SE LLAMA LEENA y, como su hermana Teena, es ingeniera recibida en Manchester. El domingo logró la victoria más importante de su carrera.
Por Pablo Vignone
En el fabuloso equipo Audi Sport, ganador de diez de las últimas 13 ediciones de las 24 Horas de Le Mans, la cara más visible es la del circunspecto Herr Doktor Wolfgang Ullrich, el director deportivo de la marca de los cuatro anillos. Cada tanto se lo ve a Reinhold Joest, el ex piloto que creó el equipo homónimo, base de la poderosa escuadra que ahora representa oficialmente a la marca, o a Ralf Juttner, que empezó con Joest cuando hacían ganar a los Porsche 962 en la década del ’80 y que ahora es el director técnico del Audi Sport.
Pero no se conoce mucho a Howden Haynes, el director de ingeniería del equipo, que a la vez es ingeniero de pista de la tripulación más exitosa de la marca, la que conforman Tom Kristensen (8 victorias en Le Mans), Allan McNish (2 victorias) y Rinaldo Capello (3 triunfos). Haynes llevó a la tripulación a su última victoria en el clásico francés, en 2008: es el verdadero cerebro de la operación en pista.
A su lado creció Leena Gade, la ingeniera de Manchester, de 35 años, que lo asistió en su momento como responsable de telemetría y análisis de datos. Resultó tan buena en su tarea que para este año le dieron una misión más especial: fue la ingeniera de pista del Audi R18 nº 2 que condujeron Benoit Treluyer, André Lotterer y Marcel Fassler.
Leena Gade, saludada por Wolfgang Ullrich en la calle de boxes de Le Mans tras la victoria del Audi nº 2
Los resultados están a la vista. Treluyer marcó la pole position, y el nº 2 fue el único sobreviviente de Audi en las útimas 16 horas de las 24, después de las piñas monumentales de McNish y Mike Rockenfeller. Lotterer condujo sin relevo las últimas 60 vueltas de la carrera (casi 820 kilómetros…), sin cometer el más mínimo error… con una voz femenina en el oído.
“No puedo creer lo que pasó y me parece que voy a tardar un par de semanas en darme cuenta –dijo Leena tras la victoria al servicio de prensa de la marca- Nuestro auto largó desde la pole, marcó el record de vuelta y no tuvo ningún problema mecánico en lo que era su segunda carrera. Tuvimos que correr a fondo durante todas las 24 Horas”.
Con un aire a Carrie Fisher, la Princesa Leia en Star Wars, Leena siguió a su auto a través de la cámara on-board durante las 24 Horas, y admite que se pegó un buen susto. “Ví una gran nube de polvo y pensé ‘parece uno de nuestros autos’. Fue tremendamente aterrador”. Era el accidente de McNish…
“Yo soy el principal contacto con el piloto –recuerda- La relación entre el ingeniero y el piloto tiene que ser fuerte, y la confianza juega una parte vital para ganar rendimiento. Una equivocación, un mal cálculo, pudieron haber sido la diferencia entre la victoria y una derrota”
Los pilotos probaron, comentaron, sugirieron, pero la puesta a punto final la decidió la ingeniera Gade. “Soy responsable de las decisiones finales sobre el auto. Si una parte se mueve, cambia de temperatura o de presión, estoy al tanto. Toda la información de la que dispongo la uso para instruir al piloto por radio, sobre cómo mantener las cubiertas o maximizar la performance del motor”.
Leena decidió que quería ser ingeniera cuando miraba por TV las batallas entre Alain Prost y Ayrton Senna en Fórmula 1. A los 17 buscaba trabajo como mecánica en equipos de Fórmula 3. Estudió ingeniería mecánica y aeroespacial, y empezó su carrera en el automovilismo como analista de datos. Arrastró a su hermana menor Teena, y nunca sintió que ser mujer era un handicap en este negocio. “Siendo mujer soy bien visible, así que tenía quer muy buena en lo que iba a haber. Pero cualquiera tiene que tener la piel dura en esto, porque es muy estresante. Los muchachos me tratan como a cualquier otro”.
Ahora no tanto, probablemente.