UNA SENSACIÓN PREOCUPANTE
Mientras el Dakar 2018 sigue avanzando y sumando bajas, vuelcos y huesos rotos de sus participantes en las exigentes dunas peruanas, también avanzan las conversaciones y gestiones sobre la próxima edición. Es un clásico de todos los años y no suena a prematuro, ya que una competencia de la magnitud organizativa y logística del Dakar requiere de una prolongada planificación previa.
Confirmada la continuidad en Sudamérica otro clásico de todos los enero, las expectativas apuntan a saber qué países transitara la 11ª edición en territorio americano. Todo indica que luego de tres años de ausencia, volverá a Chile e incluso ya se adelanta que será el país elegido para la largada, una condición impuesta por el flamante gobierno en las negociaciones. Siguiendo con las teorías, nada hace pensar que Perú salga, luego de este regreso y lo conforme que los organizadores se muestran con sus tramos de dunas. Tampoco nadie piensa dejar de lado a Bolivia, ante el gran apoyo económico e institucional del gobierno de Evo Morales y el entusiasmo que despierta en un pueblo con poca tradición y actividad automovilística.
Si todo esto se cumple y Etienne Lavigne mantiene la postura tantas veces reconocida a Visión, de que “por cuestiones organizativas el Dakar sudamericano no puede transitar por más de tres países…”, Argentina se quedaría al margen del Dakar por primer vez desde que se instaló en suelo sudamericano, y luego de haber sido el país que le abrió su territorio cuando en el 2009 los organizadores franceses debieron abandonar Africa por problema de seguridad y buscar nuevos horizontes.
Sin que se hable mucho de toda esta situación incierta de Argentina, ya sea para confirmarla o para desmentirla, esta es una sensación que comenzó a invadir a los integrantes de la caravana dakariana, y que sumó la preocupación en el caso de los argentinos. Sin dudas duele, pero no debiera sorprender recordando que ese boom, que en su llegada en el 2009 resultó el Dakar fue perdiendo fuerza en el último par de años entre el paso de la novedad inicial, cierta desidia en el interés oficial y una merma en su promoción. El alejamiento de Buenos Aires (concluye en Córdoba) en la edición 2018, termina de confirmar estas sensaciones.
Se sabrá en poco tiempo si el Dakar sigue transitando caminos argentinos, o si por primera vez desde que pisa Sudamérica habrá que mirarlo desde afuera. Si esto último se concreta, el Dakar se agregará a la pérdida de la Fórmula E y dejará en total silencio de motores el verano argentino. Y pensar que en el 2015 ambas competencias se superpusieron en un mismo fin de semana…
Por M.S.
Fotos: Prensa Dakar
Hay que recortar gastos, o mejor dicho, destinarlos a reparar el subsuelo de la Casa Rosada, $260 millones de pesos. Una verguenza, estos son iguales o peores que los otros. La diferencia que estos tienen guantes blancos. Perdimos la Formula E, y ahora el Dakar. Y van por mas, WRC, WTCC