«Quien no tiene paciencia, no llega a su destino», dice un proverbio chino. Un enorme embotellamiento de unos
La situación se complicó especialmente en la carretera nacional G?110 y en la que une Huai’an, en la provincia de Hebei, y Xinghe, en
«Estoy realmente preocupada por la situación higiénica y el estado de nuestra comida», aseguraba la mujer de un camionero, que viajaba con su marido junto a sus dos hijos pequeños. Ante la falta de baños, la gente aliviaba sus necesidades al borde de la carretera. «Nos hemos acostumbrado», apuntó un conductor de la provincia de Shandong.
Hasta que, antes de lo previsto, terminaron las obras y se liberaron varios carriles, los camiones avanzaban, como mucho, unos cientos de metros al día. Otra de las causas del embotellamiento fue el inicio de los envíos de carbón desde Mongolia interior al resto del país, por la cercanía del invierno. Esta región de China se convirtió el año pasado en el principal abastecedor de «oro negro» del país pero las capacidades de transporte por ferrocarril son limitadas, por eso cada vez son más los camiones de carbón que ruedan rumbo a Beijing.
Pero como la red vial tampoco tiene capacidad suficiente para semejante flujo, los interminables embotellamientos se convirtieron en algo cotidiano a las puertas de la capital de 17 millones de habitantes, donde los camiones sólo pueden entrar durante la noche.
En medio del calor, los conductores dormían junto a sus vehículos o incluso debajo de ellos. Jugaban a las cartas para matar el tiempo o se enojaban con los habitantes de los pueblos cercanos que intentaron ganar dinero a su costa, vendiéndoles agua, fruta o comida preparada a un precio mucho más elevado del habitual.
También la delincuencia se cebó con los viajeros, a pesar de los 400 policías que fueron enviados para mantener el orden. «Una noche los ladrones atacaron seis camiones y coches y huyeron con 60.000 yuanes (unos 7.000 euros)», afirmó la mujer de una de las víctimas al diario «Beijing Chenbao».
Estos atascamientos son solo parte de un gran problema de tráfico que sufre China, primer comprador de vehículos del mundo, donde la venta de coches aumentó un 45 por ciento en 2009, año en el que se comercializaron 13,2 millones de vehículos (contra los 10,4 millones de Estados Unidos en el mismo periodo).
Y es que las ciudades no están preparadas para eso y se han desbordado. Por eso, cada ciudadano debe dejar en casa su automóvil un día a la semana, según su número de matrícula, como sucedió durante un par de años en
Aún así, Beijing se ha convertido ya en una pesadilla para los conductores. En 1977, China tenía solo un millón de propietarios de automóviles. Tres décadas después, la cifra se multiplicó por 50…