UN HISTÓRICO QUE SE RESISTE AL OSTRACISMO
Solo los muy veteranos recuerdan la fábula. Sucedió hace casi tres décadas, en el autódromo porteño. Se definía el título de la Fórmula 3 Sudamericana de 1993, en la que el expertise argentino había ido dejando paso lentamente a la pujanza brasileña, más cerca de Europa y de los fierros con que se alimentaba la categoría.
Aquella mañana de diciembre de 1993, el argentino Fernando Croceri logró concretar su largamente anhelado sueño de campeón, aunque para ello fue necesario que contara con la inestimable colaboración de otro grupo de compatriotas que, en la última vuelta de la carrera, fueron levantando mansamente el pie del acelerador para facilitarle a Croceri la remontada, que devino en los puntos necesarios para asegurarse la corona. Halago que, en otro caso, habría ido a parar a manos del ganador de aquella carrera y principal rival del argentino, el brasileño Helio Castro Neves (todavía se llamaba así, con el apellido separado).
El brasileño se quejó de la falta de fair-play y los argentinos se ponìan a la cola para burlarse de él. Luego, por distintas razones, los brasileños hicieron rancho aparte y acabaron dominando al 95 por ciento la disciplina, hasta su muerte natural. Una pena.
Este cronista conoció personalmente a Castro Neves (todavía) en Homestead (Miami) durante marzo de 1996, casi dos años y medio después de aquel trago amargo… y le duraba el resentimiento con los argentinos, como se pudo comprobar en persona. Por entonces, su objetivo ya no era la Fórmula 1 sino el automovilismo norteamericano, y sus compañeros de equipo eran un compatriota suyo y otro argentino. Ambos dejaron hace rato de pertenecer a los primeros planos del automovilismo mundial.
En cambio, Helio Castroneves (un único apellido desde que se consagró en los Estados Unidos) continúa siendo una estrella del automovilismo a los 47 años, en tiempo y forma. Acaba de ganar por tercer año consecutivo las 24 Horas de Daytona, la joya de la categoría IMSA. El primer piloto en la historia de la carrera (que data de 1966) en alcanzar ese logro.
Ese, que ya es un blasón impactante, acaso empalidece considerando otras aristas de la carrera de Castroneves. Su logro más obvio e importante fue haber conquistado nada menos que las 500 Millas de Indianápolis en cuatro ocasiones, igualando en 2021 el record que durante 44 años, desde 1977, obraba en manos del texano A.J.Foyt, acaso el mejor piloto estadounidense de todos los tiempos… Cuando Foyt estableció la marca (tras ganar en 1961, 1964, 1967 y en esa temporada), Castroneves solo tenía dos años de edad… Luego ganó las 500 de 2001, 2002, 2009 y 2021.
Croceri se quedó con ese título de Fórmula 3 Sudamericana. Además de Indianápolis por cuatro y Daytona por tres, el brasileño de Ribeirao Preto ganó 30 carreras de la IndyCar (entre la serie CART, en la que debutó en 1998, y la IndyCar Series, en la que corrió hasta 2022), además de obtener 93 podios y 51 poles en la categoría.
Curiosamente, nunca fue campeón en esa disciplina, pero sí subcampeón en cuatro ocasiones (2002, 2008, 2013 y 2014). Es el Campeón sin Corona del IndyCar, si tal cosa existiera.
Sí, en cambio, ganó el título de la IMSA en 2020 para el equipo de Wayne Taylor, al que precisamente acaba de derrotar este fin de semana en las 24 Horas edición 2023. Compartió el Acura ARX-06 del Michael Shank Racing con Tom Blomqvist, Simon Pagenaud y Colin Braun. Y la historia del triunfo es una de milagros encendidos.
El auto debutaba en la nueva categoría GTP, que agrupa a los prototipos híbridos (más conocidos como LMDh) con los Hypercar (LMH) que faltaron a la cita.
El cóctel trepidante que suponía mezclar autos híbridos (la primera categoría de ese estilo en los Estados Unidos) y no completamente probados con una carrera de larga duración que se corre mayormente de noche dejó fuera de combate a marcas ilustres, como por ejemplo Porsche: el estreno de su sociedad con el Team Penske terminó en fracaso, luego de que uno de los dos Porsche 963 del equipo rompiera su caja de velocidades y el otro acabara 14º aquejado por innumerables problemas eléctricos.
Pero es que el vencedor casi tampoco llega, según refirió el propietario del equipo Mike Shank.
