NO PODIA SER OTRO.

Lewis Hamilton es un reconocido contestatario y defensor de los derechos humanos y las libertades individuales dentro de un mundo de la Fórmula 1 que por lo general prefiere el silencio. Por eso no extrañó que el inglés fuese el primero en reaccionar ante la política de bocas cerradas que intenta implementar la Federación Internacional del Automóvil (FIA) con la prohibición de hacer declaraciones o comentarios políticos, religiosos o personales sin su autorización previa.

La FIA nunca vio con agrado la actitud de varios pilotos de arrodillarse en la grilla de los Grandes Premios en apoyo a la protesta de Lewis Hamilton.

“Estoy preocupado porque todavía hay muchos obstáculos que superar en ese sentido. Con suerte, no será así por mucho más tiempo, pero es triste ver que estas cosas todavía existen. Si no puedo tener conversaciones con la gente, si no puedo hablar, esos temas tan delicados no tendrán la repercusión que deben tener. Por lo tanto, las organizaciones que pueden cambiarlo y no dedicarán sus energías a mejorar eso» argumenta Lewis,

«Lo hecho en 2020 tuvo un gran impacto personal Por eso me siento empoderado para ponerme de pie y hablar abiertamente sobre cualquier tema. Independientemente del resultado, sé que siempre hay que decir y hacer cosas, porque mucha gente está sufriendo» agregó Lewis antes de rematar con esta dura advertencia:.

Otra forma de protesta de los pilotos en los distintos circuitos fue el uso de remeras con alusiones a la discriminación racial. Siempre con Hamilton como líder.

«Si no puedo defender los derechos humanos y no puedo continuar con lo que he estado haciendo estos años, prefiero no correr más«. Qué tal. Muy bien por Hamilton y sus convicciones. Es cierto que el inglés tiene la ancha espalda deportiva y económica para expresar libremente sus opiniones, pero no todos lo hacen en condiciones similares, y no sólo en el automovilismo sino en otros deportes.

Ahora habrá que ver qué pasa si Hamilton no es autorizado a hablar de ciertos temas conflictivos, promover actitudes de protesta o usar remeras o portar carteles con sus opiniones. La FIA amenaza con fuertes multas. Ya hubo asperezas entre la FIA y Hamilton, por actitudes contestatarias del inglés. A fines del 2021, disgustado por la polémica definición que le impidió su 8° título, se negó a concurrir a la cena de entrega de premios. Atenuó la multa de 50.000 euros con una donación acordada con Bin Sulayem, presidente de la FIA… El año pasado recibió otra multa de 25.000 euros por negarse a quitarse un piercing. Se la pagó Mercedes Benz, su equipo.

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Veremos que ocurre ahora si la FIA mantiene la censurable política de bocas cerradas y si Hamilton sigue con su elogiable actitud de opiniones libres.

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