NUNCA TIENE MAYOR SENTIDO leer entre líneas los resultados de los ensayos de pretemporada de la Fórmula 1
Eso, porque a diferencia de un Grand Prix, no se establece allí un plano de comparación válido: los planes de los equipos no son homogéneos y ni siquiera hay control técnico.
Ahí tenés a Ferrari, que hizo unos tiempos buenísimos en la primera semana de ensayos en Jerez, pero que a Australia llevan motores despreparados, porque no están seguros de que, con la puesta a punto que usaron en las prácticas, soporten un GP completo.
Sin embargo, no dejaron de ser auspiciosos algunos rendimientos, como los que mostraron los Lotus E23 Hybrid que conducen Pastor Maldonado y Romain Grosjean. Los tiempos que marcaron los coches negros, con gomas blandas y superblandas, volvieron a poner a la marca en el candelero.
¡Qué novedad! Los Mercedes siguen marcando el camino: marcaron todos sus tiempos usando un solo auto y ¡el mismo motor!. Pero está claro que el cambio operado en Lotus, abandonando los motores Renault para adoptar los impulsores alemanes, puede proporcionar el resultado esperado luego de un año nefasto.
Tras un pasado de gloria que incluyó varios campeonatos mundiales, victorias extraordinarios y autos icónicos (como el negro y dorado John Player Special Lotus 72), y que fue apagándose tras la muerte de su creador, Colin Chapman, en 1982, hasta abandonar el circo completamente en 1994, Lotus regresó a la F-1 en 2012, cuando Renault decidió vender el equipo al Grupo Genii de Gerard López para transformarse solo en proveedor de motores.
El ingenioso equipo técnico que encabezaba James Allison (ahora en Ferrari) produjo con poco presupuesto coches rápidos y efectivos, que le reportó dos triunfos a otro que volvía a la F-1, Kimi Raikkonen, en Abu Dhabi 2012 y Australia 2013. Problemas económicos produjeron una sangría en el equipo, empezando por Allison pero que se llevó puestos a 100 de los 400 empleados que tenía Lotus a comienzos de 2013, y eso se reflejó en los pobres resultados conseguidos durante 2014, a los que sin duda contribuyó, de paso, el poco potente Renault V6 híbrido. Un pálido octavo puesto final en el torneo, con solo 10 puntos, reflejó el punto más bajo del equipo en este reencuentro con la F-1.
El magnate inglés Andy Ruhan aportó capital durante la última parte del año pasado y puso a un hombre de su confianza, Matthew Carter, a manejar la escuadra en paralelo con Federico Gastaldi, que había sido designado por López cuando Eric Boullier dejó ese lugar para ir a McLaren. Algunos ingenieros que quedaron en libertad de acción con las debacles de Marussia y Caterham se sumaron a la escuadra que, algo más robustecida, intenta resurgir.
Por P.V.
Fotos: Lotus