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A 37 AÑOS DE LA MUERTE DE SU PADRE, PIERO FERRARI LE CONCEDIÓ ESTA ENTREVISTA A LA PERIODISTA GIULIA TONINELLI, DE LA GAZZETTA DELLO SPORT:

Su padre, Enzo Ferrari, fallecido el 14 de agosto de 1988, hace 37 años, transformó un sueño personal en un ideal italiano. Fuerte, veloz y «siempre con la misma visión de siempre», confirma Piero Ferrari, quien recuerda el sueño de su padre con la serenidad que le ha dado su 80.º cumpleaños, celebrado en mayo. Ante los éxitos y las derrotas, «porque son ciclos y, como tales, están destinados a terminar y a volver a empezar».

-Su apellido es un símbolo de Italia en todo el mundo: ¿qué le hace sentir más orgulloso de llamarse Ferrari?

-Lo que todavía me sorprende es lo reconocible que es nuestro nombre. Cuando viajo por el mundo, la gente oye Ferrari y dice: “Me gustan los coches”, y cuando respondo: “Sí, mi padre fundó la empresa”, se quedan sin palabras. No es solo una marca famosa, sino una empresa por la que la gente siente un gran respeto y aprecio.

Un nombre que también acompaña una historia de vida compleja, la de su infancia: ¿qué recuerdos tiene hoy de ella?

Mi infancia fue muy sencilla: vivía con mi madre (Lina Lardi) en Castelvetro, teníamos gallinas, un campo donde cultivábamos cerezas, manzanas… era una vida en plena naturaleza. Mi situación familiar, el hecho de que mi padre tuviera otra esposa y no viviera con nosotros, no me preocupaba entonces: en el colegio todos sabían quién era, pero nadie hacía preguntas.

-¿Fue más difícil para tu madre?

Era una mujer muy inteligente que, por amor a mí y a nuestra pequeña familia, supo aceptar la situación. Hablamos de una época en la que el divorcio no existía y tener hijos fuera del matrimonio era ilegal. Era reservada, incluso en su relación con Enzo: él venía todos los días a comer o cenar, pero no se quedaba mucho tiempo y rara vez dormía. Para mí, en cambio, era normal; había crecido con ello y no me molestaba.

Enzo Ferrari ha sido descrito de muchas maneras, a través de testimonios, películas y libros. Pero, en su opinión, ¿qué clase de hombre era?

Era un camaleón. Sabía cambiar de actitud y forma de hablar según con quién hablara. Ya fuera con un político, un empleado o cualquier otra persona, sabía cómo abordar las cosas de la manera correcta. Es una habilidad que siempre he admirado.

-A menudo ha dicho que su padre no era un hombre de muchas palabras. ¿Cómo aprendió de él?

-Enzo nunca me dijo: “Ven aquí y te explico cómo se hace” o «Ven aquí y te contaré cómo fue esta historia», pero aprendí de lo que hacía, de su forma de trabajar y de cómo interactuaba con los demás, observándolo.

-¿Hay algo que te hubiera gustado preguntarle?

Sí, me habría gustado saber más sobre cómo afrontó los momentos más difíciles de su vida y de la empresa: cuando dejó Alfa Romeo, cuando se vio a cargo del nacimiento de Ferrari durante la guerra. Pero no le gustaba hablar de ello, sobre todo de la guerra; eran temas que nunca tocaba.

-Así como los parientes de Dino, un hermano al que nunca conoció.

-Exactamente, nunca lo conocí. Cuando murió mi abuela, mi padre y yo fuimos a su casa. Tomó una hermosa foto de Dino y me la dio, diciéndome: “Quédatela, era tu hermano”. Fue la primera vez que realmente me habló de ello; fue un tema muy doloroso.

-¿Cómo fue para ti, como hijo de Enzo, incorporarte a Ferrari?

-No fue tan difícil como podrías pensar: ya era un gran aficionado a la mecánica, y eso me ayudó. Mi padre no me presentó oficialmente en la empresa, pero me confió al ingeniero (Federico) Giberti, quien había sido el primer empleado de Ferrari, y aprendí mucho de él.»

-A lo largo de los años en Maranello, has conocido a grandes campeones. ¿Hay algún piloto al que tengas mucho cariño?

Niki Lauda. Mi padre lo eligió tras verlo correr en Montecarlo. Era un joven con mentalidad ganadora, que sabía dónde mejorar el coche y el equipo, no solo conduciendo y asumiendo riesgos. Con los años, forjamos una hermosa amistad.

 

-Tiene dos nietos, Enzo y Piero. ¿Qué hacen hoy?

-Enzo acaba de tener un bebé y me ha convertido en bisabuelo por primera vez. Ahora es el administrador de nuestro fideicomiso y gestiona los diversos negocios y propiedades familiares. Mientras tanto, Piero trabaja en la F1 con la FOM. El año pasado siguió la producción del vídeo de F1 y este año cubrirá los Grandes Premios. De una forma u otra, el automovilismo siempre será algo familiar.

-Ferrari lleva muchos años sin ganar en la Fórmula 1. ¿Qué le falta?

-Creo que es una cuestión de ciclos. La F1 siempre ha funcionado así, y cuando empiezas un ciclo negativo, no sabes cuándo tocarás fondo. Hoy en día, es muy complicado porque no puedes gastar más dinero para reducir las diferencias, dadas las limitaciones del límite presupuestario. Necesitas encadenar una serie de factores ganadores para cambiar de rumbo.

-¿Ves la misma alma y propósito en la Ferrari actual?

-Creo que sí. El espíritu es el mismo; basta con mirar a los empleados: hay un fuerte sentido de pertenencia. En Maranello, los ves después del trabajo todavía con sus uniformes, porque ser parte de Ferrari, para quienes trabajan allí, representa un valor.

-Cumplió 80 años en mayo. ¿Qué lección ha aprendido con la edad?

-He aprendido a ver lo que la vida me depara con menos emoción. A no obsesionarme demasiado con los problemas, sino también con los mejores momentos. A intentar analizar las cosas con una serenidad que falta cuando se es joven.

18/8/2025

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