SEIS AÑOS ATRAS, CUANDO EL DAKAR aterrizó en Sudamérica, corrido por el terrorismo del Africa, nadie imaginó que el romance duraría tanto.
“Tenemos muchos proyectos en el futuro para el continente”, admitió el director del Dakar, Etienne Lavigne, durante la presentación de la edición 2014 de la prueba, en el Automóvil Club Argentino. Esos proyectos parecen incluir a la Argentina por largo tiempo. “Pienso que se dará en el 2015, pero no lo sé aún. Es un poco temprano para hablar en concreto de ese futuro”. Esos proyectos contemplan una expansión a escala continental.
–El año pasado mencionó la chance de reeditar la Buenos Aires-Caracas en tono de Dakar, ¿en qué quedó la idea? –preguntó VA a Lavigne.
–Caminamos. Este año estuve en Colombia y en Ecuador, hubo diálogo, pero lo más difícil no es organizar la carrera, sino articular las cuestiones políticas. Para 2015, seguro que no. ¿Para 2020? Noooo, imposible decirlo.
“Cuando el Dakar vino a la Argentina en 2009 –recuerda el ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer– yo esperaba que se quedara dos o tres años, ése era el objetivo. Ya llevamos seis ediciones, estamos todos sorprendidos. Creo que el efecto que tuvo en el público, en Sudamérica pero especialmente en la Argentina, fue inesperado, sobre todo para los organizadores.”
Ya no se discute, como en años anteriores, cuándo volverá la prueba al Africa. “La respuesta de la gente le dio otra envergadura al Dakar”, aseguró Meyer. Los organizadores franceses siguen llevándose seis millones de dólares del tesoro argentino, y el Gobierno ya presentó formalmente el pedido para tener de nuevo la prueba en 2015. “El Dakar es uno de los ejes de esta gestión”, insistió Meyer. “¿La Caracas? Lo veo como un proyecto demasiado avanzado, nosotros tenemos buena cooperación con los países limítrofes”, opinó el funcionario.
La edición 2014 partirá el 5 de enero desde el Monumento a la Bandera, en Rosario y tocará sucesivamente San Luis, San Rafael (Mendoza), San Juan, Chilecito (La Rioja), Tucumán y Salta, adonde llegarán el 10 de enero, antes de pasar a Bolivia (sólo las motos y los cuatriciclos) y Chile (los autos y camiones) y recorrer las últimas etapas hasta alcanzar Valparaíso el 18 de enero.
Lavigne dijo no estar “preocupado” por la tensa situación vivida en el interior con los autoacuartelamientos de las policías provinciales y consecuentes saqueos. “Hasta ahora no me preocupa –admitió–. Sabemos que la Argentina va a hacer lo mejor para asegurar la normalidad de la carrera. El Dakar tiene peso internacional y representa una vidriera para vuestro país, eso es importante para el Gobierno, por lo que descuento un alto nivel de seguridad.”
Será la primera vez que el Dakar pise territorio boliviano: el francés insistió en que “éste es un evento único en el mundo en términos de organización deportiva, siempre resulta un desafío organizar algo distinto cada año, queremos sorprender a los competidores con nuevos desafíos, no es nada fácil entrar en Bolivia, pero ése es el espíritu del Dakar”.
Por eso, Lavigne consideró que “organizarlo es mucho, mucho más difícil que llevar adelante el Tour de France”, que también es propiedad de la Amaury Sport Organization (ASO), porque el Tour «se hace en un solo país en el que hay otra cultura de organización”, dijo con un toque netamente eurocentrista. “Este será un Dakar más largo, más alto y más extremo”, avisó.
Por P.V.
Fotos: Mónica Paz; Mintur