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El aniversario de la muerte de Bruce McLaren, ocurrido el 2 de junio de 1970 en Goodwood (Inglaterra) cuando probaba un M8D similar al de la foto (aquí conducido por su coequiper Denis Hulme. McLaren, un fino ingeniero a la vez que perspicaz piloto (que ganó el GP de Argentina de Fórmula 1 en 1960) sentó las bases en 1965 del que sería uno de los equipos de competición más exitosos de la historia. Había nacido en Auckland (Nueva Zelanda) el 30 de agosto de 1937. Tenía 32 años.

«A las 10:45 Bruce salió de boxes por primera vez en su nuevo auto y después de una vuelta rápida volvió. Había más ida de cola a alta velocidad que la que le gustaba (…) Los mecánicos le ajustaron el alerón para curar ese defecto. (…) a las 12:19 el gran McLaren anaranjado rugió por la calle de boxes. Otro par de vueltas y pararían para almorzar. Todo estaba bien y Bruce acomodó la cola saliendo de la chicana para empezar su vuelta rápida. Nunca completó esa vuelta. A las 12:22 estaba muerto; se había matado instantáneamente cuando el auto se despistó justo antes de una curva y arrasó con el puesto de los banderilleros, del lado interno de la pista. Una investigación mostró que una sección de la cola debió haberse soltado a aproximadamente 270 km/h causando inmediata inestabilidad y una situación más allá del control humano» (Eoin Young, «Bruce McLaren, el hombre y su equipo», Patrick Stephens Ltd, 1995, Londres).

«Ahora es pasada la medianoche y acabo de regresar de París, un día duro, irreversible. Se suponía que tenía que encontrarme con Michel Finquel, pero tardó en aparecer. Pronto descubrí porqué. Había oído en la radio que Bruce McLaren había muerto en Goodwood y se sintió al y con miedo de tener que ser quien me diera la noticia. Eventualmente llegó y cuando me lo contó en la vereda del restaurant, fue muy difícil de entender. Bruce no era de esos tipos a los que te imaginás que les va a a pasar algo. Por eso me costó caer (…) No puedo describir lo que sentí. Fue como un vacío, una confusión, todo lo que quería era estar solo, para poder aceptarlo (…) La tarde fue horrible» (Jackie Stewart, «Faster, Farrar, 1970, New York).
2/6/2010


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