En un loco Desafío de las Estrellas en San Juan, Gastón Mazzacane alcanzó la buscada primera victoria. A Valentín Aguirre, ganador en la pista, le habían contado una vuelta de mas y en la verificación técnica el venteo del tanque del Ford, lo dejaron sin nada.
«Rosario siempre estuvo cerca», reza la canción de Fito Paez. Parafaseando, se puede trazar cierto paralelismo con el primer triunfo de Gastón Mazzacane en Turismo Carretera. El Rayo había arribado a la categoría el 23 de agosto de 2009, no sin antes cabildeos en familia con su padre Hugo, quien supo oponerse a verlo arriba de un auto de TC, luego de haberse sumado al automovilismo nacional tras su etapa afuera que tuvo su pico más alto en Fórmula 1 con Minardi y Prost.
Alcanzar la meta de ganar en el TC, convertido en su lugar deportivo en el mundo, dio tela suficiente para cortar. La adaptación le demandó su tiempo, a medida que se acomodó, comenzó a elevar su protagonismo, siempre acompañado por el Chevrolet empujado por el motor hecho por el «Chino» Martínez, muy buena herramienta, provistas por el Dole Racing al cual se ha mantenido fiel, sin caer en la frecuente histeria de los pilotos, por cambiar de equipos cuando los resultados se niegan.
El Desafío de las Estrellas, ordenada la grilla por el rimbombante sorteo, se transformó en la ocasión para el bautismo de Mazzacane como ganador en TC, luego de 168 presencias. Sí, no se dio de la manera convencional, en la pista, donde había llegado segundo. Sabés que al primero Valentín Aguirre, la sonrisa se le transformó al rato cuando, insólito, las autoridades de la carrera comprobaron que le habían contabilizado una vuelta de más. Hecho al que se sumó, la irregularidad en el venteo del tanque de nafta, detectado en la posterior verificación técnica, como para certificar el golpe que lo dejó con las manos vacías, y prolongó la prolongada adversidad del «Torpedo» de Arrecifes desde su paso al Ford alistado por el DTA Racing.
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Aquella primera frustrada victoria en Posadas 2016, en la última vuelta por el motor roto, en otra ocasión en Olavarría pegó en el palo.
https://youtu.be/JVsWzWVRVQc
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En un locoDesafío de las Estrellas en el Villicum en San Juan, la especial cita anual, el plantense consiguió entonces de la manera menos imaginada, ante la exclusión del ganador en pista, Valentin Aguirre. Inexplicablemente, el control de la carrera pactada a 35 giros (se corrieron 36 por el último ingreso efectuado por el auto de seguridad), contabilizó en forma errónea sus vueltas completadas, y comprobaron que había completado una menos, sumado después a la exclusión técnica como te contamos.
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“Pensar que en la última vuelta casi pierdo todo; intenté pasarlo a Aguirre y el iba con una vuelta menos!”, enfatizó el Rayo Mazzacane luego de confirmado su triunfo en TC, la categoría tan arraigada en la vida de la familia Mazzacane, encabezada por su padre Hugo.
“Llevaba una mochila por no ganar en TC y pesaba un montón, pero bueno se dio. Y fue con el “7 de Oro”, mi auto de este año, pintado como el de Mouras, como un tributo a Roberto, uno de los más grandes. Varios me decían, que con este auto iba a ganar y tuvieron razón!».
El gran momento para Gastón Mazzacane, había llegado.
El triunfo de Mazzacane fue el corolario de un Desafío donde pasó de todo; hubo seis neutralizaciones por autos detenidos, trompos y choques además de las fijadas detenciones para cambiar un neumático y recargar (40 litros) de nafta. A propósito, fue inusual la cantidad de toques y choques, ¿acaso exceso de ímpetu de los pilotos o un circuito donde al TC le cuesta acomodarse por sus caraterísticas?
Con Gastón consagrado ganador en un fin de semana especial para su familia (falleció un par de días atrás su abuela materna), Marcos Landa en el Torino oficial ocupó el segundo lugar y tercero, quien había sacado el número 1 en el sorteo, Alan Ruggiero en el Ford del Rus Med Team, cuyo propietario Mauro Medina ausente, se recuperaba de Covid.
