MUCHO MÁS QUE EL NOMBRE DE UN AUTÓDROMO.
Tal vez para quienes todavía no llegan a ser cuarentones, ni se han preocupado por la historia del automovilismo nacional, al nombre de Oscar Cabalén sólo lo relacionen con el autódromo existente en Alta Gracia. Grave desconocimiento sobretodo, si se reconocen seguidores de las carreras de autos. Oscar Cabalén, el Califa, para el ambiente, fue uno de los muy destacados pilotos de una época dorada de nuestro automovilismo.
Decir que Cabalén debutó en el TC en 1950, y que antes de sobresalir ya en los 60, tuvo meritorias actuaciones internacionales con autos de Turismo, puede quedar muy lejos en el tiempo para los aficionados más jóvenes. Por eso les contamos, terminó tercero en su clase en la edición 1953 de la famosa Carrera Panamericana, y quinto en las legendarias Mil Millas Italianas de 1955.vTambién y aunque te suene extraño, estuvo como uno de los pilotos suplentes de la Scuderia Centro Sud para manejar una Maserati 250F en el Gran Premio de la República Argentina de Fórmula 1 en 1969. No llegó a correr.
Más emparentado el Califa grande con la actualidad del TC, donde tanto se habla de los Ford Mustang, vale recordar que Oscar Cabalén llevó a a la victoria al primer Ford Mustang en Turismo Carretera. Si sos jóven, podés creer o no. Fue hace poco más de 57 años, concretamente el 18 de junio de 1967 en la Vuelta de La Pampa, una de las clásicas competencias en circuitos ruteros de aquella época.
Además de piloto, Cabalén era un hábil comerciante y dueño de un par de agencias de autos, actividad que le permitió en 1966 importar desde Estados Unidos, un Mustang con motor seis cilindros para correrlo en las carreras de TC y Turismo Mejorado. En la última mencionada, venció en la San Juan-Coquimbo y el Gran Premio en 1966; tales resultados lo alentaron para adaptar el motor al TC. La primera satisfacción no tardó en llegar en la mencionada competencia de La Pampa, y la sucesión de éxitos hicieron que la gente de Ford Argentina lo tuviese en cuenta para el proyecto concretado del recordado Prototipo Ford. Auto que bajo las órdenes de Horacio Steven, pretendía hacerle frente al dominio de los Torino en TC. Vaya paradoja, comenzó ahí la parte final y triste de su vida.
Además de elegante y amante del buen vivir, era un hombre de palabra Oscar Cabalén, nacido en Chabas, Santa Fé, el 4 de febrero de 1928. “Prometí probar el Prototipo Ford y voy cumplir lo que dije…”, se le escuchó repetir en aquel agosto de 1967, entre quienes, familiares amigos y gente del ambiente, le aconsejaban desistir de la propuesta ante el cercano antecedente del grave accidente del otro ejemplar del Prototipo Ford. Esa vez en el Autódromo de Buenos Aires, se había llevado la vida de José Luis Gimenez acompañante del Atilio Viale del Carril, quien padeciera serias quemaduras. Como integrante del equipo, Cabalén había sido testigo cercano del drama en la tarde del 17 de agosto.
Vital y determinado con el optimismo que le imprimía a sus convicciones, Cabalén llegó al circuito de la Siderurgía Argentina en San Nicolás, en la fría mañana de un 25 de agosto de hace 57 años; día en el que la mayoría de las expectativas deportivas, estaban puesta en la revancha de la final de la Copa Libertadores de América que Racing jugaba en Montevideo ante Nacional de Uruguay, fen el camino de lo que sería su consagración famericana y mundial.
“Bajo y dejo la campera”, le avisó Horacio Pedernera, su amigo y habitual acompañante, cuando Cabalén entro a boxes tras completar la vuelta inicial de reconocimiento con el Prototipo Ford. Fueron unos pocos segundos pero los suficientes para que Guillermo Arnaiz, piloto de motos y ayudante del equipo, viese su oportunidad para experimentar sus sensaciones sobre un auto de carrera conducido por su admirado Califa. “Llevame, vos siempre me lo prometiste”, le mandó en tono de súplica a Cabalén. Generoso como lo era con quienes apreciaba, el “dale subí…”, no tardó en escuchar. Arnaiz subiría sin imaginar claro, que el viaje tan deseado no tendría retorno. El destino estaba preparando un nuevo ejemplo, de como un simple hecho transforma de maneras tan diferentes las vidas de dos personas.
Y resultó nomás, un viaje sin retorno. Segundos después el ruido de una fuerte explosión, seguido de una humareda negra que comenzó a elevarse, presagiaron una muy mala tarde nicoleña. Y sucedió lo peor. La versión más consistente habló de un despiste del auto, seguido de un fuerte golpe contra una alcantarilla, y el estallido en llamas que lo consumió. Versiones nunca comprobadas hablaron de un camión de Vialidad, aparecido de repente y en forma imprevista, que obligó a una brusca maniobra de Cabalén que derivó en la salida del camino. Lo cierto fue que no hubo nada que hacer para salvar las vidas de Cabalén y Arnaiz. Un sorprendido y conmovido Horacio Pedernera, fue el milagroso sobreviviente. Vivió para contarlo hasta 2011, sin dejar de emocionarse ante el recuerdo de su amigo Cabalén caído en aras de su pasión.
Por sus circunstancias y la figura de Cabalén, el accidente conmovió el ambiente del automovilismo y a la opinión pública, y además motivó la suspensión de la carrera prevista para ese fin de semana. La desgracia sumada a la de Viale del Carril una semana antes, reavivaron las críticas y cuestionamientos, a las características técnicas (especialmente las ubicaciones laterales de los tanques de combustible) de los Prototipos Ford, autos cuya vida útil se vio interrumpida. Los Prototipos, en forma inmediata fueron retirados de circulación.
Como pudo saberse,r no hubo consuelo para Ketty Cabalén, la viuda su fiel compañera de Oscar, incluso cuando el Califa arrancó en las carreras de motos. Por la radio se enteró de la noticia más tremenda, mientras viajaba en auto en Córdoba. Reconoció que no se tiró del auto porque en esos momento tenía entre sus brazos a Mariana, la menor de los cinco hijos del matrimonio. Mariana tenía 23 días y nunca conoció a su padre.
Que epoca brillante y trágica al mismo tiempo para el automovilismo. No la viví, pero leí y oí bastante. El TC limitó los prototipos años después pero no encontró seguridad, ya que las muertes se siguieron sucediendo, sobre todo por correr en ruta en cual lado.
Saludos.