VOLVIÓ A ESCENA COMO LE GUSTA.
Se trata de Flavio Briatore y lo hizo. Regresó a su face mediática que tan bien maneja, con las conocidas y duras declaraciones sobre Franco Colapinto. Según él, “quizá no era el momento de tenerlo en la Fórmula 1” y que el argentino “necesita un año o dos más”. Frases entre otras extremas, que generaron un eco automático en el mundo del automovilismo, no tanto por el contenido, sino porque provienen de alguien que supo ganar y codearse con sucesivos éxitos.
El gran problema es que seguimos midiendo las opiniones de ciertos personajes por lo que hicieron hace veinte o treinta años, y no por lo que hacen hoy. Briatore fue sin dudas una figura influyente en la F-1 de los ´90 y 2000, vinculado a campeonatos y a grandes talentos. Pero esa versión quedó muy lejos. Hoy, sus palabras parecen nacer más de la nostalgia de sus éxitos pasados y a la vez de sus intere$es siempre latentes, que de un análisis profundo de la realidad.
La contradicción del presente
Mientras Briatore habla de “tiempos” y “maduración”, su propio equipo, Alpine, naufraga en las pistas. Y no lo hace por falta de pilotos, sino por fallas estructurales y repetitivas:
• Estrategias en pits erradas, que transforman carreras prometedoras en tardes grises.
• Herramientas poco confiables, que muestran la fragilidad técnica de la escudería.
• Decisiones de gestión que cambian de rumbo cada temporada, sin construir un proyecto sólido.
Y en medio del contexto actual, Franco Colapinto luego de lo hecho en Zandvoort como una puntada para volver a recuperar confianza perdida ante piñas y reveses técnicos y estratégicos cometidos por el equipo Alpine, dejó la impresión que pudo comenzar a mostrar su mejor y tan esperada faceta y así, marcar diferencias. En Zandvoort firmó la cuarta vuelta más rápida entre los 20 pilotos. Por momentos rodó a la par de su compañero Pierre Gasly —conocida su experiencia y afianzamiento en F-1 desde 2017, más las probadas cualidades conductivas— e incluso lo superó en varias oportunidades, luego que en la mayoría del año transcurrido, fuera el francés quien marcó diferencias a su favor. Que un novato logre esto con el mismo auto que un compañero joven/veterano puede confirmarse que el problema no es el talento, sino el proyecto.
El mito de la autoridad eterna
La Fórmula 1 vive atrapada en una paradoja: le seguimos otorgando valor a opiniones de figuras que ya no logran resultados en el presente. Y lo hacemos porque el pasado pesa: los títulos ganados, los nombres grandes, recuerdos de épocas doradas. Ahora bien, ese respeto automático podría decirse, nos impide distinguir entre la vigencia de un análisis y la comodidad de una frase hueca.
Franco y el hambre de futuro
Colapinto no necesita un sello de Briatore para validar su talento. Lo hace vuelta tras vuelta, enfrentando a un compañero de equipo experimentado, aprovechando cada milésima y mostrando que el hambre de gloria puede más que los discursos de oficina.
Conclusión
El deporte motor no se mueve con recuerdos, sino con presente y futuro. Y el presente de Briatore y su equipo es frágil: malas decisiones, herramientas poco fiables y estrategias en pits que fallan una y otra vez. Tal vez la pregunta no sería si Colapinto está listo para la Fórmula 1, sino si Alpine está listo para sostener un proyecto serio.
Porque mientras algunos opinan desde la comodidad de su leyenda, hay jóvenes como Franco que, con un volante entre las manos, ya demuestran que el futuro está llegando, o acaso, llegó.
Gustavo Rosso (º)
2-9-25
(º) experimentado fotoperiodista argentino radicado en EE.UU hace dos décadas, abocado a la coberturas de la serie IndyCar y de automovilismo internacional.






















Excelente nota. No era del estilo de Saavedra y al final, lo confirmé.
En otros terminos, Norberto Fontana dijo: Briatore cuida su puesto como cualquier piloto.
El viejo es un tramposo que ha sido expulsado de la F1 y no puede hacer pie en estos tiempos