NO TODO ES COMO DEBE SER.

Como tantas letras de canciones, el paso de los años no le quita vigencia a aquel «Reino del Revés» que cantaba la recordada María Elena Walsh en los 60.

Me dijeron que en el Reino del Revés
Nada el pájaro y vuela el pez
Que los gatos no hacen miau y dicen yes

A este arranque, la letra suma otras contraposiciones insólitas, para cerrar cada uno de los párrafos y rematar el final con un

Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés

Sebastián Gómez gana sin querer la carrera de Clase 3 de TN en Río Hondo, que Leonel Pernía y Facundo Chapur no quisieron ganar. Insólito y vergonzoso.

Si María Elena Walsh viviese, no tendría más que ver al automovilismo argentino para encontrar ejemplos reales de lo que imaginó en el Reino del Revés. Un automovilismo que lo demostró por partida doble. En Río Hondo con dos campeones y candidatos al título de Turismo Nacional como Leonel Pernía y Facundo Chapur, peleándose para ¡no ganar!. Y en Rafaela, con una final de Top Race que en el denominado Templo de la Velocidad cerró la promocionada Semana de la Velocidad pero al ritmo conservador del ¡Auto de Seguridad.! Situaciones movidas por distintas circunstancias pero emparentadas con el ridículo y totalmente a contramano de la elemental esencia competitiva.

El Auto de Seguridad fue un gran protagonista del Top Race en Rafaela y el que cruzó la meta por delante de los corredores… Un final sorpresivo y decepcionante (Foto TV Máxima Velocidad).
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No son nuevas estas demostraciones. Tal vez resultaron más evidentes, especialmente en el caso de lo sucedido enl Turismo Nacional. Una grotesca forma de demostrar lo absurdo de un reglamento, que castiga a los que trabajan mejor y ganan. Un patético Reino del Revés en aras de una mayor pero artificial paridad. No suceden sólo en el TN o Top Race, pero esos son campos más propicios para las demostraciones y quejas públicas de los pilotos. Porque no hay equipos oficiales como en el TC 2000, ni está la celosa CAF de la ACTC controlando cada palabra o movimiento.

Saben los pilotos donde protestar y donde callar.

Tampoco lo visto en Río Hondo y Rafaela, han representado los únicos casos del Reino del Revés en el automovilismo nacional. Hay más, camuflados en la nutrida actividad de las diferentes categorías. ¿O es lógico que para llegar al TC un piloto, por más pergaminos que acumule, deba descender a una categoría como el TC Mouras, dos escalones menor?. ¿O que autos que representan a distintas terminales compitan, con un mismo tipo de motor?. O que una categoría como la actual Fórmula Nacional considerada y promovida como “el semillero del automovilismo” y la “fábrica de talentos”, apenas pueda juntar una docena de autos. O que en una economía en crisis se sigan creando categorías, algunas como apéndices de otras. Y en e mismo marco, que se construyan y habiliten nuevos autódromos…

Y puede haber más casos para justificar que el automovilismo nacional, muy fuerte en algunos rubros, es también lo más parecido a ese Reino del Revés que tan bien describiera María Elena Walsh.

Fotos: Prensa APAT.

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