Retomó la senda de los buenos resultados Juan Martín Trucco, con su Dodge cuarto, y excelente cosecha de puntos del puntero del campeonato Agustín Canapino, quinto en el Chevrolet azul luego de largar 39º y último. Algo similar Facundo Ardusso; el de Las Parejas con la Chevy del JP, sexto tras arrancar desde el fondo según el sorteo.
Aguirre fue el primero en recargar combustible en la vuelta seis, y a los más detallistas les llamó la atención porque no les daban las cuentas, por el escaso tramo recorrido, que reaprovisionara los 40 litros de nafta fijados como obligatorios (todos largaron con 100 litros).
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La explicación de lo sucedido con Aguirre, del comisario deportivo Roberto Saibene.
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Saibene admitió el error en el conteo de vueltas del arrecifeño, y sonó a falla gruesa sumada la confusión, considerando la tecnología con sensores, monitores, clasificación en vivo, entre el equipamiento dispuesto por la ACTC, y detectada recién cuando finalizó la carrera. El pasaje debió ser advertido durante el recorrido, y así evitar otras confusiones: Vaya como ejemplos, cuando el gente del DTA Racing encargado del auto de Aguirre, concurrió en plena carrera al trailer de los comisarios, para reclamar que Valentín aparecía con un giro menos; reclamo al que en forma equivocada, le dieron la derecha para luego, una vez finalizado el Desafío quitarle una vuelta al de Arrecifes al corroborar que contana con una menos. También puede mencionarse el caso de Leonel Pernia, con vueltas menos, salió en segunda fila en uno de los relanzamientos, lugar indebido).
La tecnología de la ACTC, se supone, detecta ese tipo de errores con más premura por parte de quienes se descarta, son entendidos en su utilización. Fallas de las que no se encuentra exento el automovilismo nacional, pese al nivel alcanzado en todas las áreas. La quinta edición del Desafío, tuvo como tres de las cuatro anteriores, una resolución donde es menos saludable: afuera de la pista. El dato, más allá del formato válido, da para el análisis.
Nobleza obliga ganó en buena ley, aunque el apellido lo condena y nunca pudo encontrarle la vuelta al manejo del TC.
Pelotazo en contra para los cronometristas y todo su entorno, una verguenza lo ocurrido, no tiene parangón y comprometieron tanto la integridad física de Aguirre como la de Mazzacane al obligarlos a ir al límite sobre todo en los relanzamientos, debiendo ya de saber que Aguirre iba con una vuelta menos.
Demasiados choques y despistes, mucha culpa es atribuible a los pilotos y otra al circuito que no es de los más aptos sobre todo para el TC, y para el público del TC menos aún.
Un papelón difícil de digerir, pero convengamos que tratándose del TC todo está permitido y hasta hubo uno de ellos que se lo tomó con humor y expresó: con esta pandemia no podemos estar en todo.
Impresentable los fiscalizadores de los cronometros, repitieron por muchas vueltas que Aguirre ganaba…repiten siempre la misma operatoria, esperar a que termine para decidir, eso no sirve porque da un resultado erroneo y a esta altura es muy flojo.
Nobleza obliga ganó en buena ley, aunque el apellido lo condena y nunca pudo encontrarle la vuelta al manejo del TC.
Pelotazo en contra para los cronometristas y todo su entorno, una verguenza lo ocurrido, no tiene parangón y comprometieron tanto la integridad física de Aguirre como la de Mazzacane al obligarlos a ir al límite sobre todo en los relanzamientos, debiendo ya de saber que Aguirre iba con una vuelta menos.
Demasiados choques y despistes, mucha culpa es atribuible a los pilotos y otra al circuito que no es de los más aptos sobre todo para el TC, y para el público del TC menos aún.
Un papelón difícil de digerir, pero convengamos que tratándose del TC todo está permitido y hasta hubo uno de ellos que se lo tomó con humor y expresó: con esta pandemia no podemos estar en todo.
Impresentable los fiscalizadores de los cronometros, repitieron por muchas vueltas que Aguirre ganaba…repiten siempre la misma operatoria, esperar a que termine para decidir, eso no sirve porque da un resultado erroneo y a esta altura es muy flojo.