LA CIUDAD DEL PECADO.
Mantiene el aire transgresor y «pecaminoso» que la acompaña desde casi sus orígenes. Allí en el área mundialmente conocida, Las Vegas street, donde se encuentran los hoteles que derrochan estrellas, replican lugares icónicos (la Torre Eifell, el Arco del Triunfo, las aguas danzantes y más; y donde los espectaculare edificios que albergan a los casinos brotando a cada paso donde millonarios apostadores suelen dejar fortunas más de una vez, cuando las bolillas caen en el número «equivocado» de las ruletas, acaso sacados de alguna película. Allí donde pululan hombres y mujeres con joyas colgadas que cuestan fortunascon espectáculos que suelen convocar a cantantes célebres para shows que atraen a turistas del mundo entero y donde las luces de la ciudad, dicen los más fantasiosos, pueden ver desde el espacio.

Cuando crees que ya lo viste todo, Valtteri Bottas casó a una pareja en Las Vegas (foto gentileza Todo sobre la Fórmula 1/Facebook)
Allí está instalada la Fórmula 1 dispuesta a llevar adelante la carrera cuyo dueño no es mas que Liberty Media, el conglomerado económico y financiero que entre sus activos ostenta a la F-1. Es el Gran Premio de Las Vegas, primero de los últimos tres del calendario, y por la noche el fin de semana en el inicio del invierno en la región, que no pasa desapercibido por el frío reinante.
En el circuito instalado desde hace tres años, con la espectacularidad y tecnología que impone Las Vegas, los dos entrenamientos que abrieron el juego, permitieron volver a comprobar las exigencias límites presentadas además, se suman, calles desbaladizas y polvorientas con sectores para altas velocidades entre muros amezantes. Un cóctel muy tentador.
Al cabo de las dos prácticas, desde la Argentina fue vista una interesante labor de Franco Colapinto (1m34s824 con neumáticos medios), si bien en todo momento detrás Pierre Gasly (12º), su compañero en Alpine. Franco se situó 16º a 1s222 en la segunda parte (en la inicial había quedado 20º y último) de los libres detenidos con bandera roja por haberse movido una tapa de un alcantarilla en el piso, como sucediera en 2024 cuando a Carlos Sainz le destruyó su Ferrari. Abajo del Alpine luego, Franco dejó sus impresiones: «el auto no me permitió girar cómodo, se movía de atrás, no pude colocar gomas blandas, el rendimiento que no fue bueno, trabajaremos en el equipo para intentar mejorar».




















