EN EL IMAGINARIO altar de la idolatría popular, en la Argentina, en el mundo a 20 años de su muerte, Juan Manuel Fangio, su recuerdo, su figura inconfundible, sus hazañas, su grandeza, se mantienen incolumne; perforan el paso de las generaciones.
Sobre figuras, de tamaña envergadura como la que encarna Fangio, se ha escrito y hablado a raudales. Aún para los que sueñan con hacer realidad el sueño de llegar a la “máxima”, la Fórmula 1 o volar alto en el automovilismo, su figura sigue siendo referencial.
Fangio, ese tipo simple, de poco hablar, humilde desde su niñez cuando despuntó en la mecánica luego de largar los estudios, el paso previo a su desembarco en el mundo de la velocidad que lo atrapó hasta el fin de sus días.
Aunque en cualquier deporte y más aún en el automovilismo, las comparaciones carezcan de sentido habida cuenta de las epocas y cambios fenomenales que se han dado en la evolución del deporte motor, la luz de Fangio ha seguido alumbrando y «ganándole» a otros genios del volante.
Aquel 17 de julio de hace 20 años, los argentinos y sus seguidores en el mundo entero, quedaron golpeados ante lo irreversible: Había muerto el Chueco; como merecía, sus restos fueron velados en el Salón Dorado de la Casa Rosada y luego en la sede central del Automóvil Club Argentino por donde desfiló el pueblo para agradecerle a su ídolo por el orgullo que les hizo sentir. Su última morada fue Balcarce, donde dio el puntapié inicial a su fenomenal historia que aún hoy, a dos décadas de su fallecimiento, pareciera que su figura se renovara cada vez que se habla de corredores elegidos que ha deparado la historia del automovilismo mundial.
Campeón de Turismo Carretera en 1940-1941 luego de debutar en 1938; uno de los protagonistas de la más grande rivalidad que quedó marcada a fuego: Fangio vs los Gálvez, Juan y Oscar, irrepetible, única, fantástica, generador de pasiones que perduran entre los que peinan canas. Sinónimo de Chevrolet, los Gálvez de Ford. ¿Qué más?.
Su grandeza la alcanzó sobre los autos con ruedas al aire libre, los monoplazas donde comenzó en Fuerza Libre (antecesora de la Fórmula 1 Mecánica Argentina) donde ganó 4 veces desde 1947 a 1949 con un Volpi-Chevrolet y en 1950 con un Talbot. En 1947, tocó a su puerta la posibilidad que lo catapultaría a la cima del deporte motor mundial, apoyado por el gobierno argentino de entonces, empezó a correr en Europa, fue entre 1947 y 1958. La Fórmula 1 donde logró los míticos 5 campeonatos mundiales, lo situó en el Olimpo (1951-1954-1955-1956-1957). Mercedes-Benz, Maserati, Alfa Romeo y Ferrari, disfrutaron de su talento conductivo sin par, lo mismo que los aficionados del mundo que lo amaron.
Fangio: 24 victorias en F-1, 35 podios, 29 pole positions y 23 vueltas rápidas en 59 grandes premios. Recién en 2003, Michael Schumacher pudo doblegar la marca fenomenal de 5 títulos mundiales. Perdura no sólo en la memoria, también en el espléndido Museo en Balcarce.
El 24 de junio de 1911 había nacido en Balcarce, el destino le tenía reservado un destino inconmensurable en el deporte argentino y mundial. Murió el 17 de julio de 1995 a los 84 años.
“El Chueco”, el que debutó desde el anonimato el 27 de marzo de 1938 en TC en Necochea, como acompañante de Luis Finochietti, no imaginó en aquellos albores de su vida deportiva, la gloria que lo abrazaría.
Por Carlos Saavedra