ACTIVA Y CONTROVERTIDA.
Así fue la vida de Max Mosley que se apagó a los 81 años en Londres, tras una dura y larga lucha contra el cáncer.
«Es como perder a alguien de la familia, como si perdiera a un hermano. Hizo muchas cosas buenas no sólo para el automovilismo, también para la industria. Era muy bueno para asegurarse que la gente construyera coches que resultaran seguros«, sentenció Ecclestone. Bernie, su amigo, socio, aliado y compinche, durante las diferentes etapas en el automovilismo. Especialmente durante las batallas por el control de la Máxima, sostenida en los 80/90 con Jean Marie Balestre, por entonces presidente de la FISA (actual FIA); cargo que Mosley le ganó en una elección al dirigente francés en 1993, ejercido hasta 2009 cuando tomó la posta Jean Todt.
Astuto declarante, las palabras de Ecclestone, rescataron uno de los reconocidos perfiles positivos de Mosley como presidente de la Federación internacional del Automóvil (FIA). Ocurrió que durante su gestión, fue el impulsor de grandes cambios en las medidas de seguridad en la Fórmula 1, una tarea potenicada potenció tras las muertes de Ayrton Senna y Roland Ratzemberger en Imola 1994. Dos décadas sin accidentes mortales en los Grandes Premios, reflejaron el éxito de sus decisiones en pos de la seguridad, también extendidads a los autos de calle.
Corredor aficionado en su juventud, Mosley llegó hasta Fórmula 2, y estuvo en Hockenheim entre los participantes de la trágica carrera de la muerte de Jim Clark, en abril de 1968. Colgó el casco al año siguiente, pero no dejó el automovilismo, tanto que fue uno de los fundadores de March Engineering, empresa constructora de autos de F-1 y otras categorías. Su título de abogado le sirvió para convertirse en asesor legal de la Asociación de Constructores de la Fórmula 1, la famosa FOCA, presidida por entonces por su amigo Ecclestone. Desde ese lugar tuvo una vital importancia en la redacción de los distintos Pactos de la Concordia, que rigieron las relaciones entre los equipos y las autoridades y la distribución de los ingresos. No le faltaron detractores entre los directores de equipo. Ron Dennis se convirtió de aliado a enemigo, luego de la multa de 100 millones de dólares que la FIA le aplicó a McLaren por el caso de espionaje en 2007.
Hijo del político fundador del partido fascista británico Sir Oswald Mosley y Lady Diana Mitford (uno de los invitados al casamiento fue Adolf Hitler), a Mosley lo alcanzó el escándalo en 2008 surgido por la publicación y videos de News of the World, que lo mostró con cinco prostitutas en una orgía sadomasoquista con estética nazi. Mosley demandó al periódico británico por considerarlo una violación a su vida privada y logró una indemnización de 80.000 euros. Ese escándalo provocó que muchos equipos pidieran su dimisión. Mosley pudo mantener su cargo, pero al año siguiente no se presentó a la reelección. Desde entonces intensificó su tarea de abogado en causas contra la prensa, que consideraba sensacionalista pero sin que en algún momento tuviese una señal de arrepentimiento por sus actitudes sadomasoquistas.