EL RALLY DAKAR VINO A RECUPERAR el espíritu fierrero que el mes de enero despertaba en los argentinos.

La tradición se había perdido pero tiene casi un siglo, con las Mil Millas del Turismo Carretera a fines de los años ’30, las máquinas especiales en Retiro o Palermo en los ’40, la Fórmula 1 con Fangio y Froilán en los ’50, las Temporadas Internacionales de Fórmula 2 o Fórmula 3 en los ’60, los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires y el Grand Prix de la República Argentina de F-1 en los ’70 y hasta comienzos de los ’80, un fantástico caudal de folklore automovilístico traducida en sordos ruidos de motores competitivos al auspicio del ocioso calor del verano. El Dakar no solo recupera el mito heroico de la Caracas de 1948, sino también el roce con la mecánica de alto vuelo, una conexión para nada menor con el mundo. 

Hace 45 años se ponían así en marcha los 1.000 Kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en el Autódromo. El cuarto coche en la grilla, el n° 2, es el Berta LR-Cosworth.

Ahora viene a sumarse a la oferta la Fórmula E, con su carrera en Puerto Madero el próximo 10 enero, en una especie de cirquito de remedo de la F-1, una movida marketinera no necesariamente promovida por la categoría que no le hace mucho favor a la flamante especialidad. Pero se agrega a la oferta del enero fierrero. Aunque con la general a 580 pesos no habrá nada que se parezca a la fiesta popular que el Dakar promueve en Tecnópolis. 

Por P.V.

 

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