“Fue muy estresante. Unas 200 personas trabajaron a todo vapor en el equipo para llegar a hacer debutar el coche, pero tuvimos un problema con la caja de velocidades que no podíamos solucionar. Al final, decidimos continuar hasta que explotara. Tuvimos toda la suerte del mundo”.
El Acura vencedor y sus tres escoltas dieron 783 vueltas al cabo del día completo de competencia. Pero alrededor de la vuelta 200, es decir, cuando se llevaban disputadas unas 6 de las 24 horas de carrera y las sombras nocturnas ya se habían apoderado del Speedway, la temperatura de la caja de marchas comenzó a trepar de manera ostensible.
Largas detenciones en boxes para quitar la tapa del motor y agregar fluidos en el radiador de la caja fueron necesarias para mantener el auto en carrera. “Cuando la lectura de la temperatura de la caja alcanzó los 90º, dejamos de leerla. Decidimos continuar hasta que explotara. Nos mantuvimos así, agregando fluido a la caja durante casi toda la carrera”, agregó Shank. Pero ni Castroneves ni ninguno de sus compañeros se enteraron de la gravedad del inconveniente hasta poco antes del final de las 24 Horas: el equipo ocultó esa seriedad mecánica todo lo que pudo.
“No lo supe hasta que alguien mencionó que estábamos perdiendo mucho tiempo en los pits y entonces ellos dijeron que era algo con la caja. Nunca pregunté qué ocurría realmente porque no quería saber la respuesta y preocuparme cuando estaba corriendo”, dijo el brasileño. “Lo que hicieron fue perfecto, porque nunca sentí nada dentro del coche”.
Blomqvist, quien condujo el último turno, reveló que sobre el final de la carrera se agregó un problema con el acumulador, por lo que no podían detener mucho tiempo el coche en los pits, lo que complicaba la operación de mantenimiento de la caja.
Tras vencer por apenas 419 milésimas de segundo sobre el portugués Filipe Albuquerque -que conducía el otro Acura, del equipo de Wayne Taylor y su nuevo socio, Michael Andretti– Blomqvist detuvo el Acura en el peralte principal, y entonces Castroneves lo condujo a hacer lo que aprendió como nadie en el automovilismo estadounidense: imitar al Hombre Araña trepándose al alambrado…
“Este es un deporte muy difícil”, señaló el histórico piloto. “Uno pierde mucho más que lo que gana. Pero yo amo el automovilismo tanto que, cuando uno consigue ganar, lo celebra con todo, y esta victoria me tocó muchísimo”.
En mayo, Helio Castroneves cumplirá 48 años. Lo celebrará con otra temporada completa en IndyCar, en el Michael Shank Racing.
En la actualidad, Fernando Croceri es el Prosecretario de la Asociación Argentina de Volantes (AAV), la entidad que desde 1931 atiende las urgencias médicas de cada accidente en carreras del automovilismo nacional.
Es bastante lógico que Croceri a esta altura se dedique a otra cosa, tiene 15 años más que Helio. Pero creo que la discusión en su momento debió ser otra. Para qué queríamos la F3 sudam? Los brasileños la querían para promover pilotos a Europa o estados unidos. Y lograron su objetivo con creces.
Argentina la quería para ganarle a los brasileños y nada más. Furlan salió campeón 4 veces, pero no sé cuál era el sentido. Croceri salió campeón con ayuda mínimamente cuestionable. Cada quien podrá elegir el punto de vista que prefiera, pero humildemente me parece que los vecinos entendieron el asunto mucho mejor que nosotros.
Si si,caben tantos puntos de vista.Para mi era una categoria hermosa,autos de carrera pura sangre,fue la categoria de autos mas rapidos de toda la historia de Sudamerica,basta eso solo.
Sin dudas, una hermosa categoría, pero mal manejada/utilizada.
Saludos Pablo!
perdón ,pero el otro brasileño en el equipo de era Tony kanaan y sigue siendo muy popular y sigue en actividad.
Y el argentino era José Luis Di Palma. La categoría era la Indy Light, antesala por entonces del CART. Helio y Tony hiperconsagrados en el automovilismo estadounidense. Di Palma tuvo que pegar la vuelta….
Gran artículo Pablo, tus notas resultan siempre abundantes en datos y anécdotas; encima redactados de forma tal que uno se pone a leerlos y, a partir del primer párrafo, empieza a rogar que no venga nadie a interrumpir su lectura.