HACE SETENTA Y CINCO AÑOS, EL BALCARCEÑO INAUGURÓ EN MÓNACO EL CAMINO DE VICTORIAS ARGENTINAS EN EL MUNDIAL QUE LUEGO TRANSITARON FROILÁN GONZÁLEZ Y CARLOS REUTEMANN.
Era otra Fórmula 1 aquella de hace tres cuartos de siglo. Menos tecnológica, más artesanal; más humana, menos comercial; más riesgosa, menos segura.
Bajo esas circunstancia y en el amanecer del Campeonato Mundial, a sólo ocho días de su bautismo en Silverstone, la categoría tuvo su primer encuentro oficial con el Gran Premio de Mónaco, una carrera que desde 1929 formaba parte de una programación de los denominados Autos Especiales como particular cita que combinaba el glamour con la adrenalina y el riesgo propio de las competencias. Transitaba por las intricadas calles del Principado entre imponentes y lujosas mansiones y emblemáticos lugares donde la nobleza de la época ostentaba su mayor poder económico.

Así en un escenario de lujo, la Fórmula1 tuvo un ganador de lujo: Juan Manuel Fangio, nada menos. También Argentina tuvo en el Chueco el representante de lujo para inaugurar, apenas en la segunda fecha del Mundial, la lista de compatriotas inscriptos en esa exclusiva lista de ganadores de Grandes Premios puntuables.
Hasta el momento hay 3 argentinos en esa lista que suma 38 victorias repartidas entre las 24 de Fangio, las 12 de Carlos Alberto Reutemann y el par de José Froilán González. Precisamente Froilán completó con Alfredo Pián el terceto de argentinos participantes en aquel Gran Premio de Mónaco disputado el 21 de mayo de hace 75 años. Ambos debutaban en el Mundial y ambos terminaron en el hospital. Pián, con una pierna fracturada tras el golpe contra las vallas de contención en la Curva del Casino que se dio con su Maserati en los entrenamientos.Este accidente marcó el fin del breve paso de Pián por el Mundial. González fue internado por las quemaduras sufridas en espalda y hombros, por el combustible que derramó su Maserati al soltarse la traba del seguro del tanque de nafta. Fue en la vuelta inicial luego de haber esquivado el múltiple choque que involucró 9 autos, la mitad de los que largaron.

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Dueño de la pole position con su Alfa Romeo 156 en una grilla que con el tercer puesto de Gonzalez vio ¡dos argentinos en la primera fila!, Fangio perdió fugazmente el liderazgo ante su compañero de equipo Giuseppe Farina, pero la recuperó antes de completarse el giro inicial. Tras el tránsito de la chicana, sintió el llamado de su intuición, esa que tantas veces le permitió salvar situaciones complicadas.
LAS VICTORIAS INOLVIDABLES
Cada uno de los pilotos argentinos ganadores en Fórmula 1 tiene triunfos que quedaron en el recuerdo. En el caso de Fangio, además de Mónaco 1950, por ser el primero, sobresale en la memoria, el último en Alemania 1957 por la brillante demostración conductiva con varios récords de vuelta en el extenso y peligroso Nurburgring. Con menos festejos que sus compatriotas, Froilán González, muestra uno, inimitable. Es el de Silverstone 1954, que lo dejó en la historia como el primer ganador con Ferrari. De Carlos Reutemann se destacan los obtenidos en Gran Bretaña 1978, con el preciso sobrepaso a Niki Lauda, y en Brasil 1981, bajo la lluvia y por su rebeldía a la orden de equipo que le pidió darle paso a su compañero Alan Jones.
”Dí un vistazo a las tribunas y noté que las miradas de la gente no estaban puestas en mi auto que iba al frente, sino que las cabezas apuntaban a la zona de Tabac .El día anterior había estado en la sede del Automóvil Club de Mónaco y me llamó la atención una foto de una carrera de 1934 con una imagen similar de la actitud de la gente por un accidente que había ocurrido. Ahí me dije, si miran hacia otro lado es porque hay algo más interesante que el paso de mi auto en punta. Y ahí vino a mi mente la imagen de la fotografía que había visto en el Automóvil Club de Mónaco. Recordarla y comenzar a frenar y rebajar fue un todo. Eso me salvó porque detrás del paredón de la Curva Tabac, encontré un montón de autos chocados y combustible derramado en el piso. Alcané a frenar a centímetros de uno de los autos detenidos, apoyé mis manos sobre la rueda trasera izquierda, empujé el auto hacia atrás y me separé lo suficiente como para poner primera y maniobrar hacia el huequito que quedaba. Me pegué al paredón interno y pasé…” contó mil veces el Chueco sobre la forma en que superó el complicado escollo y marchó al triunfo.

“A partir de ese momento, la carrera se hizo fácil” agregaba el relato de Juan Manuel. Igual tuvo que completar las interminables 100 vueltas que le demandaron un tiempo total de 3h 13m18s 7/10 a un promedio de 98,701 Km/h. Son cifras extrañas para esta época pero eran habituales en los 50. El Alfa respondió sin problemas y Fangio fue aumentando su ventaja con el desarrollo de la carrera hasta recibir la bandera de a cuadro con una vuelta de ventaja sobre Alberto Ascari, piloto de una de las tres Ferrari que ese día hicieron su debut mundialista. Apenas siete autos terminaron la carrera y entre ellos , se contó la Maserati del local Louis Chiron con su tercer puesto. Fue el mejor resultado de quien ya retirado se convirtió en una personaje clave en la organización de la carrera monegasca. Igual no subió al podio porque ese lugar por entonces sólo estaba limitado al ganador para que recibiese el trofeo de manos del Principe Rainiero.
A 75 años de aquel festejo de Fangio y con una Fórmula 1 muy distinta, Mónaco recibe, con el glamour de siempre, a otro argentino decidido a marcar la historia: Franco Colapinto. Es la actual esperanza argentina para en el futuro ingresar al camino ganador que Fangio inauguró aquel lejano 21 de mayo de 1950.
“Hoy por hoy es una expresión de deseo, primero deberíamos agregar un tercer auto, algo que no es sencillo. En el caso de Agustín es el único argentino que la corrió dos veces en la actualidad, sería el único en poder hacerla. Sería espectacular, pero se tendrían que dar un montón de cosas”, agregó Juncos.