joven (21 años) Traverso tenía las aceleradas que en las calles de Ramallo le daba a los auto de su padre y una prueba de suficiencia rendida en el actual Gálvez ante un tribunal de expertos que integraban Jorge Cupeiro y Gastón Perkins.
“Fue la última licencia que se dio para correr en el TC sin antecedentes” rememora Traverso con su conocido orgullo. Ahí no terminó el problema ya que hubo que convencer al padre del Flaco, que prefería que su hijo se dedicase a la atención de su empresa (Fiplasto) antes que a la nueva experiencia de los autos de carrera. De “ablandarlo” se encargó Marito García, piloto en ascenso por aquellos años y que ante su ingreso como oficial de General Motors, le ofreció a Traverso su Torino Liebre 1 ½.
Ese Torino anaranjado con el número 71 en sus laterales se presentó en Pergamino en un TC que poco tenía que ver con el actual. Para empezar porque lo fiscalizaba el Automóvil Club Argentino (la autofiscalización de la ACTC llegó en 1979), para seguir porque estaba dividido en Fórmula A (carreras en rutas y semipermanentes) y Fórmula B (autódromos) y para cerrar porque buscaba recuperar el terreno perdido ante el avance de los Sport Prototipos. Asimismo contaba con un lote de destacados y experimentados pilotos (Copello, Gradassi, Marincovich, Luis Di Palma) con edades que superaban holgadamente los 20 años y en algunos casos los 30. Por eso a un joven alto y flaco de verdadcomo en ese entonces era Traverso se lo vió como “un pibe” con sus 21 años…
“Estaba tan nervioso que no podía apretar el embrague” recuerda Traverso sobre sus sensaciones cuando con Juan Dancha, en la butaca del acompañante, esperaba su turno para largar en la última fila que compartió con Dario Di Palma, el primo de Luis y padre del motorista Fabio. La amargura del abandono en la final (llegó 5° en su serie) por un problema mecánico la compensó la alegría de ver a su admirado Eduardo Copello como ganador de la competencia. Fue el último triunfo del Maestro sanjuanino.
Muchos no repararon demasiado en este debut y lo tomaron como uno más de los tantos que se producían con jóvenes y no tan jóvenes pilotos que buscaban probar suerte en un automovilismo menos profesional y más accesible. El tiempo mostró que no fue un debut más. Fue el que hace 50 años marcó el paso inicial de la campaña de uno de los grandes ídolos y figuras del automovilismo argentino: Juan María Traverso, nada menos.