«Today we spoke and we’re cool, still friends #noproblem,» Lewis Hamilton ni siquiera necesitó los 140 caracteres…

«Hablamos hoy y estamos bien, todavía somos amigos, no hay problemas» avisó el piloto inglés, el mismo que una semana atrás ni siquiera miró de frente a su compañero Nico Rosberg en el podio del Grand Prix de Mónaco.

¡Qué semana! Se dijo de todo, menos entre ellos. El director deportivo de Mercedes, Toto Wolff, había avisado que no tolerarían que entre sus dos pilotos se produjera una rivalidad al estilo de la que mantuvieron Ayrton Senna y Alain Prost, aunque no pocos creyeron que, en ese caso, era lo mejor que podía ocurrirle a esta F-1 modelo 2014 dominada ampliamente por Mercedes…

Rosberg adelante, Hamilton atrás, así fue todo el fin de semana de Mónaco.

Niki Lauda, una suerte de delegado del directorio de Mercedes dentro del equipo, algo así como el padrino de la escuadra, había avisado que su misión era dialogar con Hamilton para hacerle retroceder posiciones. Eso parece haber sucedido.

Mientras tanto, mucho se comentó el incidente de la clasificación de Monte Carlo, cuando Rosberg siguió de largo en Mirabeau y le arruinó la vuelta a Hamilton, un giro que podía haber sido la pole. Ex pilotos como Martin Brundle o John Watson desestimaron que Rosberg fabricara adrede la maniobra, aunque Brundle, que es comentarista de TV, admitió sentirse «en minoría». David Coulthard fue más elegante: «el único que lo sabe es Rosberg, los demás solo tenemos opiniones» dijo para enmascarar lo que realmente piensa. 

En varias notas escritas durante la semana se citaron a pilotos en actividad, sin dar sus nombres, claro, como señalando a Rosberg por la intencionalidad de la maniobra. Uno de ellos, Felipe Massa, fue directo. «Lo hizo a propósito, muestra la presión con la que está operando».

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Lo interesante del caso es que el comisario deportivo ex piloto que actuó en Mónaco fue Derek Warwick, que es inglés como Hamilton, y que soportó críticas en la semana por presuntamente haber perjudicado a un compatriota en detrimento de (¡nada menos!) un alemán. Con un agravante: Warwick es el presidente en ejercicio del BDRC, el Club de Pilotos Británicos… «Uno no puede encontrar un piloto más honesto que Nico -dijo en su defensa- Teníamos toda la data de Mercedes, incluyendo la de Lewis. Nos tomó tiempo decidir… No interrogué a Nico, más bien lo entrevisté, y me dio las respuestas que yo necesitaba. Es una gran decisión mover a un piloto al fondo de la grilla, porque estás afectando el resultado de una carrera y, acaso, de un campeonato…»

¿Será así de ahora en más, todo sonrisas en Mercedes?

La polémica se extendió más allá. Charlie Whiting, el director de carreras de la F-1, propuso una solución creativa para problemas como éstos: si en los últimos tres minutos de la Q3, la fase decisiva de la clasificación, aparece una bandera amarilla (como sucedió en Mónaco, perjudicando a Hamilton en este caso), automáticamente debería extenderse un minuto la Q3, para darles a los pilotos hipotéticamente perjudicados la chance de un giro más. Nunca será lo mismo, en especial por el estado de las cubiertas, pero eso podría disuadir a los traviesos de efectuar maniobras desbordantes de picardía…

Como sea, Hamilton avisó que habrá calma. Será, por lo menos, hasta el próxima choque, este fin de semana en Canadá, dónde siempre le ha ido muy bien: tres veces ganador y una vez tercero en los seis Grands Prix que disputó en Montreal, de los que, en tres, partió desde la pole-position; lo mejor que tiene Rosberg allí es un quinto puesto. 

Por P.V.

Fotos: Motorsport.com

 

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