UN ESTILO DISTINTO
Suelen ser tentadoras las sentencias al compás de los resultados. Por eso en muchos surgió la espontánea y terminante “Canapino es el mejor piloto argentino”, apenas concretada su gran victoria en los 1.000 Km del TC, y con el fresco recuerdo de su triunfo una semana antes en el Súper TC 2000 en Oberá. El dato de su liderazgo en el Top Race sumó fuerza a la sentencia.
No es la primera vez que se escucha una opinión tan contundente, sobre el postulado dueño del automovilismo nacional.Pasó con Pechito López, con Matías Rossi, con el propio Canapino y hasta con Facundo Ardusso, cuando en la parte inicial de este año hilvanó éxitos en el Súper TC 2000 y el TC. “No sé si soy el mejor piloto de Argentina, tal vez sea el mejor de este momento”, le dijo Ardusso a visionauto en días en que Canapino advertía que, “con este reglamento (luego modificado para los Chevrolet) no puedo defender número 1 en el TC”, y también señalaba la superioridad del Renault Fluence en el Súper TC 2000. Otros tiempos.
Todo esto de ninguna manera pone en un nivel de discusión, a Canapino sobre lo que significa, uno de los mejores pilotos del automovilismo argentino. Eso es indiscutible. Si, señala lo arriesgado de una opinión terminante y absolutista, en una actividad como el automovilismo donde el factor humano está condicionado por el medio mecánico. Son carreras de autos, como se dice, con una influencia cada vez mayor de la tecnología, aunque también como se ve, los mejores autos suelen ser manejados por los mejores pilotos, que son los que mejor saben aprovecharlos en los momentos de mayor rendimiento.
Hay un plus en Canapino, y marca el desequilibrio a la hora de la preferencia en la elección, con relación a otros pilotos de similar nivel. Es su estilo espectacular, de ir siempre al frente, dueño de una insaciable voracidad ganadora y de no dar nada por perdido como bien lo marcó su compañero Martín Ponte al puntualizar que, “Agustín siempre te hace parecer que todo es posible…” en el sutil elogio de lo determinante que fue esa actitud en el triunfo en los 1.000 Km.
Y así es nomás, como fruto de un estilo que no abunda en nuestro automovilismo, al que tampoco lo incentivan los reglamentos de las distintas categorías, que valoran casi por igual llegar que ganar. Un estilo que hace más recordadas y elogiadas sus conquistas, que seduce y atrae como en el fútbol conquistan los equipos que van al frente porque ganen o pierdan, se entregan por el espectáculo.
Y esto es lo que valora el público, aunque paradójicamente en el caso de Canapino le falte ese ángel que lo transforme en ídolo popular. Tal vez no le interese como ocurre con otros pilotos de su generación.
Su espectacularidad y entrega, son las que distinguen a Agustin del resto de sus colegas, sea cual fuese el escalón que ocupe en el podio de los mejores pilotos argentinos. Algo que es circunstancial y dependiente de los resultados, que a su vez dependen de disponer de un buen medio mecánico. En cambio el estilo es algo genuino. Por eso lado hay que valorar entonces lo de Canapino por encima de su feliz actualidad y sentencias contundentes.
Fotos: Prensa Súper TC 2000, ACTC y AIF
Amigos de Vision:
Canapino,Pechito,Rossi y Ardusso integran el poker de ases de nuestro automovilismo actual.Lo noto muy desdibujado a Girolami,como falto de confianza.Un pasito abajo,Werner,Pernia,Ortelli,Santero,Chapur.No tengo claro que jovenes pueden pelear por subirse al podio de los mejores.Saludos desde el sur.
Canapa va a ser idolo. Lastima que el automovilismo esta de capa caida. Solo lo vamos a idolatrar los que estamos metidos en esto. Y coincido con el poquer de ases propuesto por el colega posteador