UNA FIERA PARA TODO.
“Rafaela es un circuito donde la gente nos quiere ver correr, porque forma parte de la mística del automovilismo”.
Da en el blanco la definición de Leonel Pernía sobre la atracción que provoca cada carrera en Rafaela. Es lógica esa atracción, se trata de ver autos de carrera a casi 300 Km/h con el riesgo latente en cada momento. Algo propio del automovilismo que como bien puntualiza Pernía, “forma parte de las reglas de juego”, y que se ha perdido en los últimos años. “Por su alta velocidad, Rafaela es un circuito muy desafiante para los pilotos», señala Pernia, quien se entusiasmó con la decisión de utilizar las chicanas 1 y 3 del circuito grande.
“A las dos chicanas se llega muy rápido, especialmente a la segunda. Esto crea alternativas de sobrepasos en los frenajes, y genera la posibilidad que la carrera se defina en la última vuelta”, analiza Leo quien por encima de su deseo, tiene una visión escéptica sobre la posibilidad de correr en el óvalo, o mejor dicho en el legendario circuito grande compuesto por dos largas rectas enlazadas por dos amplios curvones peraltados.
“Creo que estamos muy lejos, a años luz diría, de poder correr en el denominado óvalo. Hay que hacer muchos trabajos de seguridad, no sólo con los alambrados, sino también con las protecciones para que absorban los impactos y no rompan autos y lastimen en pilotos como los actuales muros. No hay más que sacar fotos de los óvalos de Estados Unidos y Rafaela, para comparar ver todo lo que hay que hace falta acá. Son trabajos muy costosos, y es imposible hacerlo sin apoyo del gobierno.”
-Sin embargo, en los 60, 70, y 80 se corría en el óvalo con frecuencia y sin tanta seguridad. Los pilotos de entonces ¿eran más valientes o más inconscientes?
-Eran diferentes las cosas. Los coches no doblaban tan rápido, y el tema de la seguridad no era tan considerado, incluso en la Fórmula 1, donde había carreras con mucha gente al costado de las pistas y si alguno se despistaba hacía un desastre. Con el tiempo mejoraron esas medidas de seguridad, porque se fue tomando conciencia del valor de la vida y los accidentes y muertes no se toman como cosas naturales, aunque forman parte del riesgo de las carreras.
-Vamos a lo deportivo, ¿cómo tomó la dirigencia del TC 2000 los reclamos por el tema de los lastres?
-Lo tomaron bien. Nos han escuchado y quedaron en trabajar para modificar algunas cosas en el futuro. No creo que sea para este año, porque no sería muy prolijo.
-¿En qué categorías de las tres en las que participas (TC, TC 2000 y TN), te ves con más chances para ser campeón?
-En el TN, y especialmente en el TC 2000, donde hemos logrado buena confiabilidad. No será fácil luchar contra los Chevrolet, y menos ahora que Canapino carga menos kilos, pero creo que podemos ganarle. Es un tema el de los lastres, porque a partir de cargar 40 Kg dejás de tener buenas chances para pelear la punta. En cambio, no me veo candidato en el TC, porque pese a que estamos bien en todos los rubros, nos falta armonizarlos mejor para tener la contundencia necesaria para ganar.
-En la Fórmula Nacional hay otro Pernia (Tiago) en carrera, para asegurar la continuidad del apellido en el automovilismo, ¿cómo lo ves?
-Lo veo muy bien. Cada vez más firme y seguro. Es disciplinado, sabe escuchar y aprende rápido. Por supuesto que le falta mucho, pero va por buen camino y sin apresuramientos. Espero en los próximos tres o cuatro años encontrarnos en alguna categoría y correr juntos.
-Cuando dejes de correr, ¿te imaginás ser director deportivo de Tiago en un equipo propio?
-No creo, porque para ese momento, mi gran sueño es ser director técnico de Boca, y armar un equipo de trabajo con mi hermano Mariano. Me gusta el automovilismo pero también me apasiona el futbol y Boca, que por sobre distintas circunstancias, políticas y deportivas, no está pasando un buen momento. Por esa pasión es que en el futuro, cuando me retire del automovilismo, me gustaría ser el técnico por encima de cualquier otro club, incluso europeo.
Leonel Pernía. Por ahora piloto de automovilismo.