LA NEGLIGENCIA INTOLERABLE SE LLEVÓ OTRA VIDA

Que el automovilismo es un deporte de riesgo desde su mismo origen, de eso nadie duda. Pero cuando la negligencia hace su aparición esos riesgos se disparan hasta límites insospechados. Y eso fue lo que pasó ayer en el Gálvez cuando, mientras se disputaba la final de la Clase A del Procar 4000, un auxiliar de pista fue embestido mientras se aprestaba a rescatar a un vehículo despistado, lo que le provocó la muerte un rato más tarde.

Todo pasó en cuestión de segundos: Leonardo Olmos había perdido el control de su Chevrolet en el curvón, una zona en la que se transita a unos 180 km/h. Enseguida, una camioneta de rescate se acercó al sector para sacar rápidamente al vehículo, ubicado en una zona de sumo riesgo. Y aquí ocurrió el error que terminó siendo fatal, ya que se debió haber neutralizado la carrera con auto de seguridad, algo que no sucedió, por lo que toda la responsabilidad recae sobre los comisarios deportivos, quienes son los que debe dar la orden de que el citado auto ingrese a pista.

Con la carrera en curso, Carlos Ortega se bajó de la camioneta de rescate y, en ese momento, la Chevy de Mauricio Giovanetti entró en trompo en el curvón e impacto con mucha violencia tanto al vehículo de socorro -terminó volcado- como al auxiliar, que salió despedido por el aire. Sus dos compañeros de bajaron de la pick up rápidamente y fueron a atender a Ortega, que yacía inmóvil en el suelo. Momentos después fue trasladado al Hospital Santojanni, donde a pesar de los esfuerzos de los médicos que lo atendieron, no pudieron salvarle la vida a quien también había sido piloto y dirigente.

Mirá el terrible golpe:

«Fue un error humano del deportivo a cargo de la pista. Para que la camioneta de rescate entre a esa zona debía estar la carrera neutralizada», explicaron desde la categoría. Un rato antes, en la Clase B, se había un accidente de magnitud, protagonizado por Ricardo Ruiz (Chevrolet), aunque sin consecuencias…

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Hace poco en el Autódromo de Resistencia, un episodio incomprensible derivó días después en la muerte de Juan Carlos Iglesias, luego de una muestra de incompetencia increíble al momento de ocurrir el hecho. Lo cierto es que, una vez más, en este caso nada menos que en el autódromo porteño, el «Coliseo»,, la tragedia dio el presente en el automovilismo, con el agravante de que la situación pudo haber sido fácilmente evitable. Muchas veces, la diosa fortuna ha posado su mano y todo queda sólo en una anécdota, pero no siempre.

¿Hasta cuándo se seguirá jugando a la ruleta rusa?